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Hacia 1635, Rubens recibe uno de sus más importantes encargos. Felipe IV había ordenado remodelar un viejo pabellón de caza que había en el monte de El Pardo conocido como la Torre de la Parada. Rubens sería el encargado de decorar las tres plantas de esta nueva construcción, mas, debido a la grandeza del encargo, tuvo que contar con sus ayudantes Paul de Vos, Peter Snayers y Frans Snyders. Velázquez también realizó varias obras para este lugar.Los episodios mitológicos pintados por el maestro están inspirados en la "Metamorfosis" de Ovidio, aunque sin ninguna intención alegórica, más bien representando las pasiones e impulsos de los dioses del Olimpo. El Rapto de Deidamia es una de las escenas más violentas, en la que los escorzos son más pronunciados. Representa el momento en el que uno de los centauros intenta raptar a la bella Deidamia, justo en el banquete posterior a su boda. Teseo sujeta a la joven para evitar el secuestro, otros invitados saltan sobre la mesa para ayudar al héroe y la madre de la novia la sujeta desde el suelo, creando un fortísimo escorzo. La violencia del momento provoca la caída de la vajilla al suelo, las banquetas o los manteles. Las expresiones de los rostros reflejan perfectamente el miedo, la sorpresa y la tensión que se vive en la escena. Las figuras se sitúan en primer plano, olvidándose el maestro del fondo, dando la impresión de ser un altorrelieve clásico por el increíble volumen que se obtiene. Las luces son empleadas de tal manera que elevan la inmensa tensión del momento. Resulta curioso el contraste entre la piel de Deidamia, más blanquecina según el gusto de la época, y la de los hombres, tostada por el sol. Las figuras del fondo, más desdibujadas, huyen. La contemplación de esta obra en el Museo del Prado resulta verdaderamente sobrecogedora.
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Europa, hija del rey de Sidón, era una bella muchacha que gustaba de correr los floridos prados cercanos al mar acompañada de sus nobles sirvientas. Júpiter tuvo la oportunidad de contemplarla por lo que, enamorado de la atractiva joven, decidió raptarla tomando la forma de un espectacular toro blanco. Europa y sus compañeras no sintieron temor ante la llegada del animal, e incluso la princesa decidió subir a lomos de aquel atractivo bóvido para seguir sus juegos. El toro dio un brinco y se lanzó corriendo hacia el mar, seguido de una procesión de seres marinos encabezada por Poseidón. Júpiter depositó a Europa en Creta, donde contrajeron matrimonio, naciendo de esa unión numerosos hijos. Veronés utiliza esta bella historia mitológica para decorar la Sala dell´Antecollegio del Palacio Ducal de Venecia, eligiendo temáticas míticas relacionadas con la Serenísima República. El maestro ha empleado un recurso medieval al mostrar en el mismo lienzo los diversos episodios de la historia: así, en primer plano Europa sube al toro rodeada de sus bellas compañeras mientras varios amorcillos arrojan flores; en segundo plano Europa, montada en Júpiter, se dirige al mar mientras, al fondo, la joven y el toro se disponen a recorrer el camino que separaba Sidón de Creta. Todo el episodio tiene lugar en un paisaje, destacando las ricas y coloristas telas de las jóvenes, que muestran indirectamente el lujo de la aristocracia veneciana. Las muchachas ocultan sus bellos cuerpos bajo elegantes vestidos, de pronunciados escotes que permiten contemplar uno de los pechos de Europa. Las figuras están escorzadas, en una sensación de movimiento que parece preludiar al Barroco. Pero lo más significativo del lienzo es el sensacional colorido y el estudio de la luz, en contrastes que acentúan la intensidad de la historia. La perspectiva está perfectamente creada a través de la sucesión de planos paralelos que se alejan en profundidad, utilizando como punto de fuga a los amorcillos y el momento de la partida.
