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Datos principales


Rango

EdadBronce

Desarrollo


La isla de Creta se encuentra también en una situación privilegiada para entrar en contacto con los pueblos más desarrollados del tercer milenio, en las costas orientales del Mediterráneo. Las relaciones con Egipto, Chipre y Levante ponen las bases para un desarrollo cultural sobre la recepción de productos elaborados a cambio de exportaciones de madera para las construcciones del Egipto faraónico. En Creta se van configurando estructuras de poder en manos de quienes se muestran capaces de controlar los bienes ahora apreciados. El tercer milenio es, así, un período de transformaciones en que se introduce el uso de los metales controlados por grupos reducidos de la población que promueven el desarrollo desigual entre distintos puntos de la isla y dentro de las mismas comunidades. La zona más desarrollada en este período fue la de la costa oriental, además de algunos lugares del centro, en la costa norte, que pueden haber tenido desde entonces contactos con las Cícladas. Así, pudo influir también en la isla de Creta el apogeo del Bronce Antiguo en el Egeo a mediados del tercer milenio, hasta el punto de que, en algún momento, el desarrollo de la cerámica parece indicar una cierta homogeneización. A partir de un momento, en la costa sur, en que también aparecen signos de contacto con Libia, se puede hablar de una cultura minoica antigua difundida por la isla, aunque con rasgos heterogéneos. Las comunidades primitivas subsisten y dejan su rastro en los enterramientos, a pesar de que la introducción de la metalurgia introduce relaciones violentas entre las comunidades.

Con el segundo milenio se notan de manera más aguda las consecuencias del cambio; por un lado, por la aparición de grandes conjuntos urbanos, de raíz agrícola, pues la agricultura experimenta los efectos de los cambios y los orienta hacia la nueva vida urbana. Por otro lado, el palacio como construcción y como institución aparece como reflejo de la capacidad acumulativa provocada por los cambios, vertida hacia una mayor capacidad para controlar las producciones básicas. La riqueza agrícola, el desarrollo de la metalurgia y los intercambios marítimos se convierten en los fundamentos para la creación de una cultura original altamente desarrollada, capaz de construcciones potentes y monumentales, destinadas no sólo a servir de utilidad, sino también a impresionar, como modo de representar el poder de quienes los hacen construir y los saben organizar. Paralelamente, parece desarrollarse la cultura espiritual, con una presencia religiosa cuya organización no parece ajena a la del poder político, en una figura que podría asimilarse a la de los reyes-sacerdotes del Próximo Oriente. Desde muy pronto, dentro del segundo milenio, se desarrolla también la escritura jeroglífica, que se continuarla en la lineal en los momentos de integración con los griegos de Micenas. También en el segundo milenio se revelan restos de intervenciones importantes en el exterior, gracias a los impulsos dados por contactos anteriormente llevados a cabo en posición subalterna.

Ahora son los cretenses los que colonizan algunas de las islas Cícladas e, incluso, desde 1700 a.C., se detecta un asentamiento cretense en Citera, enfrente del extremo suroriental de la península del Peloponeso. En Melos hay un palacio minoico del Bronce Medio, en Egina restos de fortificación y en otras islas huellas de diverso orden. Da la sensación de que, en el segundo milenio, proliferaron entre las islas las acciones que pudieran calificarse de piráticas, consecuencia de los desequilibrios provocados por las nuevas formas de difusión de la riqueza, de modo que el legendario rey Minos se dedicó a limpiar el mar de bandidos, incluidos los carios, que poblaban entonces la isla de Delos, según Tucídides. El mismo autor habla de la talasocracia cretense, que llegaría a Atenas, para justificar la tradición según la cual los atenienses tenían que pagar un tributo humano, de jóvenes de uno y otro sexo en la edad de iniciarse en la integración colectiva, del que los libró el héroe Teseo, benefactor de la ciudad en lucha contra monstruos como el minotauro. Si en el minoico medio parece que la zona más avanzada fue en general la franja central de la isla, de norte a sur, a partir de 1600 a.C., en que se inicia el minoico reciente, el poder parece concentrado en un solo palacio, el de Cnosos. Aquí es donde el apogeo parece más definido y donde los rituales femeninos, relacionados con cultos zoomórficos vinculados al toro, representados en las figuras de Minos, Pasifae y Ariadna, se convierten en instrumentos de control ideológico, modos de utilización del mundo imaginario que, a pesar de haber surgido de los sectores más vinculados a la tierra y preocupados por la reproducción, quedan en manos, como todo control, del poder organizado, de tal modo que las mujeres de las clases poderosas y las diosas conservan en su nuevo papel una posición socialmente dominante. Tal era la situación cuando se produjo en Creta la irrupción de los griegos micénicos, que aprovecharon aspectos autóctonos como la escritura lineal A, que fue utilizada por el griego como lineal B, e introdujeron aspectos formales y culturales que trajeron desde el continente. Ahora Creta queda incorporada a la civilización micénica.

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