Ganímedes era un bello joven -considerado el más bello de los mortales- que guardaba los rebaños de su padre en las montañas cercanas a Troya. Su belleza llamó la atención a Zeus que no dudó en raptarlo, convirtiéndose en águila. Fue trasladado al Olimpo donde serviría de copero, escanciando el néctar en la copa de Zeus, función en la que reemplazaría a Hebe, la diosa de la juventud. A pesar del contenido homosexual de la historia, los comentaristas cristianos convirtieron el rapto de Ganímedes en una alegoría del rapto del alma humana por parte de Dios y de su ascensión al reino de los Cielos.En lugar de interesarse por el dramático y violento momento del rapto, en esta composición Rubens nos muestra la entrega de la copa por parte de Hebe, un episodio que no formaba parte de la iconografía habitual en la historia. El águila con sus alas expandidas y sirviendo como asiento al propio Ganímedes se convierte en el principal protagonista de la escena, apreciándose al fondo un festín olímpico al que será conducido el joven copero.Rubens reinterpreta en esta escena uno de los plafones del techo del Palacio Farnesio pintado por Annibale Carracci, tomando como fuente para la figura de Ganímedes el Laoconte, grupo escultórico helenístico encontrado en el Renacimiento. También podría haber buscado inspiración en las apoteosis de los emperadores romanos. Las circunstancias en las que el pintor flamenco ejecutó esta tela son desconocidas. Recientemente se ha lanzado la hipótesis que plantea la obra como un homenaje ante la muerte prematura de su hermano Philip, en 1611. La referencia heráldica del águila sugiere que podría tratarse de un encargo para la corte de los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia, gobernadores de los Países Bajos.Veinticinco años después, Rubens pintó para la Torre de la Parada una versión diferente de este tema, ahora sí cargada de dramatismo, intensidad y violencia, las características que definen su pintura.
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En la década de 1530 Correggio realizó una serie de lienzos para la Corte de los Gonzaga en Mantua con el tema de "Los amores de Zeus" al que pertenece Júpiter e Io y este lienzo que contemplamos. Ganímedes era un bello príncipe troyano hijo de Tros, el rey de Frigia y Calirroe. Su hermosura llegó a cautivar al propio Zeus quien, transformándose en águila, le raptó y llevó al Olimpo para sustituir a Hebe como copero de los dioses. La escena se desarrolla al aire libre siendo contemplada por un perro en primer plano, y consigue un sensacional efecto de perspectiva baja. El águila despliega sus grandes alas donde se agarra con toda su fuerza el joven príncipe para evitar la mortal caída, dirigiendo su mirada al espectador con gesto de resignación. En su cuerpo encontramos ligeras referencias a Miguel Ángel, dominando la influencia de Rafael mientras que el aspecto difuminado de la composición es herencia de Leonardo. La aportación de Correggio está en la maestría a la hora de mezclar influencias tan diversas para configurar un estilo propio lleno de gracia y ternura, donde el color y la luz tienen un papel destacado mientras que los escorzos y el movimiento le sitúan ya a un paso del Barroco.
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Ganímedes era el hijo del rey troyano Tros y de su esposa Calirroe. Convertido en un joven de inigualable belleza, los dioses pensaron en él para el puesto de copero de Júpiter. El propio Júpiter se prendó del muchacho y decidió raptarlo tomando forma de águila. Posteriormente Ganímedes sería inmortalizado al ser convertido en la constelación de Acuario. El significado que intentan buscar los especialistas a esta obra pintada por Rembrandt podría encontrarse en una relación de Ganímedes con el alma infantil y pura que se regocija ante Dios, presentado a la vez como el niño meón que entrega al mundo el agua de la vida como símbolo de Acuario. De esta manera, Rembrandt unifica la interpretación religiosa con la mitológica, mostrando su capacidad no sólo técnicamente sino también en los significados de sus trabajos.El pequeño está iluminado por un potente foco de luz dorada que hace resaltar su cuerpo orondo y su rostro lloroso y temeroso ante el rapto que está sufriendo. En su mano izquierda sostiene unas cerezas - símbolo de la virtud o de los sentidos, según se considere - mientras con la derecha intenta zafarse del águila que le sujeta. El fondo está ligeramente oscurecido, empleando unos árboles como referencia espacial para crear la sensación del vuelo de Júpiter de la misma manera que recurre a unas referencias arquitectónicas en la esquina izquierda. El dinamismo y la tensión que el maestro transmite a través de esta composición le sitúan en sintonía con Rubens, mientras que las iluminaciones utilizadas son una aportación personal de Rembrandt tomando como base a Caravaggio y a Tiziano, dos de los maestros que más admiraba el holandés.
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La violencia del rapto del joven príncipe por Zeus, convertido en águila, ha sido el momento elegido por Rubens para realizar esta escena, destinada a la Torre de la Parada, lugar para donde el maestro trabajó durante sus últimos años. Los escorzos, tanto de Ganímedes como del águila, protagonizan la escena, dentro del típico estilo que caracteriza toda la obra de Rubens, uno de los mejores representantes del Barroco. El gesto de sorpresa y temor del joven está captado a la perfección, así como los movimientos para zafarse del animal. Luces y colores definen el estilo del maestro flamenco, que influye en todas las Escuelas europeas, especialmente en la española con la que estuvo muy relacionado. Saturno devorando a sus hijos y el Rapto de Proserpina son otras escenas de la serie.
