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Entre los kanatos surgidos de la división del Imperio mongol hay dos, el Ilkanato y el de Chagatai, cuya historia forma parte de la del mundo islámico, y otro, el de Saray, próximo a ella en algunos aspectos; sólo el cuarto, China, aún contando entre sus súbditos a muchos musulmanes, corresponde claramente a un ámbito distinto de civilización. El Ilkanato heredaba las conquistas hechas por Hulegu en Mesopotamia y norte de Siria en 1258. Los ilkanes o iljanes, que se convierten al Islam a finales del siglo XIII, establecieron su capital en Tabriz, aprovechando las buenas condiciones estratégicas del Adarbayyan, y alentaron la inmigración de gran cantidad de turcos que, todavía, practicaban modos de vida pastoriles, lo que contribuyó tanto como las destrucciones de la conquista, a la decadencia de regiones tradicionalmente agrícolas. La época Iljaní contribuyó a acentuar la singularización del Irán dentro del mundo islámico. En el plano religioso porque, aunque sunníes, permitieron la influencia y difusión del si´ismo, que acabaría por ser "la forma nacional del Islam iraní" (Hambly); además, protegieron diversas órdenes místicas de fuerte influencia política: una de ellas, la de los "kalenders" sería el origen de la dinastía safaví. Por lo demás, paulatinamente se repararon las catástrofes causadas por la conquista, aunque no siempre fue posible: así, Bagdad, que en el siglo XI todavía contaba con unos 400.

000 habitantes, y con más de 100.000 en el momento de su asalto, en 1258, descendió a los 60.000, y masacres semejantes habían ocurrido en Mosul (1262), Wasit, Irbil y otras plazas. Lo habitual fue restaurar o continuar tradiciones anteriores, a las que se añadieron a veces algunas influencias mongoles. La arquitectura renació en mausoleos y mezquitas como la de Veramin, próxima a Teherán, y también la miniatura, en la que se observan claras influencias chinas. La historiografía, el enciclopedismo y la poesía se cultivaron, siempre en persa, pues el conocimiento del árabe se perdió: Sa'di, de Siraz, es considerado el poeta persa clásico más importante junto con Firdausi. La misma gama de tradiciones e influjos se observa en la práctica del poder. El ilján se rodea de un consejo o "quriltai" de notables para aplicar la ley mongola, pero sigue habiendo una administración encabezada por visires del país, como el conocido judeoconverso Rasid al-din, en tiempos del ilján Gazán (1295-1304), que fue también destacado historiador. La atención a las obligaciones financieras se resolvió mediante la renta de las grandes propiedades del ilján -inyu-, con la que se pagaba a las tropas pero, al cabo, hubo que regresar a las cesiones en iqta', llamada ahora "soyurgal". También eran fundamentales las contribuciones de origen urbano y mercantil, que se incrementaron y reformaron, en algunos aspectos, añadiendo a la experiencia del país modelos de origen chino: Gazán intentó sin éxito que se aceptara el papel moneda, uniformó el régimen de pesas y medidas, modificó los aranceles aduaneros, construyó bazares, talleres y alhóndigas en Tabriz, al modo tradicional, y aseguró el tráfico terrestre.

