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Una variante iconográfica del tema del Crucificado la encontramos en las imágenes de Yacentes, de las que Juan de Mesa realizó dos, el del Santo Entierro sevillano y el que forma grupo con la Virgen de las Angustias de Córdoba, que nos sirve además para entender la manera que el maestro tiene de expresar el dolor de la Madre, hondo y callado.
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En la iglesia sevillana de San Vicente se conservan los restos de un retablo presidido por la Virgen de los Remedios. La Virgen aparece sentada en un trono de nubes, sosteniendo al Niño en su regazo, mientras con la mano derecha sostiene un cesto de frutas y flores. En los laterales inferiores y superiores se ubican cuatro ángeles en actitud orante, tocando instrumentos musicales. Las influencias de Rafael se encuentran presentes en esta composición, mostrando una escena sosegada, siguiendo rigurosos esquemas geométricos.
obra
El 12 de febrero de 1860 Fortuny y su futuro cuñado Jaume Escriu llegan a las playas de Tetuán. El motivo de este viaje a África será la ejecución de una serie de obras donde recoja las hazañas de los soldados catalanes dirigidos por el general Prim en la guerra de Marruecos. La Diputación de Barcelona le otorgó una nueva pensión para que haga de cronista gráfico, costumbre puesta de moda en Europa desde las campañas militares de Napoleón. Durante dos meses y medio el pintor estará en plena ebullición creativa, entusiasmado con la luz, el ambiente, los personajes que pueblan el paisaje marroquí, elaborando un buen número de acuarelas, óleos y dibujos que iniciarán una de las temáticas más atractivas para el artista como es la oriental. Una nueva etapa dominada por la luz también se inicia en estos momentos. Esta acuarela que contemplamos está protagonizada por el pintor en su laboriosa actividad, trabajando sobre unas cajas de madera, en el interior de una gran tienda de campaña organizada alrededor de un potente mástil. La fuerte luz del Magreb penetra ligeramente a través de la gruesa tela para crear un atractivo efecto luminoso en el fondo. El acertado dibujo y los rápidos toques de pincel caracterizan una obra de alto valor narrativo.
obra
Hunt es uno de los prerrafaelitas que pretender erigirse en un firme defensor de la naturaleza, convirtiéndose en un meticuloso realista cuando emplea fondos de paisajes para sus trabajos o cuando realiza esta obra, uno de los escasos paisajes de la corriente prerrafaelita, más interesada en cuadros de acción y emoción sociales. El pintor se interesa especialmente por los efectos lumínicos que resaltan las brillantes tonalidades de la hierba y del mar, olvidándose de cuestiones moralizantes. La escena está tomada desde un punto de vista elevado, cortando incluso el plano del rebaño como harán los impresionistas por influencia de la fotografía. Un excelente dibujo y el detallismo que manifiesta el pintor hacen de esta obra una de las más interesantes.
contexto
A lo largo del proceso de compra de tierras por parte de los grandes propietarios, el mediano y pequeño campesinado propietario disminuyó en número y potencia y los campesinos en conjunto vieron aumentadas sus cargas fiscales y de otros tipos de rentas, sin que ello repercutiera en inversiones o capitalización del medio rural por parte de una aristocracia que creció, y además añadió con cierta frecuencia a sus propias tierras otras de origen comunal y klasmático, y el usufructo de propiedades eclesiásticas que tenía en charistiké o encomienda: en principio, esta forma de cesión en precario se refería a tierras abandonadas o mal cultivadas por su propietario eclesiástico pero en el siglo XI se extendió fácilmente a las cultivadas. También en este siglo algunos aristócratas, ya grandes propietarios, comenzaron a disponer del impuesto territorial pagado por los campesinos de algunos distritos, por cesión imperial temporal en beneficio o pronoia, lo que les permitió aumentar su poder social y su fortuna. Las grandes familias de la nueva aristocracia se desarrollaron así desde el siglo IX sin relación, al parecer, con la antigua, ya extinta, de la que las diferenciaba también una mayor presencia y control sobre sus dominios rurales, pues no se limitaban a vivir como rentistas en Constantinopla o en otras ciudades. Entre otros nombres recordemos los de las familias Melissenoi, Maleinoi, Skleroi, Briennoi, Focas, Doukai, Armeros, Comneno...
