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II Guerra Mundial

Desarrollo


El Ejército Rojo aprovechó el desembarco de Normandía para atacar, con una masa de 166 divisiones, al frente del centro alemán, que sufrió más de 200.000 bajas. A mediados de julio, los soviéticos ocupaban toda la Rusia Blanca, la mitad de Polonia y llegaban a Prusia Oriental. Antes de finalizar el mes llegaron al Vístula y a unos 20 kilómetros de Varsovia. Ello puso sobre el tapete la cuestión polaca. Los polacos exiliados luchaban con los aliados en la RAF, el ejército del general Anders y su Gobierno de Londres no aceptaba la nueva frontera propugnada por la URSS, que pretendía apropiarse de las provincias orientales. Stalin, en julio de 1944, instaló en Lublin un Gobierno polaco formado por comunistas, que comenzó a repartir tierra entre los campesinos y a organizar un ejército. El 1 de agosto de 1944, sin consultar al Gobierno de Londres, la resistencia polaca (Ejército Polaco del Interior) encabezada por el general Komorowski, sublevó Varsovia contra los nazis para evitar que liberase la ciudad el Ejército Rojo e impusiera al Gobierno comunista de Lublin. Stalin negó el permiso a los aviones aliados para abastecer a los varsovianos sublevados desde aeródromos rusos y el Ejército Rojo detuvo su avance para dar tiempo a que los alemanes acabaran con la sublevación de la capital. Esta duró hasta el 3 de octubre y, tras sofocarla, los alemanes enviaron miles de supervivientes a campos de concentración.

El avance del Ejército Rojo provocó el pánico en los satélites de Alemania. El 23 de octubre, el rey Miguel de Rumanía destituyó al mariscal Antonescu, jefe del Gobierno, lo hizo detener y nombró un gabinete prooccidental que declaró la guerra al Reich. Aunque Bulgaria no había participado en la invasión de la URSS, fue invadida por las tropas rusas, que ocuparon la capital el 18 de septiembre; el Gobierno no opuso resistencia y declaró también la guerra al Reich. Hungría tenía a los rusos en su frontera sur a finales de septiembre y, como el Gobierno del almirante Horthy vacilaba, los alemanes lo sustituyeron por el nazi Szalasi; el 30 de octubre, los soviéticos y una división rumana marcharon contra Budapest, donde se defendieron alemanes y húngaros hasta febrero de 1945. En Yugoslavia, el Ejército Rojo enlazó con los guerrilleros de Tito y avanzaron hacia Belgrado, cuya guarnición alemana se defendió hasta el 20 de octubre. En el otro extremo del frente, los rusos atacaron Finlandia, que firmó el armisticio de Moscú el 19 de septiembre. El agotamiento alemán parecía evidente a mediados de diciembre de 1944, cuando la Wehrmacht dio su último coletazo. La ofensiva de las Ardenas fue una operación brillante pero imposible por falta de recursos.

Al mando de von Rundstedt, dos ejércitos panzer rompieron el frente americano con un esfuerzo principal hacia Amberes, con la intención de bloquear los suministros británicos. Carentes de aviación, los alemanes aprovecharon la niebla para cubrirse mientras los americanos de la 101 división se defendían. El 24, los alemanes estaban a seis kilómetros de Dinant, retrasados por el barro y la falta de combustible. Sin embargo, el día antes había levantado la niebla y los cazabombarderos americanos volaban de nuevo, clavando la ofensiva en los caminos. El día de Navidad, los alemanes hicieron un último esfuerzo, pero fracasaron ante la aviación y los blindados de Patton. Dominada la ofensiva, Eisenhower ordenó bombardear intensamente el valle del Rin, cuyo cauce cruzó la vanguardia americana el 7 de marzo, gracias al puente de Remagen, que no había sido destruido. El 23, Patton también atravesó la corriente en Oppenheim y Montgomery en Wesel. Desde entonces, el avance americano fue casi un paseo, mientras en el este, la Wehrmacht resistía a los rusos con la intención de dar tiempo a que los americanos ocuparan Alemania. En abril, estaban más cerca de Berlín y Praga que los rusos, que se retrasaban. Churchill quiso aprovechar la ocasión y evitar la ocupación sovietica de gran parte de Europa central, pero Roosevelt, ya muy enfermo, dejaba las decisiones en manos de Eisenhower, un burócrata que decía no entender de política y atendía, sobre todo, a las disensiones entre Montgomery y los generales americanos.

Las fuerzas aliadas se detuvieron hasta que el Ejército Rojo pudo avanzar de nuevo. El Reich del milenio se hundía a toda prisa. En Italia, las tropas aliadas rompieron el frente alemán y se desparramaron por la llanura del Po, mientras los partisanos cazaban a los alemanes y fascistas aislados. El 28 de abril apresaron a Mussolini, lo fusilaron y colgaron por los pies. El 29, el mando alemán en Italia se rindió, sin autorización de Hitler, quien se suicidó al día siguiente, cuando los rusos ya estaba a 500 metros de su refugio subterráneo. Antes de morir nombró sucesor al almirante Dönitz, que no pudo retrasar el desenlace. El 7 de mayo de 1945, Jodl se rindió ante Eisenhower y Keitel lo hacía ante Zhukov.

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