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obra
En el Codex Atlanticus de la Biblioteca Ambrosiana encontramos algunos de los diseños más interesantes de Leonardo. Por encima de todas sus máquinas de guerra, de sus armas, de sus planos de ingeniería o arquitectura, lo que más ha fascinado en nuestro siglo han sido sus bocetos para máquinas voladoras, que anticipaban en cuatro siglos al avión.Esta máquina es uno de los diseños más sencillos de los conservados de Leonardo. Sin embargo, pese a la evidente originalidad del artista, también es cierto que Leonardo no hacía sino captar magistralmente un estado de su época. La mayor parte de sus diseños están inspirados en otros inventos de ingenieros y arquitectos contemporáneos o anteriores. El caso es que la máquina voladora tampoco es absolutamente nueva: una generación antes de Leonardo, ya Giovanni Battista Danti de Perugia había probado una máquina voladora.
contexto
No fue hasta mediados del siglo V a.C. cuando los ejércitos de las poleis dispusieron de máquinas de asalto con las que tomar las ciudades amuralladas. Antes del empleo de estos artilugios, la rendición de las ciudades se realizaba por el bloqueo y el hambre. Fue el tirano Dionisio de Siracusa, quien introdujo en sus tropas las máquinas de tiro, torres y arietes, tomando como modelo los ingenios que los cartagineses emplearon en Sicilia. El testigo fue tomado por Filipo de Macedonia, mejorando los aparatos de asalto y asedio con los que consiguió excelentes resultados.
obra
En 1881 Durand-Ruel alcanzó un acuerdo con Monet por el que el galerista se comprometía a comprar al pintor un determinado número de cuadros mensualmente. Esta seguridad le permitió trabajar en nuevos motivos y gracias al éxito de sus marinas, decidió a finales del invierno regresar a Fecamp, en la costa normanda. Allí había estado con su hermano en el otoño anterior y realizó algunas obras como Acantilados de Les Petites-Dalles. En esta imagen que contemplamos, Monet ha suprimido las referencias a los acantilados para interesarse exclusivamente por el mar embravecido, resultando una obra cargada de expresividad. El interés del pintor se centra en captar la iluminación característica de un momento, lo que determina las tonalidades a emplear. Así al situarnos en una nublada tarde, se emplean colores fríos que acentúan el aspecto expresivo del conjunto. El trazo es rápido y empastado, reforzando el abocetamiento de la escena. Las formas y los volúmenes van desapareciendo paulatinamente para acercarse a la abstracción. Este proceso será criticado por especialistas y pintores, reaccionando algunos de ellos con trabajos encaminados a dotar de mayor volumetría las composiciones como son los casos de Cèzanne o Renoir.
obra
Al igual que Dos hombres en Mönchgut, este dibujo a tinta fue realizado durante el viaje que Friedrich emprendió el 24 de mayo de 1826 a Greifswald, de donde pasó a Rügen en junio, en busca de cura y reposo, asediado por la enfermedad, que ya no habría de abandonarle. Allí realizó un buen número de estudios, en los que el pintor hallaba, a la vez que una base para futuras obras, una forma de expresión más cómoda que el óleo. Apenas realizó cuadros con esta técnica durante 1826, impedido como estaba, centrando todo su interés en el dibujo, que le fatigaba menos. La composición posee las propias características de simetría y orden de toda la obra de Friedrich.