contexto
La vasta colonización latina había servido para que gran número de plebeyos se convirtieran en pequeños propietarios. A medida que fueron progresando las conquistas romanas, con la incorporación de nuevos territorios, se abrió a ciertos grupos, condenados a engrosar el sector proletario, la posibilidad de acceder al reparto de tierras. No obstante, existe ya una tendencia cada vez mayor a la diferenciación social que, posteriormente asumirá dimensiones de verdadera fractura social. La llegada de importantes masas de esclavos, la consolidación de la economía monetaria a lo largo del siglo III que contribuyó a la expansión del comercio y el hecho de que el ager publicus comenzara a ser objeto de ocupación, entre otros factores, contribuyeron a que muchos ciudadanos llegaran a enriquecerse en gran medida y dentro de una dinámica progresiva. Durante el siglo IV la plebe urbana estaba integrada por un sector de artesanos, de condición libre o servil, que irá aumentando a partir de la segunda mitad de este siglo. También la engrosaban mercaderes y personas ligadas a las actividades comerciales. De éstos, muchos serían esclavos liberados, libertos. No obstante, durante el siglo IV las tensiones sociales no fueron preocupantes. Por otra parte, el nuevo sistema de levas creado entonces supuso una mayor valoración de los sectores menos pudientes. Hasta entonces, las levas militares se basaban en las clases y en las centurias -como se venía haciendo desde la época de Servio Tulio- de modo que el peso del servicio recaía principalmente en las clases altas que, como se recordará, eran menos pero con mayor número de centurias. La reforma implicaba que las levas se harían basándose en las tribus territoriales, en las que estaban presentes todas las clases sociales. Incluso, a comienzos del siglo III a C., tuvo lugar el primer enrolamiento de proletarios. Este procedimiento sirvió para que las clases bajas adquiriesen más fuerza dentro del ejército y del cuerpo cívico ciudadano. Sin embargo, los sectores menos pudientes asentados en las tribus rústicas tenían una serie de condicionamientos que los situaban en una posición de desventaja respecto a la nueva aristocracia. Hasta la reforma de Apio Claudio, el reparto de la población en las tribus romanas era como veremos a continuación. Las tribus romanas hasta mediados del siglo IV eran: las cuatro urbanas (Collina, Esquilina, Palatina y Suburbana) más otras 21 tribus rústicas. Diez de éstas llevan el nombre de antiguas gentes poderosas: Aemilia, Cornelia, Claudia, Fabia, Horatia, Menenia, Papiria, Romilia, Sergia y Veturia. Otras seis aluden tal vez a gentes, pero puesto que el recuerdo de estas sólo se conserva así, hay que atribuirles una referencia toponímica : Camilia, Galeria, Lemonia, Pollia, Pupinia y Voltinia. La tribu Crustumina, creada en el 495 enfrente del territorio de Veyes y las cuatro tribus creadas en el territorio de ésta (Arnersis, Salatina, Stellatina y Tromentina) presentan también nombres formados a partir de un topónimo. Entre el año 358 a.C. y el 241 a.C., Roma pasa a tener un número total de treinta y cinco tribus. El reparto de la población en estas tribus se hace de una manera desigual y variada. Los que sólo tienen domicilio en la ciudad de Roma, constituyen cuatro unidades de voto en las asambleas de tribu o Concilia tributa. Las tierras más próximas a la ciudad pertenecen a los terratenientes más antiguos y por tanto los patricios disponen allí de una sólida mayoría. Las cuatro tribus creadas sobre el territorio de Veyes, por el contrario, contaban con una mayoría de plebeyos ricos. Las nuevas divisiones territoriales contaban con gran número de plebeyos, pero la lejanía de alguna de ellas favorecía también a los ricos, los únicos que podían abandonar sus tierras en manos de los esclavos y viajar a la ciudad para participar en las asambleas. Efectivamente, las tribus Maecia y Scaptia (creadas en el 332 a.C.), Pomptina (358 a.C.) y Oufentina (318 a.C.) se extendían al sur del país volsco, entre los montes Albanos y el cabo Circé. La tribu Publilia, al norte del país volsco, en el valle de Trerus. Las tribus Terentina y Falerna, en el valle bajo del Liris, junto a la Campania y la Aniensis (299 a.C.) en el curso superior del río Anio, en plenos Apeninos. Así, resulta obvio que pese a la diversa composición social de las tribus romanas, la nueva aristocracia poseía una serie de ventajas que se traducían en su mayor influencia dentro de las asambleas de tribus. En este marco se sitúa la reforma de Apio Claudio.
