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Existe una tradición gastronómica en Cogollos Vega que consiste en ir las tardes de verano a una de las fuentes del pueblo con un trozo de pan para empaparlo en agua y comerlo después con una onza de chocolate. Tiene fama, además, por sus embutidos caseros, por su cocina de piezas de caza menor y por platos tan típicos como las gachas picantes, las migas de pan y el choto al ajillo, junto a dulces caseros como roscos, leche frita, los bollos de aceite y los hornazos elaborados para el día de la cruz.
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Colomera, como la vecina Moclín, tiene una despensa tradicional de notable enjundia. Junto a los derivados del cerdo -como los excelentes embutidos y chacinas- y de la caza -con los que se preparan deliciosos platos caseros- destacan el choto al ajillo, la carne en salsa, la sopa granadina, la sopa de picadillo, las patatas a lo pobre, las migas, el asado y la fritada de conejo con tomates y pimientos o los asados y guisos de cordero. Entre sus especialidades en repostería figuran las magdalenas, los roscos y los bizcochos. El municipio forma parte de la zona de producción del Aceite de Oliva Virgen Extra, que se comercializa con la etiqueta de la Denominación de Origen "Montes de Granada".
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Güevéjar es uno de los municipios que forma parte de la zona de producción del Aceite de Oliva Virgen Extra, que se comercializa bajo la Denominación de Origen "Montes de Granada". Tiene fama, además, por sus embutidos caseros, por su cocina de piezas de caza menor, y por platos tan típicos como las gachas picantes, las migas con melón del terreno, el cordero a la caldereta o el choto al ajillo, junto a dulces caseros como roscos, leche frita y borrachuelos. La Denominación de Origen "Montes de Granada" acoge la producción de aceites de oliva vírgenes extra de 30 municipios de la franja septentrional de la provincia de Granada, desde Moclín y Colomera al oeste, a Fonelas y Dehesas de Guadix en su extremo oriental, incluyendo los de Güevejar, y los municipios vecinos de Cogollos Vega y Alfacar. En la zona de Denominación de Origen coexisten dos tipos de aceite, el "frutado intenso", con aroma que recuerda a las aceitunas frescas y verdes, de sabor más amargo y tono verdoso, y el "frutado suave", más dulce y con un tono más amarillento. Ambos tipos de aceite se elaboran con las variedades de picual o marteña, lucio y loaime, principales variedades autóctonas de Granada, que representa la mayor parte de la producción, el 80% y el 15% respectivamente. Además, exixten otras secundarias, como el negrillo de Iznalloz, escarabajuelo, gordal de Granada y hojiblanca.
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Lucena posee una dieta basada en los productos de la zona y del pescado traído de Málaga. Entre las recetas culinarias más destacables figuran los espárragos para acompañar revueltos, la ensalada de coliflor, los pimientos y tomates rellenos de arroz, los huevos al plato con queso, las patatas en ajopollo, las albóndigas de boquerones, el potaje de castañas o la tortilla al charco. Muchos de estas recetas tienen influencias campesinas que aprovecha los más ricos productos de la huerta para la elaboración de las mismas, entre las que resaltan la "roña de habichuelones", los pimientos "ajogaos", y el gazpachuelo. Entre su variada repostería destacan los exquisitos hojaldres, los molletes y las alegrías, como las frutas de sartén: pestiños, tirabuzones y gajorros. De acuerdo con una tradición dulcera, en Lucena se elaboran industrialmente turrones y confituras. Cabe destacar que los vinos de Lucena se encuentran incluidos en la Denominación de Origen Montilla Moriles, debido al tipo de uva que se da en esta zona, la llamada Pedro Ximénez.
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Como villa serrana, ganadera y campesina, Moclín ofrece una enjundiosa tradición culinaria que incluye las migas, el puchero, las patatas a lo pobre, el arroz caldoso, el cordero cabañés y el conejo al hoyo de los Montes. Como platos típicos del municipio destacan la "alboronía" -a base de pollo, ajo, almendras y judías blancas-, la sopa cachorreña y la olla de San Antón. También destacan los derivados del cerdo tales como la morcilla, chorizo, los embutidos, etc. Entre su repostería cabe destacar los deliciosos rosquillos, elaborados como antiguamente, sin ningún producto artificial. El municipio forma parte de la zona de producción de aceite de oliva que se comercializa con la denominación de origen "Montes de Granada".
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Pinos Puente es una zona agrícola, centrada en el cultivo del maíz, trigo, frutales y los olivos. Son típicos los guisos donde intervienen las habas de sus huertas, con las que se hacen riquísimas conservas y se elaboran otros platos populares. La receta más popular de este municipio es los "fideos a la Cazuela", que se realizan con los siguientes ingredientes: 1 cebolla, 1 morrón, 3 tomates pelados, habas frescas y pequeñas, cuarto kg. de solomillo de cerdo, medio kg. de fideos gruesos, medio litro de aceite de oliva y sal. La elaboración de este plato es bastante sencilla. Se sofríen en aceite de oliva el solomillo cortado en trocitos, la cebolla, el morrón cortado, los tomates y las habas. Cuando esté terminado el sofrito se le agregan los fideos y el agua hirviendo, dándole un toque de sal.
