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Hiroshima L2

Desarrollo


La resistencia libia se inicia con la conquista italiana de 1911-1912, resurge en 1915, 1919, 1922 y se termina con la ofensiva italiana de 1923-1925 y 1927-1931, por medio del aniquilamiento de la guerrilla de Omar Mujtar. Los italianos se muestran especialmente brutales -matanzas, campos de concentración, deportaciones-; colonos metropolitanos invaden las mejores tierras (34). Todo esto no fomenta precisamente la buena disposición de los libios hacia sus ocupantes -en 1939, además, la colonia es convetida en provincia, pero el status real de los libios apenas mejora. La guerra viene a cambiar la situación y las perspectivas de la resistencia libia. Ya en las Conferencias de Alejandria -octubre de 1939- y El Cairo -agosto de 1940-, antes de la entrada en guerra de Italia, los exiliados y emigrados plantean el problema de la liberación y se ponen de acuerdo sobre la persona del jefe de la Senussiya, Sayéd Idrís, para encabezar la resistencia, pero no sobre la actitud a adoptar: unos prefieren esperar, otros recibir garantías británicas antes de actuar y otros, iniciar ya algún tipo de acción. Idrís toma contacto con los británicos y acepta formar unidades -Lybian Arab Force- y guerrillas en el Dchebél Ajdar. La primera luchará junto a los aliados. Las unidades libias del Ejército italiano están descontentas, y algunas de ellas desertarán cuando se inicien las operaciones italianas contra los británicos -en septiembre de 1940- y, posteriormente, pasándose a la guerrilla o a los británicos.

En la retaguardia italiana operarán saboteadores e informadores, que son fusilados cuando caen en manos del ocupante. En 1942, Idrís exige de los británicos garantías de que Cirenaica, la base de su poder, recobrará la independencia después de la guerra; los nacionalistas insisten en que afecte también a Tripolitania. Tras varias ofensivas y contraofensivas de germano-italianos y aliados, estos últimos, tras su victoria en El Alemein a fines de 1942, ocupan la capital de Libia, Trípoli, en enero de 1943. Los británicos establecen una administración provisional, mientras que los franceses hacen otro tanto en el sur del país, pero no se habla de autodeterminación. En 1944 los nacionalistas no ligados a Idrís se oponen a una independencia que no prevea la unión entre ambas partes de la ex colonia italiana, y desean instaurar un régimen republicano, lo que los enfrenta a los británicos que, además, aspiraban, como Francia, a apropiarse de algunas porciones del territorio. Finalmente, tras una larga ocupación británica, Libia alcanzará la independencia en 1951, bajo la monarquía de Idrís, pero unificada. La resistencia somalí se inicia también con la ocupación colonial italiana y termina en 1920 con la derrota de los seguidores de Mohámed Andullah Hasán, y en 1926 con la ocupación de los últimos sultanatos independientes. Tras la guerra de Etiopía Italia engloba a este país, a Eritrea y a la Somalia italiana en un único conjunto, y decide separar el Ogadén de Etiopía e incluirlo en Somalia.

Durante la Segunda Guerra Mundial los italianos ocupan la Somalia británica, que incluyen también en su Somalia, y penetran en el norte de Kenya, habitado en parte por somalíes. Todo esto parece satisfacer en gran medida las reivindicaciones de los pansomalistas, que aspiran a reunir en un único Estado a todos los territorios habitados por somalíes (35), aunque, por el momento sea bajo la dominación de una potencia exterior. Con todo, los nacionalistas somalíes también quieren que los italianos se vayan y la represión cae sobre la Gran Liga Somalí; su dirigente H. Mohámmed Huseín tuvo que exiliarse. La contraofensiva aliada en África Oriental pone fin a la presencia italiana en 1941 y los británicos establecen una administración provisional sobre los territorios italianos. Los somalíes se encuentran a disgusto bajo los británicos, que, obviamente, han separado de nuevo el Ogadén, la Somalia británica y el norte de Kenya de la Gran Somalia. La resistencia se dirige así sobre todo contra los británicos. En 1943 se funda la Liga de la Juventud Somalí, nacionalista y pansomalista, cuyo principal dirigente será, desde 1944, Abdullahi Issa, ex funcionario con los italianos. Pero los más directos colaboradores de éstos, como Aden Abdullah Osman, opuesto a los nacionalistas en su día, se muestran ahora también antibritánicos. A la administración de guerra seguirá, tras gran actividad diplomática, un fideicomiso italiano hasta 1960.

La resistencia en Etiopía comienza con la ocupación italiana de 1936. La capitulación del Haile Selassie no significa sin más el fin de la lucha: la pacificación será ardua y larga para los invasores. Ya en el mismo 1936 aparece una guerrilla dirigida por Abebé Aregái y otros, en la región de Didu, donde se instaura un Gobierno rebelde. Otros focos guerrilleros aparecen en otras regiones. La guerrilla lanza ataques a ferrocarrilles y puestos militares, llevando a cabo acciones de sabotaje y propaganda entre las poblaciones, e incluso llega a atacar la propia Addis Abeba -julio y agosto de 1936-, lo que desencadena una feroz represión italiana, que no tiene comparación con la aún más feroz de febrero de 1937, tras el atentado contra el general Graziani perpetrado por dos eritreos: el Ejército y colonos italianos fanatizados matarán a 3.000 -otros señalan a 7.000- etíopes. En 1939 el Negus, en el exilio, ofreció a los aliados su colaboración contra los italianos, pero aquéllos, que habían reconocido la conquista italiana en 1938, y para no incomodar al entonces aún no beligerante Mussolini, ignoraron la oferta. Cuando Italia entró en guerra, la cosa cambió. Los británicos prometieron apoyar a Haile Selassie, quien, al parecer, ya no era ese molesto hombrecillo; llegaron a un acuerdo con él y establecieron contactos con las guerrillas del interior. Ras Burrú será el delegado del emperador ante los británicos y aliados, que, sin embargo, rechazaron una alianza formal.

Cuando los británicos lanzan su contraofensiva contra el África Oriental Italiana, en ella participan en gran número los guerrilleros etíopes, que a veces pretendían continuar las operaciones por su cuenta, sin contar con los aliados. Paralelamente, miles de etíopes enrolados por los italianos -a excepción de eritreos y somalíes- desertaron y se pasaron a la guerrilla. A los etíopes no se les permitió entrar en Addis Abeba, y ni siquiera al mismo emperador: los británicos querían disminuir el papel de las fuerzas etíopes y, por solidaridad racial con los italianos, temían las represalias etíopes contra éstos. Además, deseaban también reducir el papel político del Negus: los aliados dudaban, todavía en 1941, si restituir la independencia a Etiopía, y había proyectos de reparto del país entre las potencias aliadas. Haile Selassie pudo entrar finalmente en su capital el 5 de mayo de 1941, pero los británicos habían instaurado una administración militar -OETA, Occupied Enemy Territory Administration- que era el único Gobierno admitido y las decisiones del Negus eran ignoradas, como afirma J. H. Spencer en "Ethiopia, the Horn of Africa and US. Policy", la OETA suponía un verdadero protectorado sobre Abisinia, que los británicos esperaban hacer permanente. El emperador fue forzado a aceptar consejeros británicos, a no adoptar ninguna medida sin previo acuerdo con el OETA, y los extranjeros -léase blancos- quedaban bajo jurisdicción de tribunales británicos. Sólo en 1944, tras muchas protestas del Negus -y de los norteamericanos- comenzaron a permitir la existencia de la administración nacional, sin incluir a Eritrea ni el Ogadén por el momento.

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