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Cuando Rubens llega a Madrid en el año 1628 para concertar la paz entre España e Inglaterra, tuvo la oportunidad de contemplar la espléndida colección de obras de Tiziano que había en la capital española. A partir de ese momento, el gran maestro de la escuela veneciana influirá enormemente en el arte de Rubens. Así realizó el Rapto de Europa como homenaje al veneciano, copiando la obra encargada por Felipe II de tal modo que no se permitió concesiones personales al imitar la factura y el color. Júpiter se enamoró profundamente de la bella Europa, joven princesa tiria. Se transformó en un toro blanco para raptar a la muchacha, llevándola a Creta, donde la desposó. La figura escorzada de Europa, sujetándose a un cuerno del toro y sus vestidos ondeando al viento mientras se aleja de la costa es una de las imágenes más bellas del artista.Según Pacheco, el suegro de Velázquez, Rubens copió todos los cuadros de Tiziano que había en la colección real.
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Europa era la bella hija de Agenor y Telefasa, reyes de Tiro. Zeus se prendó de su belleza cuando Europa paseaba con sus compañeras por la playa por lo que el dios decidió metamorfosearse en toro, el animal favorito de la joven. Europa se acercó al toro y comenzó a acariciar al animal hasta que se montó en su lomo. En ese momento Zeus se levantó y se lanzó hacia el mar. Para evitar la caída, la joven se aferró a los cuernos y el animal se aleja de la orilla hasta llegar a Creta. Será en Gortina donde Zeus se una a Europa junto a una fuente, naciendo de esta relación tres hijos: Minos, Sarpedón y Radamantis. Zeus la casó después con Asterión, rey de Creta y a su muerte recibió honores divinos.Tiziano pintó el rapto de Europa dentro de la serie de "poesías" encargada por Felipe II. Era la compañera de Perseo y Andrómeda, sustituyendo a la historia de Jasón y Medea. La violencia del rapto ha sido remarcada por el maestro al situar al toro y a la joven en primer plano, en una postura forzada, creando una acentuada diagonal definida por la sensual y bella figura de Europa. Los amorcillos que acompañan a Zeus refuerzan el movimiento del conjunto al igual que las telas al viento que permiten contemplar parte del cuerpo de la muchacha. Al fondo podemos apreciar el paisaje de la costa donde las compañeras de Europa observan con inquietud el rapto, gritando y realizando gestos ostentosos. El momento de tensión y dramatismo que se está viviendo ha sido interpretado de manera espectacular por el maestro veneciano, verdadero especialista en este tipo de trabajos, intensificándolo con la tormenta que se prepara tras las montañas.La luz y el color se convierten en los verdaderos protagonistas de la composición. Una luz dorada baña la escena, acentuando contrastes entre zonas de luz y sombra, al tiempo que se crea una perfecta sensación atmosférica. Los colores son bastante limitados, aplicándolos con fluidez y rapidez, consiguiendo efectos de abocetamiento, especialmente en el fondo. Vasari describía de esta manera la forma de trabajar de Tiziano: "pinta a través de toques, aparentemente largos brochazos, siguiendo un estilo de manchas que si bien no puede ser contemplado de cerca, es necesario alejarse para ver la obra en su perfección". Cuando Rubens contempló esta obra en Madrid realizó una excelente copia que se guarda en el Prado.
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Ganímedes era un bello joven -considerado el más bello de los mortales- que guardaba los rebaños de su padre en las montañas cercanas a Troya. Su belleza llamó la atención a Zeus que no dudó en raptarlo, convirtiéndose en águila. Fue trasladado al Olimpo donde serviría de copero, escanciando el néctar en la copa de Zeus, función en la que reemplazaría a Hebe, la diosa de la juventud. A pesar del contenido homosexual de la historia, los comentaristas cristianos convirtieron el rapto de Ganímedes en una alegoría del rapto del alma humana por parte de Dios y de su ascensión al reino de los Cielos.En lugar de interesarse por el dramático y violento momento del rapto, en esta composición Rubens nos muestra la entrega de la copa por parte de Hebe, un episodio que no formaba parte de la iconografía habitual en la historia. El águila con sus alas expandidas y sirviendo como asiento al propio Ganímedes se convierte en el principal protagonista de la escena, apreciándose al fondo un festín olímpico al que será conducido el joven copero.Rubens reinterpreta en esta escena uno de los plafones del techo del Palacio Farnesio pintado por Annibale Carracci, tomando como fuente para la figura de Ganímedes el Laoconte, grupo escultórico helenístico encontrado en el Renacimiento. También podría haber buscado inspiración en las apoteosis de los emperadores romanos. Las circunstancias en las que el pintor flamenco ejecutó esta tela son desconocidas. Recientemente se ha lanzado la hipótesis que plantea la obra como un homenaje ante la muerte prematura de su hermano Philip, en 1611. La referencia heráldica del águila sugiere que podría tratarse de un encargo para la corte de los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia, gobernadores de los Países Bajos.Veinticinco años después, Rubens pintó para la Torre de la Parada una versión diferente de este tema, ahora sí cargada de dramatismo, intensidad y violencia, las características que definen su pintura.