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Los usos locales se han manifestado en Víznar en su gastronomía, siendo lo más típico la panadería, calificada de artesanal, y la bollería. Entre las especialidades culinarias destacan el "Poleo", especie de migas elaboradas con masa de longaniza; las gachas picantes, la tortilla de collejas, y el potaje molinero. Algunos de sus platos más populares se elaboran por motivo de ciertas festividades así, la Olla de San Antón, en torno al día de San Antón; o la ensaladilla de invierno, en el día del entierro de la zorra.
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La huerta, la campiña y la sierra son las claves de la riqueza culinaria de Cabra, con sus deliciosas verduras, sus sabrosas carnes y sus excelentes aceites y vinos. Muestra de la variedad y de la calidad de su cocina son platos como el potaje, el gazpacho, el empedrao, o las espinacas con garbanzos, así como otras recetas que hacen patente la herencia andalusí por el empleo de ingredientes como la berenjena, la alcachofa o la naranja, procedentes de la fértil vega de sus huertas. Entre sus especialidades en repostería figuran dulces y postres de temporada como las gachas del día de todos los Santos, los roscos y tortillas de Navidad, o los pestiños y garrojos de Semana Santa. Dignas de mención son también las tortas de aceite o las bizcotelas de las monjas Agustinas.
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La cocina de Córdoba se caracteriza por ser del tipo mediterráneo, es decir, cocina de aceite y cocina de olores. El pasado árabe supone una gran influencia, haciendo que la verdura se guise y constituya un plato por sí misma. También se caracteriza por la preferencia por las mezclas agridulces, así como el empleo de la almendra, de los piñones y de la pasa en los guisos de carnes y verduras. La conquista cristiana aportó las diversas formas de elaborar la carne. Y los judíos dejaron algunos platos tales, como el guiso de habas secas con berenjenas, el gazpacho blanco de harina de habas y, sobre todo, algunos hábitos característicos en la cocina. La cocina cordobesa se abastece principalmente de los productos de la sierra, de la campiña y de pescados frescos, debido a su situación estratégica. De la sierra proceden las carnes de la caza y la ganadería; del valle del Guadalquivir, el aceite, el vino de Montilla-Moriles y Doña Mencía, las verduras y los cereales. Del Valle de los Pedroches y los pueblos cercanos proceden un excelente ganado vacuno, extraordinarios corderos y los mejores cerdos, los criados en el campo con bellota, que dan un jamón excelente. Aquellos cerdos de destete se fríen en trozos pequeños y crujientes, recibiendo el nombre de "cochifrito". Una mezcla de carne de cerdo y vacuno es la especialidad del "flamenquín", tratándose de un filete largo de ternera o de cerdo que, envuelto con jamón, se emborriza en pan y se fríe. Es también típico el rabo de toro, un estofado en el que el rabo aporta su gelatina, espesando la salsa. Los embutidos son igualmente dignos de mención, existiendo dos maneras de elaboración. En la Sierra se cura el chorizo y la morcilla al humo. En la Campiña, la morcilla de sangre y cebolla se hierve, y el chorizo se consume fresco, frito o hervido en vino con tomillo. La caza mayor es muy abundante, exportándose mayoritariamente fuera de Córdoba. Sin embargo se puede degustar como tapa el ciervo, el jabalí y el corzo. En Córdoba hay ciertas preferencias por pescados como el pez espada, el cazón guisado y la fritura de pescado, excelente por la calidad del aceite. Pero lo más característico es el pescado en adobo como, por ejemplo, la japuta palometa. Pero sin duda el plato estrella es el gazpacho, preparado de diversas formas, como el gazpacho de tomate o el gazpacho de almendras, que se toma con trozos de manzana y pasas. Muy típico de Córdoba es el salmorejo, especie de crema del gazpacho sin agua añadida, que se toma con trozos de jamón y huevo duro. También se aprecia la mezcla de culturas gastronómicas en la repostería, donde la influencia árabe está presente en dulces como los alfajores con su sabor a clavo, los dulces de almendra y azúcar y, sobre todo, un hojaldre relleno de cabello de ángel, llamado pastel cordobés. De origen cristiano son las perrunas, los pestiños llenos de canela, los polvorones, etc. Todos estos ricos y variados platos resaltan aún más su sabor regados con los vinos de la tierra, destacando los de crianza de Montilla, Moriles y de Doña Mencía, y los vinos que se han comenzando a producir últimamente, como los blancos de mesa, afrutados, de cosecha, etc.