lugar
Isla del Océano Pacífico suroccidental situada junto al Trópico de Capricornio, a unos 1.500 km. de las costas de Australia. Pertenece a Francia desde 1853, lo que le convierte en un territorio de Ultramar. Presenta uno de los climas más benévolos de las islas, con vegetación boscosa en las zonas altas y sabana en las que tienen menores precipitaciones. Numea es la capital y el principal puerto del territorio, situada cerca del extremo sur de la isla; se trata de la mayor ciudad de habla francesa en el Pacífico. En 1774 el capitán inglés James Cook descubrió Nueva Caledonia, dándole ese nombre porque su relieve le recordaba el paisaje de la Caledonia escocesa, bautizado así por los romanos. Los primeros en establecerse en la isla fueron los cazadores de ballenas ingleses y norteamericanos. En 1853, por orden de Napoleón III, Francia tomó posesión oficial de Nueva Caledonia, estableciendo allí una colonia penitenciaria e instaurando un régimen militar que duró hasta el final del siglo XIX, cuyos objetivos eran principalmente de tipo militar y estratégico, pues estaban preocupados por la creciente expansión inglesa en el área pacífica. A finales de dicho siglo se produjo la llegada de diferentes poblaciones con objeto de explotar las ricas minas de níquel existentes en la isla, dando lugar a enfrentamientos sociales. El aumento de la presencia francesa supuso una progresiva pérdida de las tradiciones locales y de su estilo de vida; a esto debemos añadir la creación en la isla de un centro penitenciario, donde fueron deportados muchos prisioneros políticos de la revuelta comunal parisina de 1870. Los kanaki, pobladores autóctonos de la isla, fueron reclutados en gran número en ambas guerras mundiales y, ya en la posguerra, iniciaron reivindicaciones de tipo nacionalista e independentista, aunque, todavía hoy, forma parte de la República francesa.
contexto
El buen funcionamiento del sistema explica la solidez del Imperio durante aquellos siglos difíciles pues, además, se combinaba con la reorganización de la defensa territorial, basada en nuevas demarcaciones o themas, sobretodo en Asia Menor, aunque subsistieron hasta su desaparición los exarcados de Cartago y Ravena, y Tesalónica seguía siendo sede de la prefectura del pretorio del Ilírico, mientras que Constantinopla disponía de cuerpos de ejército especiales o tagmata. Cada thema tenía a su frente un estratega que asumía todos los poderes puestos al servicio de la organización militar del territorio, cuyo peso descansaba sobre los soldados-campesinos o stratiotes, que tenían en usufructo tierra por valor de cuatro libras de oro, como mínimo, y sobre los campesinos propietarios que disponían al menos de aquella misma riqueza en bienes raíces y que solicitaban su incorporación a las obligaciones militares. Así, era posible contar con unos 6.000 a 12.000 hombres a caballo especialmente útiles en operaciones defensivas y de vigilancia del territorio por la rapidez con que se movilizaban y la continuidad de sus servicios, que no dependían de sueldos extraordinarios. Se ha señalado que la ruralización del imperio y la heterogénea procedencia de muchos stratiotes, cuyos vínculos con sus jefes y con la tierra eran lo único importante para ellos, produjeron efectos comparables en algunos aspectos a los que Occidente conocería con la expansión del feudalismo. Hay, sin embargo, diferencias importantes: la organización legal e institucional continúa siendo pública, y buena parte de la responsabilidad militar y de las funciones de poder locales recaen sobre medianos propietarios rurales, además de que la libertad jurídica era general entre el campesinado. En aquellas circunstancias, la proto-feudalización fue mucho menor que en las tierras del antiguo Imperio de Occidente y se produjo un equilibrio estable entre los intereses políticos y militares del poder imperial y de las aristocracias que lo secundaban, y los sociales y económicos de buena parte de sus súbditos rurales.