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En la década de 1530 Correggio realizó una serie de lienzos para la Corte de los Gonzaga en Mantua con el tema de "Los amores de Zeus" al que pertenece Júpiter e Io y este lienzo que contemplamos. Ganímedes era un bello príncipe troyano hijo de Tros, el rey de Frigia y Calirroe. Su hermosura llegó a cautivar al propio Zeus quien, transformándose en águila, le raptó y llevó al Olimpo para sustituir a Hebe como copero de los dioses. La escena se desarrolla al aire libre siendo contemplada por un perro en primer plano, y consigue un sensacional efecto de perspectiva baja. El águila despliega sus grandes alas donde se agarra con toda su fuerza el joven príncipe para evitar la mortal caída, dirigiendo su mirada al espectador con gesto de resignación. En su cuerpo encontramos ligeras referencias a Miguel Ángel, dominando la influencia de Rafael mientras que el aspecto difuminado de la composición es herencia de Leonardo. La aportación de Correggio está en la maestría a la hora de mezclar influencias tan diversas para configurar un estilo propio lleno de gracia y ternura, donde el color y la luz tienen un papel destacado mientras que los escorzos y el movimiento le sitúan ya a un paso del Barroco.
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Ganímedes era el hijo del rey troyano Tros y de su esposa Calirroe. Convertido en un joven de inigualable belleza, los dioses pensaron en él para el puesto de copero de Júpiter. El propio Júpiter se prendó del muchacho y decidió raptarlo tomando forma de águila. Posteriormente Ganímedes sería inmortalizado al ser convertido en la constelación de Acuario. El significado que intentan buscar los especialistas a esta obra pintada por Rembrandt podría encontrarse en una relación de Ganímedes con el alma infantil y pura que se regocija ante Dios, presentado a la vez como el niño meón que entrega al mundo el agua de la vida como símbolo de Acuario. De esta manera, Rembrandt unifica la interpretación religiosa con la mitológica, mostrando su capacidad no sólo técnicamente sino también en los significados de sus trabajos.El pequeño está iluminado por un potente foco de luz dorada que hace resaltar su cuerpo orondo y su rostro lloroso y temeroso ante el rapto que está sufriendo. En su mano izquierda sostiene unas cerezas - símbolo de la virtud o de los sentidos, según se considere - mientras con la derecha intenta zafarse del águila que le sujeta. El fondo está ligeramente oscurecido, empleando unos árboles como referencia espacial para crear la sensación del vuelo de Júpiter de la misma manera que recurre a unas referencias arquitectónicas en la esquina izquierda. El dinamismo y la tensión que el maestro transmite a través de esta composición le sitúan en sintonía con Rubens, mientras que las iluminaciones utilizadas son una aportación personal de Rembrandt tomando como base a Caravaggio y a Tiziano, dos de los maestros que más admiraba el holandés.
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La violencia del rapto del joven príncipe por Zeus, convertido en águila, ha sido el momento elegido por Rubens para realizar esta escena, destinada a la Torre de la Parada, lugar para donde el maestro trabajó durante sus últimos años. Los escorzos, tanto de Ganímedes como del águila, protagonizan la escena, dentro del típico estilo que caracteriza toda la obra de Rubens, uno de los mejores representantes del Barroco. El gesto de sorpresa y temor del joven está captado a la perfección, así como los movimientos para zafarse del animal. Luces y colores definen el estilo del maestro flamenco, que influye en todas las Escuelas europeas, especialmente en la española con la que estuvo muy relacionado. Saturno devorando a sus hijos y el Rapto de Proserpina son otras escenas de la serie.