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Ganímedes era un joven perteneciente a la realeza troyana. Zeus se enamoró perdidamente de la belleza del joven y lo raptó mientras el muchacho troyano guardaba los rebaños de su padre en los campos de Troya, para llevarlo consigo al Olimpo. De formas aún arcaizantes, esta obra fue encontrada por fragmentos por arqueólogos alemanes.
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La obra de madurez de Guido Reni se puede emblematizar por esta obra, que posee todos los rasgos característicos de este antiguo seguidor de Caravaggio, primero, que se pasó más tarde a las filas de los idealistas de Carracci. El rapto de Helena no es un rapto violento. La esposa del rey Agamenón está enamorada y de acuerdo con Paris, hijo del rey de Troya, quien la lleva a su ciudad. Esto desencadenará la guerra de Troya. El causante de tantos males es el pequeño niño con alitas que vemos en la esquina inferior derecha: Cupido, el diosecillo del amor, que dispara sus flechas con los ojos cerrados y que con rostro serio y dedo admonitorio nos señala las consecuencias de sus actos. Las figuras están bellamente pintadas. El rostro de Helena nos recuerda mucho al de la Muchacha con rosa, del mismo autor. Sin embargo, y pese al clasicismo del que hace gala, Reni deforma ligeramente las anatomías de los protagonistas, con el objetivo de hacerlos más gráciles y elegantes: figuras alargadas, piernas sólidas como columnas, pequeños pies y cabezas...
acepcion
Son una serie de ritos de ruptura de la familia. Las comunidades pacíficas lo consideran una violación de la ley pero entre las comunidades guerreras y nómadas está aceptado.
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Entre las obras mitológicas más importantes salidas del pincel de Rubens destaca el Rapto de las hijas de Leucipo, una de sus escenas más dramáticas y violentas, más barrocas. Los hijos gemelos de Leda y Júpiter, Cástor y Polux, decidieron raptar, con ayuda de Cupido, a las hijas del rey de Mesenia, Leucipo, llamadas Hilaíra y Febe, que ya habían sido comprometidas a otros hermanos. Cástor y Polux son también conocidos como los "Dióscuros", hijos de Zeus, y en una de sus estatuas emplazada en el Quirinal de Roma se inspiró Rubens para realizar esta escena. También tomó como referencia el Rapto de las Sabinas, grupo escultórico ejecutado por Juan de Bolonia en la plaza de la Signoria de Florencia.Los Dióscuros eran excelentes jinetes por lo que el pintor flamenco los sitúa a caballo en el momento de perpetrar el rapto, reforzando la violencia con el caballo encabritado del fondo y la resistencia ejercida por Hilaíra y Febe, cuyos escorzados cuerpos parecen querer salir del lienzo. Las figuras se estructuran en dos diagonales entrelazadas, ocupando buena parte del espacio pictórico y en forma compacta, incluyéndose dentro de un círculo muy definido. Su acentuado dinamismo refuerza el dramatismo de la escena, complementando las poses y los movimientos de los personajes. Incluso encontramos un atractivo contraste entre los cuerpos sonrosados de las mujeres y la piel tostada de los hombres, describiendo de manera espectacular la viveza de cada una de las anatomías, tomando como punto de partida las figuras de Miguel Angel. Concretamente, la joven que alzan los dos hermanos está inspirada en la figura de la Noche de la tumba de Guiliano de Medicis -también se apunta al Laoconte, estatua helenística admirada especialmente por Rubens- mientras que la más cercana al espectador tiene como referencia a la Leda de Leda y el cisne, cuadro desaparecido de Miguel Angel que el propio Rubens copió en su estancia italiana. Algunos especialistas consideran que en esta figura debemos encontrar un significado simbólico ya Cástor y Polux nacieron de la unión de Leda y Júpiter, convertido en cisne, por lo que ambos hechos se relacionan.Los contrastes anteriormente aludidos continúan en las tonalidades de las telas o de los caballos, incluso en la pose de cada uno de los animales, uno encabritado y el otro más sereno.Curiosamente, Cástor y Polux desposarán a las princesas y se comportarán como maridos modélicos, hecho que aquí el pintor simboliza en la presencia de Cupido sujetando las bridas del caballo. La pasión brutal es frenada por el amor. También se ha querido ver en esta escena una ascensión del alma al cielo debido al movimiento ascendente que prima en la composición, movimiento que se refuerza por el empleo de una línea del horizonte tremendamente baja. También se ha interpretado como una alegoría del matrimonio o de la armonía conyugal e incluso como una alegoría política. Independientemente de lo que quisiera tratar el maestro flamenco en la tela, nos hallamos ante una de sus obras maestras en las que sintetiza su estilo, convirtiéndose en el pintor más admirado de su tiempo.