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Personaje Político
Político británico. Educado en Eton y Oxford, militó en el Partido Conservador, por el que fue diputado desde 1923. Secretario parlamentario de Austen Chamberlain fue uno de sus colaboradores en el Foreign Office. Secretario de Estado de Asuntos Exteriores (1931-33) y lord del Sello Privado (1934), asumió luego la cartera de Relaciones con la Sociedad de Naciones. Secretario del Foreign Office entre 1935 y 1938, se reveló como un abierto enemigo de la política de apaciguamiento frente a Alemania, lo que le llevó a dimitir del cargo. Al estallar la guerra mundial, se convirtió en el segundo de Churchill y desempeñó los cargos de ministro de Colonias, de la Guerra y secretario del Foreign Office (1939-45). Con el triunfo conservador de 1951 volvió al ministerio de Asuntos Exteriores y desarrolló un brillante papel internacional, especialmente en las conferencias de Londres y Ginebra. Primer ministro en 1955, su apoyo a la intervención franco-británica en Egipto le hizo perder prestigio y dimitió en enero de 1957, retirándose a escribir sus Memorias.
lugar
Actual Urfa, fue una antigua ciudad mesopotámica ocupada por los asirios y ampliada después por Seleuco I. Cayó bajo dominación árabe en el año 639. Según algunas teorías, la Sábana Santa con el rostro de Cristo, que hoy puede verse en la ciudad de Turín (Italia), fue hallada en Edesa, en el siglo VI. Las últimas excavaciones han sacado a la luz un pequeño asentamiento de la edad de Bronce temprano, en el tercer milenio a.C. El primer núcleo urbano data del siglo IV a.C., cuando Seleuco I Nicátor fundó la ciudad, convirtiéndola en colonia militar (303 a.C.). Los romanos la ocuparon tras diferentes campañas militares en el 116 - 118 d.C., convirtiéndose en provincia romana un siglo después. Fue reconstruida por el emperador Justiniano y tomada, en el 609, por los persas. Éstos, sin embargo, permanecieron poco tiempo en ella, ya que fue conquistada por los árabes en el 639, quienes se la entregaron a los bizantinos en el siglo XII.
lugar
Ubicado entre Tebas y Asuán, en la margen izquierda del Nilo, los egipcios llamaron a este asentamiento Gebau. Más adelante recibió diversos nombres: Atbo, en lengua copta o Apolinópolis Magna, para los griegos, quienes asimilaron al dios egipcio Horus con el Apolo griego. Los restos más antiguos de este lugar pertenecen al Reino Antiguo, aunque lo que hoy podemos apreciar es de época ptolemáica. Así, hacia el año 237 a.C. Ptolomeo III Evergetes I ordena construir un gran templo dedicado a Horus sobre las ruinas de una estructura anterior, trabajos que continúan hasta el 57 a.C. impulsados por Ptolomeo III Filopátor, Ptolomeo VIII Evergetes II y Ptolomeo III XII Neo Dioniso. El templo, uno de los más grandes y mejor conservados de Egipto, formaba parte de un complejo religioso mucho mayor y que ahora está enterrado bajo la población actual. En su mammisi tenía lugar la unión anual de Hathor de Dendera con Horus de Edfu. En sus numerosas salas se grabaron relieves de gran valor para conocer la cultura egipcia, como los que representan la unión de las divinidades por medio de sus barcas, un acontecimiento que debió relacionarse con la estabilidad del Estado.
Personaje Militar Político
Hijo de Edmundo el Magnífico, Edgar fue rey de Northumbria y Mercia antes de ser coronado rey de Inglaterra en el año 969, diez años después de su nombramiento. De esta manera se unificaba el país. Fue un extraordinario defensor de la orden benedictina y organizó una armada con la que luchar contra los normandos que amenazaban las costas.
