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Datos principales


Rango

Neolítico

Desarrollo


Actualmente, se puede afirmar que el proceso de cambio socioeconómico no es sincrónico en todo el territorio peninsular. El área costera del Mediterráneo y sus zonas interiores de influencia, ven con mayor prontitud el fenómeno de transformación. Las zonas interiores, como la Meseta y los territorios noroccidentales, sufren esta transformación en un momento cronológico posterior. En las zonas costeras mediterráneas de la Península Ibérica esta neolitización inicial se incluye en el proceso observado en la globalidad del Mediterráneo occidental, vinculándolo con el desarrollo del horizonte de cerámicas impreso-cardiales, con fechas que cubren esencialmente el VI y, sobre todo, el V milenio. En efecto, en la mayor parte de las regiones, el registro material asociado con las primeras prácticas agro-pastoriles, aparece asociado con cerámicas decoradas mediante impresiones de concha de Cardium edule. Se observan, no obstante, variaciones regionales en la cultura material, tanto a nivel de cuantificación de cerámicas con decoración impresa (por ejemplo, su presencia muy reducida en Andalucía en relación con el Levante y Cataluña), o la aparición de otros conjuntos cerámicos diferenciados, que proponen una variabilidad regional dentro del proceso de transformación que difícilmente puede ser único y uniforme. A menudo la documentación de este registro material diferenciado va acompañada de manifestaciones de actividades productoras (domesticaciones precoces) en unos contextos cronológicos-culturales que presentan dificultad de integrarse en la secuencia global mediterránea.

Desgraciadamente, la documentación de estos casos particulares no es aún completa y sus dataciones son a menudo controvertidas. A nivel general, los modelos explicativos han evolucionado desde las posiciones simplemente difusionistas de tipo mediterráneo de los años sesenta, hacia una mayor complejidad de los modelos, fruto de un progresivo conocimiento del registro y evolución epistemológica. Actualmente, en términos generales, para el marco costero peninsular se concretan dos posturas o modelos generales. La primera proposición explicativa, expuesta por los investigadores de la región de la zona levantina, teniendo a B. Martí, J. Fortea y J. Bernabeu como principales defensores, ha recibido el nombre de modelo dual. Esa hipótesis, resumida de manera esquemática, parte de la premisa, considerada incuestionable, de que la disparidad y la variabilidad de la cultura material observada en el registro arqueológico del Levante peninsular del VI-V milenios no son explicables con los recursos de adaptaciones estratégicas de subsistencia, sino que responden a dos tradiciones culturales distintas. Una de ellas sería la constituida por los últimos cazadores-recolectores, y la segunda estaría representada por una cultura de origen exterior con una forma económica plenamente neolítica. Las dos tradiciones culturales entrarían en mutua imbricación, desarrollándose un proceso de aculturación de los epipaleolíticos por parte de los neolíticos, que les llevaría a la adopción de algunas características de la economía y tecnología neolítica. El segundo grupo de posiciones se caracteriza por otorgar, en términos generales, un mayor rol activo a las sociedades de cazadores-recolectores en la transformación del cambio cultural. Autores, como J. Vicent, proponen una vía explicativa de que las causas de las transformaciones se hallan en las propias contradicciones internas de cada sociedad. Siguiendo los postulados de B. Bender o de J. Lewthwaite, se enfatiza un proceso de transición determinado por el cambio de unas relaciones sociales de tipo abierto con una reciprocidad generalizada, a unas relaciones sociales cerradas vinculadas a las restricciones sociales derivadas de las alianzas intergrupales.

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