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obra
Durante la estancia de Monet en Londres durante el otoño de 1899 se interesó especialmente por Turner ya que en esos momentos serán las atmósferas y los efectos lumínicos sus principales referencias pictóricas. Como modelos para presentar los cambios cromáticos y atmosféricos provocados por la luz empleó tres arquitecturas significativas de la capital londinense como los puentes de Charing Cross y Waterloo y el Parlamento. En esta ocasión nos muestra una excelente visión de un amanecer en el que la niebla juega con los rayos del sol para crear un sensacional efecto impresionista. Las pinceladas son rápidas y empastadas, acentuando con ellas el impacto visual. Todo este grupo de obras está retocado en el taller, partiendo de una escena realizada al natural. Comparándolos con otros cuadros, los enriquecía de tal manera que en algunas ocasiones se alejaba del punto de partida. El Puente de Waterloo, tiempo gris es uno de sus compañeros.
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Sólo unos pocos lienzos de los que Monet realizó en Londres llevan la fecha de su conclusión, lo que sugiere que pueden haber sido largamente retocados por su autor. Pero la mayoría llevan fechas tardías, que implican que fueron transformados a fondo en su estancia en Giverny, presumiblemente sobre lienzos que apenas habían sido esbozados en Londres con anotaciones de las condiciones de luz y atmósfera concretas. Las cuatro obras de esta serie sobre el Puente de Waterloo muestran la variedad que podía obtener Monet cuando pintaba un solo tema bajo diversas condiciones. Todas ellas muestran la niebla, que tanto atraía a Monet hasta el punto de que en alguna ocasión llegó a afirmar que era precisamente la niebla lo único hermoso del país. En este lienzo la uniformidad es llevada al máximo, en parte debido a la presencia de las chimeneas, cuyo humo se mezcla con el efecto natural que producía la niebla.
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Desde el Hotel Savoy de Londres tenía Monet una espectacular vista sobre el Támesis y los puentes que lo cruzaban. Continuando con la misma filosofía que en la catedral de Rouen, se interesó por captar diferentes momentos de luz y su efecto sobre los puentes, en este caso el de Waterloo. Si lo comparamos con la obra con efecto de sol, nos encontramos con una significativa variación cromática y atmosférica, e incluso en este caso no se produce una disolución de formas tan acusada. Los arcos del puente, la gente y los carruajes que lo cruzan, las fábricas del fondo, están esbozados de tal manera que se recogen la impresión causada al maestro. Las obras son retocadas en el taller para acentuar la armonía de la escala cromática, sintiéndose fascinado en estos momentos por Turner.
monumento
La Sevilla surgida a raíz de la Expo de 1992 presenta magníficos puentes sobre el Guadalquivir, como el del Alamillo y el de la Barqueta. El del Alamillo es obra de Santiago Calatrava; se trata de una grácil estructura de hormigón y acero, con 250 m de luz principal y un pilón de 162 m de altura. El puente tiene un sólo brazo que soporta todo su peso.
obra
El puente del Alamillo es obra de Santiago Calatrava; se trata de una grácil estructura de hormigón y acero, con 250 m de luz principal y un pilón de 162 m de altura.
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Este puente, situado al final del granadino Paseo de los Tristes, preceda al Palacio de los Córdova y conduce a la Fuente del Avellano.
monumento
Al final del Paseo de los Tristes aparece el Puente del Aljibillo. Este Puente precede al Palacio de los Córdova, en la actualidad Archivo Municipal y conduce a la Fuente del Avellano.