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Datos principales


Desarrollo


El Paleolítico Superior representa quizás el momento en que mejor podemos conocer el desarrollo de los elementos sociales durante el Paleolítico. Así, veremos la aparición del arte como elemento característico de la cultura. Éste va a representar en buena medida la objetivación de aspectos de tipo religioso o social. Así, el arte podría tener motivos religiosos ligados a la concepción por parte de los grupos humanos de una vida trascendente o de la ideologización de determinados conceptos. Económicamente siguen siendo cazadores, con una vida anímica diferente a la nuestra, que somos agricultores, lo que dificulta nuestra capacidad de comprensión de sus últimos significados. Esta diferente actividad económica hace que sean motivaciones distintas a las actuales lo que complica en muchos casos sus posibilidades de interpretación. La aparición del arte nos habla de la riqueza de la vida espiritual, pues el concepto de un arte por razones puramente estéticas está ya superado como fundamento exclusivo, aunque éste no se pueda excluir en la interpretación de aspectos como la presencia de artes decorativas sobre elementos de uso cotidiano. Otra novedad es el desarrollo de las técnicas de trabajo de la pleura. Se multiplican las hojas o láminas, que son lascas cuya longitud tiende a ser el doble que la anchura. Estas hojas tienen muchas ventajas, pues con esta forma de tallado casi todas las hojas son iguales y permiten un mejor aprovechamiento de la materia prima.

Además, al ser todas iguales permite una mejor, o más fácil, transformación de los útiles. Con un modelo estandarizado de soporte, con poco trabajo, se pueden hacer gran variedad de útiles. De esta forma vemos cómo mientras que para el Paleolítico Medio la industria se podría caracterizar con la lista tipológica de F. Bordes de 63 tipos, para el Paleolítico Superior se hace necesaria una lista de 92 tipos como la propuesta por D. de Sonneville-Bordes y J. Perrot o incluso una lista ampliada de 105, propuesta por el grupo de Burdeos y, sin embargo, aún dejan fuera muchos elementos. Esto representaría una ventaja económica y permite un mayor control social sobre estos elementos. Así veremos cómo a lo largo del Paleolítico Superior se detecta una fuerte tendencia a la regionalización, entendiéndola como el desarrollo por parte de los grupos humanos de elementos tipológicos de distribución restringida, no sólo en el tiempo, sino también en el espacio. Hay una gran tipología formal de los instrumentos, pero que utilitariamente se reducen más o menos a 10, según los distintos análisis de huellas de uso realizados por diferentes autores. Es decir, hay diferencias formales, no funcionales, que tienen validez de cohesión de grupo. Un grupo hace los instrumentos de una determinada forma para distinguirse de otros grupos. Otra característica del Paleolítico Superior es el uso de materias duras animales, como el hueso o el asta, como materia prima para hacer instrumentos.

En el Paleolítico Inferior y Medio el hueso se usaba aprovechando sus formas naturales como punzones, o trabajándolo por retoque como la piedra. En el Paleolítico Superior será el uso del asta para hacer instrumentos lo que marcará la tecnología. Con el asta se tiene una materia que permite una gran flexibilidad formal y que a la vez es lo suficientemente dura como para servir en la fabricación de instrumentos. También su superficie se puede trabajar, dando lugar a gran número de instrumentos sobre los que el artesano proyecta su individualidad. Por su variedad formal se pueden dividir en: útiles ofensivos como las azagayas, que aparecen desde inicios del Paleolítico Superior hasta el Magdaleniense (30.000 al 9000), piezas apuntadas de fuste alargado con la base preparada para el enmangue. Arpones o piezas cuyo fuste se presenta denticulado, con dientes proyectados hacia la base y cuyo enmangue presenta distintas formas de sujeción. Estos aparecen en el Magdaleniense y el Aziliense (13.000 al 7000), el arpón perdura después del Paleolítico Superior, siguiendo hasta el Mesolítico (hasta el 3000). Las azagayas y arpones, por su variedad formal y la presencia de decoraciones, han servido para distinguir las distintas fases del Paleolítico Superior. Junto a ellos encontramos también útiles de uso cotidiano como los punzones, que son puntas aguzadas y que conservan parte de la articulación.

Lo mismo que agujas, a menudo perforadas, cuya forma es la misma que las actuales. La mejora de las técnicas de talla hace que el trabajo de la piedra necesite una mayor precisión, por lo que se prefieren percutores de asta o hueso. Hay dos tipos principales de percutores: cinceles y compresores. Los cinceles son fragmentos de hueso que en un extremo presentan esquirlas. Los compresores suelen ser elementos planos con huellas de presiones sobre la piedra. También empiezan a encontrarse en abundancia elementos sin utilidad activa sino social: son los adornos como los colgantes, normalmente dientes perforados, a menudo caninos de carnívoros o de ciervo, cuya importancia social provoca a veces la aparición de imitaciones en piedra. También las conchas de moluscos, que no sólo se utilizan como collares, sino que pueden llegar a formar adornos muy complejos como los encontrados en los enterramientos de Grimaldi, donde apareció un bonete con 3.000 conchas, o en Sungir, con un complejo ajuar; lo que hace pensar que se encontraban formando parte de los vestidos de los cadáveres. Como vemos, el desarrollo de la tecnología de las materias duras animales permite una mayor plasticidad de los elementos y la posibilidad de detectar a través de ellos la presencia de elementos de socialización grupal. En el Paleolítico Medio los grupos humanos se diversifican socialmente, apareciendo yacimientos con una funcionalidad específica. Durante el Paleolítico Superior estas divisiones se intensifican mucho (por otro lado, no podemos olvidar que se conservan más yacimientos de esta época que de cualquier otra anterior, con lo que es más fácil encontrar yacimientos diversificados por funciones).

