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El 8 de agosto de 1867 nace en París Jean, el hijo de Camille y Monet. El embarazo y posterior nacimiento del bebé supondrán graves problemas familiares para ambos ya que no admitían la situación creada ni los padres de Claude ni los de Camille. El padre del pintor le invitó a trasladarse a Saint-Adresse por lo que no pudo estar presente en el nacimiento del pequeño. El 28 de junio de 1870, siendo Courbet testigo, Claude y Camille contraían matrimonio y legalizaban su situación. La estancia en Argenteuil supondrá un momento de felicidad para el pintor y su familia ya que la situación económica era bastante favorable y podían disponer de una casa con jardín en el que Monet realizará un buen número de trabajos como este retrato de Jean o Camille Monet en la ventana. El pequeño viste un elegante traje con sombrero y botas y disfruta de su triciclo en forma de caballo, recordando en la postura al Baltasar Carlos a caballo pintado por Velázquez en 1635. No debemos olvidar que las obras de los pintores barrocos españoles serán muy admiradas por los artistas decimonónicos franceses, especialmente Manet, pudiendo ser algunas contempladas en el Louvre o en la colección del rey Luis Felipe. Además, el matrimonio de Eugenia de Montijo con el emperador Napoleón III trajo una significativa fiebre por lo español entre los parisinos. El pequeño dirige su mirada hacia el espectador, recortando la figura ante un fondo verdoso del jardín. La luz otoñal baña la figura sin apenas crear efectos de sombra, demostrando una vez más como el artista recoge con sus pinceles la iluminación y las tonalidades de cada momento -véase la diferencia lumínica respecto a la Casa del pintor en Argenteuil-. La ejecución es rápida y empastada, especialmente en el espacio del jardín, mientras que en el rostro del niño apreciamos más detalle. El resultado es un retrato fresco y dinámico en sintonía con los dictados impresionistas.
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El 8 de agosto de 1867 nace Jean Monet, fruto de la relación del artista con su modelo Camille Léonie Doncieux. El padre del pintor no veía con buenos ojos esta relación por lo que al conocer la noticia del embarazo de Camille, envió a su hijo a Saint-Adresse. Por esta razón Monet no pudo asistir al nacimiento de Jean. Meses más tarde realizaría esta intimista escena protagonizada por el rollizo bebé en su elegante cuna acompañado por su madre, que dirige su tierna mirada al retoño. Monet presenta la escena en un interior pero no duda en utilizar las sombras coloreadas inspiradas en Delacroix como podemos observar en las tonalidades blancas de la ropa de cuna o los cortinajes del fondo. Su manera de trabajar también parece haber experimentado un leve cambio ya que ahora aplica el color de manera más suelta, renunciando a todo tipo de detalles para recoger con sus pinceles una impresión, un momento que cautiva al artista. El contraste entre tonalidades claras y oscuras recuerda a las obras de Manet, pero ya el maestro está en una clara línea evolutiva hacia el Impresionismo. El intimismo de estas escenas también será típico del movimiento, tal y como se pone de manifiesto en los trabajos de Berthe Morisot o Mary Cassat.
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Jean Renoir nace el 15 de septiembre de 1894. Enfermó en su primer año de vida, lo que preocupó especialmente a su padre, pero después creció de manera normal, llegando a convertirse en un famoso director de cine. Aquí le vemos con unos seis años, sujetando en sus manos un sombrero de paja adornado con una cinta rosa, vistiendo una amplia camisa rojiza, la tonalidad dominante en el conjunto y la favorita de Renoir en la última etapa. El impresionismo de los momentos iniciales está dando paso a un estilo más dibujista, aunque la aplicación del color se hace de manera rápida y fluida, creando admirables contrastes cromáticos entre tonos fuertes y otros suaves. La concentración del pequeño será otro de los elementos que más llaman la atención del espectador, resultando un intimista retrato dominado por la ternura y la cercanía al estilo de los fauves.
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Dentro de la obra de Ingres, caracterizada por su perfección lineal y su rigor dibujístico, se agradece la frescura de este retrato abocetado de su amigo Jean Baptiste Desdéban. El pintor apenas ha trazado el contorno de la figura con grandes trazos oscuros, y ha rellenado de color lleno de luz y brochazos gruesos la camisa, el rostro y el cabello del joven. La figura parece salirse del esbozo, pues el volumen del rostro está prácticamente terminado. El fondo pastoso se pierde indefinido y se corresponde con la armonía cromática del cuadro. El lienzo tiene un extraño atractivo y una especie de fuerza interior que no siempre está presente en la obra de Ingres, quien normalmente prefiere la elegancia y la serenidad de sus modelos.
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El abate de Saint-Non fue un gran viajero, amante del arte, protector de Fragonard en Italia y un profundo admirador de su obra durante toda su vida. El maestro realizó un buen número de retratos protagonizados por Jean-Claude Richard dentro de la serie de retratos de fantasía realizados por Fragonard hacia 1769-70. Se trata de personajes vestidos a la española, es decir, con trajes pintorescos de fantasía, representados con una técnica suelta, evocadora en ocasiones de la de Frans Hals, con grandes golpes de brocha y brillante colorido. La composición romboidal de la figura no impide su dinamismo.