contexto
El proceso migratorio de la edad oscura constituye el fundamento territorial para la formación de los dialectos griegos conocidos históricamente. En el nuevo mapa, la lengua griega queda dividida en cinco grupos principales, producto de procesos históricos que, en sus líneas más importantes, responden a las vicisitudes de la Edad Oscura, sobre una previa distribución, mucho más difícil de determinar, generada en la Edad del Bronce. En la larga duración, el proceso resulta, en los estudios dialectológicos, extremadamente complejo, pues la diversificación se alterna constantemente con procesos de homogeneización y en combinaciones y mutuas influencias que colaboran a crear un escenario de límites no totalmente bien definidos. En líneas generales, sin embargo, a través de un cierto mecanismo de abstracción, se puede admitir la existencia de un grupo que reúne al arcadio con el chipriota, en una distribución geográfica, en el centro del Peloponeso y en la cuenca extrema del Mediterráneo oriental, que plantea problemas acerca de la explicación histórica del proceso que pudo llevar a ella. Parecería responder a una época de difusión griega desde el Peloponeso hacia el Oriente, que sólo podía situarse en época micénica, pero sus arcaísmos no coinciden con los de la lengua micénica de las tablillas de la Edad del Bronce. Ello da pistas sobre la falta de unidad lingüística de esa época. Por otra parte, el eolio, que suele dividirse en tres subdialectos, lesbio, tesalio y beocio, responde a la distribución de la época de las migraciones, pues el lesbio, conocido principalmente a través de la poesía lírica de Alceo y Safo, se convierte en modelo de toda la región norte de la costa asiática, habitada por emigrantes de las zonas ocupadas en el continente por beocios y tesalios. La lengua eolia, en su conjunto, se ha revelado como producto de una formación postmicénica. La diferencia del eolio con respecto al resto y la que se produce en su interior resultan dinámicamente complejas y no en la línea de diferenciación propia de los árboles genealógicos. De otra parte, en su origen, no aparece como totalmente diferenciado del jonicoático, lo que explica muchos rasgos confusos de las primeras expresiones lingüísticas literarias. El jonicoático, extendido desde Ática y Eubea hasta la zona central de la costa de Asia Menor, ofrece, por su parte, rasgos que hacen pensar a Adrados en la existencia independiente en época micénica de grupos paramicénicos más vitales que el micénico como lengua burocrática, pero igualmente adquiere plenamente sus rasgos en la configuración geográfica de la época oscura y en el momento de definición de los orígenes de la época arcaica. Finalmente, el dorio parece el dialecto más profundamente condicionado por los movimientos de pueblos, pues su colocación geográfica parece responder a ellos. Sin embargo, tanto en la zona noroccidental como en el Peloponeso, de donde se extiende a las islas del sur del Egeo y a la costa suroccidental de Asia Menor, el dorio comparte rasgos, arcaicos unos e innovadores otros, con las demás formaciones dialectales, síntoma de la pervivencia de los contactos desde épocas del Bronce, seguramente en el noreste de Grecia, hasta los períodos diferenciadores de la Edad Oscura.