Los grupos del Paleolítico Superior nos permiten estudiar así una mayor complejidad social. Hay muchos yacimientos al aire libre con todo tipo de formas, desde yacimientos estacionales hasta estructuras muy complejas. También podemos identificar yacimientos vinculados con la trashumancia de animales. Incluso se puede plantear la existencia de territorios específicos para cada grupo humano delimitado. Aparecen los santuarios artísticos, en sentido muy amplio, tanto grandes conjuntos (Altamira o Lascaux) como lugares con pequeñas representaciones. En el Paleolítico Superior hay un mayor desarrollo de las estructuras de habitación, no tanto por un aumento demográfico, sino por una mejor conservación de yacimientos. Es una etapa geológica reciente y los grupos ya tienen un nivel cultural desarrollado. Por eso los yacimientos son más espectaculares. De este modo, se documentan muchas estructuras de habitación al aire libre de varios tipos. Hay cabañas que continúan los modelos de Olduvai DK o las de Terra Amata, de forma cónica, muy fáciles de desmontar y trasladar. Junto a éstas, en lugares situados en las regiones del norte de Europa, las cabañas tienden a ser más robustas y a ser fabricadas con un sistema de pies derechos y cubrición de pieles, apareciendo en conjuntos que nos permiten plantear la existencia de poblados. Más al norte, en la llanura ruso-polaca, aparecen muchos hábitats construidos con restos de elefantes que permiten una construcción permanente o semipermanente.

Éstos se fabrican con huesos de mamut cazados por el grupo o, dado el número de restos necesarios, que como veremos es muy alto, se recogen también huesos de otros animales muertos. Son estructuras muy complejas y sólidas, que heredan los modelos de yacimientos del Paleolítico Medio como Molodova V. El mayor conocimiento del Paleolítico Superior nos permite saber mejor cómo vivían. La multiplicación de descubrimientos de habitaciones al aire libre es importante, porque nos permite conocer el número de personas que han podido vivir, mientras que el mundo de las cuevas obliga a considerar un espacio controlado por las dimensiones de la misma. Hay varios tipos de cabañas, algunas muy grandes (40-10 m2) en las que podría vivir una familia extensa, junto a pequeñas cabañas (5-6 m2). Esto hace pensar que los grupos humanos tuvieron una alternancia en el tipo de las ocupaciones ligada a su vida social. En invierno o en épocas de clima adverso, los grupos humanos tendían a agruparse (más posibilidades de alimentación y más calor); en verano tenderían a disgregarse formando núcleos pequeños en zonas distintas, con lo que aumentan las posibilidades de obtención de recursos. Este esquema de doble ocupación parece que existía en el Paleolítico Superior. En el mundo de las cuevas, como dijimos, es más difícil ver la forma de habitación. También aparecen yacimientos en cuevas grandes y en cuevas pequeñas, lo que hace pensar que la ocupación sería de doble esquema.

No se sabe si la ocupación en cuevas grandes o pequeñas responde al clima, porque es más suave en el sur de Europa. Lo que sí hay es una ocupación en diferentes alturas de la montaña, lo que indica el aprovechamiento de los diferentes pisos ecológicos. Durante el Paleolítico Superior contamos, como ya hemos dicho, con más yacimientos conocidos, por lo que también poseemos más datos para interpretar las estrategias al existir más restos de animales. Las especies habituales son los cérvidos como el reno y el ciervo, junto a los elefantes, bóvidos y équidos en la Europa oriental. Todos muy útiles económicamente: de ellos se obtiene la carne, la piel y la cuerna o el marfil. Los animales secundarios son, según las áreas, los grandes bóvidos, los caballos y las cabras (las ovejas salvajes no se conocen en el Paleolítico Superior europeo). Al ser una caza muy selectiva, se puede observar el aprovechamiento de las distintas especies. Los animales se cazaban y se descuartizaban en el lugar de la caza, sólo se transporta al hábitat las partes ricas en alimentos (así, en los yacimientos no aparecen columnas vertebrales y sí muchas extremidades). Se aprecian, a veces, variaciones en el esquema: de los animales grandes sólo aparecen las extremidades (la carne del lomo, por ejemplo, se llevaría sin huesos) y, en cambio, los animales pequeños, como las cabras, aparecen enteras. Por otro lado, además de herbívoros, también hay carnívoros, de los que sobre todo aparecen los cráneos y las falanges (lo que indica que fueron cazados por la piel, no para comer).

También abundan otros animales como los osos. No está claro si los osos fueron cazados o si el oso utilizó la caverna para invernar y murió (como indica la abundancia de cachorros y osos viejos). La presencia de animales en yacimientos no siempre se debe a causas humanas. También aparecen hienas o huesos roídos por ellas (cuando el grupo humano emigraba, las hienas entrarían y usarían las cuevas). Lo mismo podemos decir de los restos de micromamíferos tales como ratones o musarañas. Su presencia se detecta, sobre todo, en las capas superficiales de los niveles o en los momentos de abandono, período en el cual las rapaces ocupan las cuevas, arrojando las egagrópilas o bolas de deyección en las que encuentran las partes no digeribles de los pequeños animales que forman su dieta.

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