Aquel buen gobierno era fundamental para apoyar la práctica del comercio: el iljanato estaba atravesado por las principales rutas terrestres entre el Levante mediterráneo y el Mar Negro, por una parte, y por otra el Asia Central y la India, lo que explica el interés e intensidad de sus contactos con mercaderes y poderes políticos occidentales, pero no pudo desplazar a Alejandría de su posición dominante como punto de enlace entre el Indico y el Mediterráneo. El kanato se desintegró rápidamente después de la muerte de Abu Sa´id (1316-1335), en parte por los enfrentamientos y personalismos políticos de la minoría mongola, que no se había integrado en la sociedad local; en parte, también, por la insuficiencia de recursos fiscales, y por la indisciplina de las poblaciones de pastores-guerreros unas veces venidas con los conquistadores -mongoles, turcos-, otras de antigua implantación, como los kurdos. Diversos principados sucedieron al iljanato, como el de los Muzafaríes, iranios, al sur del país, el de los mongoles Yalairíes en el noroeste de Persia y Mesopotamia, y los turcomanos de las "Ovejas blancas" y las "Ovejas negras" en el este de Anatolia y oeste del Irán. La disgregación política también alcanzó a los otros kanatos mongoles, a menudo rivales del de los iljanes. No nos referiremos aquí al de los tártaros de la Horda de Oro, cuya islamización culminó a mediados del XIV: su kan Janibek llegó a saquear Tabriz en 1357, aprovechando la decadencia iljaní.

En la antigua Transoxiana se había formado el ulus o kanato de Chagatai, donde la islamización también hizo grandes progresos en medio de poblaciones mongolas y turcas que mantenían el modo de vida nómada, mientras que la vida urbana continuaba, aunque decaída, en zonas de oasis de la Kasgharia y Mawarannahr, y en las antiguas metrópolis (Samarkanda, Bugara, Balk, Marv). En el núcleo del kanato, que era el Mughulistán, se mantuvo el gobierno mongol hasta el siglo XVII, pero en Mawarannahr tomaron el gobierno efectivo diversos emires turcos. Hijo de uno de ellos, del clan de Bartas, fue Timur-Leng (Tamerlán), nacido en 1336, turco y sunní, pero, en muchos aspectos, heredero del espíritu conquistador de Gengis Kan: "durante los últimos años del siglo XIV -escribe Claude Cahen- extendió el terror y la muerte desde Rusia central hasta la India del Norte, desde los confines de China hasta Siria y Asia Menor"; conquistó el Jurasán e Irán entre 1380 y 1385; el Adarbayyan, Fars, Georgia y el este de Anatolia en sus campañas de 1386,1388 y 1392-1394; combatió a la Horda de Oro en 1388 a 1391 y 1395; tomó Bagdad en 1393 y Delhi en 1398; lanzó campañas contra Georgia, Siria y Egipto en 1399-1401; aplastó al sultán otomano Bayezid (Bayaceto) en 1402, y proyectaba una expedición contra China cuando falleció, en 1405. A ojos de los europeos, aparecía como un nuevo conquistador del mundo cuya alianza, en especial contra los otomanos, podía ser muy útil: Enrique III de Castilla, por ejemplo, envió a su corte de Samarkanda la embajada cuyo viaje y actividades conocemos gracias al relato de Ruy González de Clavijo.

El imperio creado por Tamerlán no se consolidó aunque su nieto y sucesor Rukh (1405-1447) ejerció todavía un poder muy amplio, pero dedicó sus mejores esfuerzos a la actividad cultural y artística, que florece en la nueva capital, Herat, en Samarkanda, donde se alzó el mausoleo de su abuelo, Tabriz, Mashad o Isfahan, dotadas de palacios, mezquitas, plazas... La miniatura persa llegó entonces a su perfección en Herat, y escribió el primer poeta nacional turcomano, Alí Sir Nevai. La difusión de la cultura iraní entre las poblaciones turcomanas progresó mucho en aquellos tiempos, cuando los timúridas gobernaban en el este de Persia, Jurasán y Asia Central, mientras que otras tierras conquistadas por Tamerlán pasaban a manos de nuevos dueños: las confederaciones turcas de las Ovejas blancas y las Ovejas negras se reconstruyeron pronto y dominaron el oeste del Irán, Adarbayyan y Bagdad, hasta que se hizo con el poder la nueva dinastía safávida iniciada por Isma´il (1502-1504). Al otro extremo del antiguo dominio surgió, ya en 1526, el Imperio mogol de Delhi, en la India, obra de Babur, un lejano descendiente de Tamerlán.

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