contexto
Ediciones Gracias al testimonio de Gonzalo Fernández de Oviedo sabemos de una edición de los Naufragios, anterior a la Príncipe de Valladolid de 1555. Desde luego, anterior a 1547, en la que dice el cronista de Indias: Todo esto que es dicho en esta relación lo había fecho imprimir este caballero, e yo le rogué que me lo mostrase. De lo cual debe deducirse que, efectivamente, Alvar Núñez publicaría los Naufragios; que la edición fuese limitadísima; de ahí que Fernández de Oviedo tuviese noticia de ella, pero no la conociese: e yo le rogué que me lo mostrase. De los Naufragios se conocen dos manuscritos: uno, el usado por Fernández de Córdoba para su edición de Valladolid; y el otro conservado en el Archivo de Indias hispalense, sólo contiene el principio de la jornada de Pánfilo de Narváez, y lo insertó Fernández de Oviedo en su Historia de las Indias (tomo IV, Madrid, 1959); también ha sido publicado en la Colección de documentos inéditos, dirigida por Pacheco, Cárdenas y Torres Mendoza (Madrid, 1864-1884; tomo XIV, páginas 256-270). Los Naufragios van generalmente unidos a los Comentarios. La primera edición conjunta, la que se considera Príncipe, es la de Valladolid de 1555 impresa por Francisco Fernández de Córdoba. Es un volumen en octavo, de 143 folios, en letra gótica, a excepción de la licencia de impresión, el Proemio de los Comentarios, y la Tabla de éstos. La segunda edición española no salió hasta el siglo pasado, y fue debida a don Andrés González Barcia, que la publicó en el tomo 1 de los Historiadores primitivos de las Indias Occidentales, con notables supresiones respecto a la edición de Valladolid, como la licencia de imprimir y los proemios. En nuestro siglo se van a multiplicar las ediciones de las obras de Cabeza de Vaca. La primera es la de Serrano y Sanz, en la Colección de libros y documentos referentes a la Historia de América (Madrid, 1906, tomo l). Mérito fundamental de esta edición es la restauración de la de Valladolid, añadiendo una serie de documentos relativos a Cabeza de Vaca. A la edición madrileña de Serrano y Sanz siguen las bonaerenses de Enrique Peña. Este, en 1909, publica la Relación de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, y en 1911, Relación y comentarios del gobernador Alvar Núñez Cabeza de Vaca (editorial Estrada), facsímil de la de Valladolid de 1555. Enrique Vedia ha hecho sendas ediciones, una con destino a la Biblioteca Popular Cervantes (Madrid, 1934), y otra para la Editorial Espasa Calpe, para su serie Viajes Clásicos (Madrid, 1944); también Espasa Calpe ha hecho una edición popular, para su Colección Austral (núm. 304). La Editorial Seix Barral hizo una edición de los Naufragios (Barcelona, 1943) con destino al mundo infantil. Las últimas ediciones españolas las ha realizado la Editorial Aguilar; la primera para su Colección Crisol, con texto fijado por Justo García Morales; y la segunda para su Bibliotheca Indiana, apareciendo los Naufragios en el tomo II (Madrid, 1958) y los Comentarios en el III (Madrid, 1962), ambas con estudios y anotaciones del mismo que realiza la presente edición, Roberto Ferrando Pérez. La obra de Cabeza de Vaca llamó inmediatamente la atención de los europeos, tanto, que al año de publicarse la edición príncipe de Valladolid se traducía al italiano y se publicaba en la colección de viajes de Ramusio; cronológicamente le sigue la inglesa (Londres, 1571), que se caracteriza por la esmeradísima edición que hizo Buckhingham Smith, y que en nuestros días ha sido reeditada por G. W. Riggs, en Nueva York22. La primera edición francesa es bastante posterior (París, 1837) y fue dirigida por Ternaux-Compans para la colección de "Voyages, relations et memoires originaux pour servir à l'histoire de la decouverte de l'Amérique", utilizando la ya popular edición de Valladolid. Roberto Ferrando Valencia, verano de 1984.
contexto
Ediciones Aunque la Historia de la nación chichimeca se ha publicado en diversas ocasiones, puede afirmarse que los mexicanistas no disfrutaron de un texto definitivo hasta después de la década de los años setenta de este siglo. Gracias al loable trabajo de Edmundo O'Gorman, cuidadoso escritor de Motolinía, Cervantes de Salazar, Las Casas y tantos otros cronistas, las jóvenes generaciones de investigadores han tenido acceso a una obra de difícil consulta97. Respecto de las ediciones anteriores poco hay que decir. Basándose en la copia familiar de Lord Kingsborough98, Alfredo Chavero dio a conocer una transcripción de los escritos de Ixtlilxochitl99. En 1952, la obra de Chavero fue reimpresa en facsimil por la Editora Nacional de México, institución que efectuó una segunda reimpresión trece años después100. Por tanto, la Historia de la nación chichimeca verá la luz por cuarta vez en el volumen que el lector tiene en sus manos. Notas para un epílogo A lo largo de las páginas de esta introducción, amplia en exceso, el lector se ha familiarizado con D. Fernando de Alva Ixtlilxochitl. Sé que mi personal visión del autor y su obra contrasta con la interpretación imperante en la historiografía, y que ello, quizá provocará críticas más o menos duras. Vista la actitud pseudoprogresista adoptada por la intelectualidad hispana ante el próximo centenario del descubrimiento de América, hubiera sido más prudente limitarme a reproducir los tópicos tradicionales; pero como las personas deben ser consecuentes, he optado por presentar mis ideas. D. Fernando nació en el seno de una familia de cultura española y, guste o no, recibió una educación española. Hombre de amplios intereses intelectuales, su afición por la historia le llevó a adentrarse en el apasionante mundo de los manuscritos nahua. Lógicamente, su obra está estructurada y pensada a la europea. Sin embargo, Ixtlilxochitl sólo empleó para la misma datos de procedencia indígena, pues como historiador serio y concienzudo, estimaba que la información más veraz se encontraba en los antiguos códices indígenas. Lo expuesto no implica que el tetzcocano aceptase la política virreinal. Él, como tantos otros cronistas de la Nueva España, se consideraba ante todo y sobre todo un mexicano. Este incipiente nacionalismo inspira la Historia de la nación chichimeca, un escrito que encierra una fuerte carga crítica. Germán Vázquez Chamorro Madrid, primavera de 1985
termino
acepcion
Edificio de pequeño tamaño.
acepcion
Templete usado como tabernáculo o relicario.