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acepcion
Papel realizado en Mesoamércia con las pencas del maguey y otras plantas de naturaleza fibrosa o la corteza del amate, un árbol. A partir de este material se obtenían fibras de papel que luego se empleaban en la realización de códices.
acepcion
Diosa del Sol a la que se rinde culto en el panteón de Shinto. Representa al sol y tutela la dinastía imperial que gobierna Japón. Cuenta la leyenda que Amaterasu omikami, -la que ilumina el cielo-, nació del ojo izquierdo de Izanagi, deidad creadora del Japón. Tras la lucha que mantuvo contra su hermano Susanowo, dios de la tormenta, se retiró a una cueva y las tinieblas acabaron gobernando el mundo. Para recobrar la luz, los dioses tuvieron que engañarla y hacerla salir al exterior. El espejo y la espada son sus símbolos. También se le rinde culto en el templo de Ise, el más antiguo de Japón.
obra
Manet empieza en 1882 a trabajar en un interesante proyecto destinado al Salón del año siguiente; se trata de una imagen femenina con la que optar a una medalla que ya había conseguido con la Primavera. Su idea es presentar a una amazona, realizando diversos estudios como la Amazona de frente o éste que contemplamos, algo más trabajado. Manet retoma su afición por el color negro, rechazado por los impresionistas, pero sitúa a su figura al aire libre, interesándose por la luz tomada del natural. De esta manera el maestro quiere mantener su independencia pero asimila conceptos de los jóvenes. La pincelada es rápida, muy abocetada, como corresponde a un estudio preparatorio. El nombre de la modelo nos es desconocido apuntándose dos posibilidades: Mlle. Saguez, hija de una librera, y Henriette Chabot.
obra
Una de las últimas obras de Manet, quedó inconclusa tras el fallecimiento del pintor en abril de 1883. Podría tratarse de la representación del Verano, en relación con el Otoño y la Primavera pintados años atrás, dentro de la serie de las Cuatro Estaciones que deseaba interpretar con figuras femeninas. El lienzo está muy esbozado, retocando algunas zonas como el sombrero y existiendo un acentuado contraste entre algunas zonas muy acabadas con otras esbozadas. La figura parece estar al aire libre por la iluminación del rostro, la zona más clara del conjunto. Las tonalidades oscuras se adueñan de la composición, por lo que recuerdan obras de juventud. La identidad de la modelo es desconocida, especulándose con diversos nombres como Henriette Chabot o la hija de una librera de la rue Moscou llamada Saguez. La Amazona de pie es otra versión de este mismo tema.
obra
Ingres era un excelente dibujante, como demostró en sus varios miles de dibujos y bocetos, que se conservan en diferentes museos franceses. En este ejemplo, realizado a lápiz y acuarela, ha imitado los relieves de la Grecia clásica en una escena mitológica. Como si de un auténtico relieve se tratara, el pintor ha dibujado a una amazona a caballo, atacada por un guerrero que la ha herido en el pecho. El dinamismo de la escena contrasta con la perfección de la línea. El guerrero desnudo, ligeramente más oscuro que la amazona, se abalanza sobre ella en un impulso irresistible que traza una línea de fuerza diagonal. El caballo, encabritado, se opone a este movimiento en otra diagonal que cruza de lado a lado el marco cuadrado. La amazona, derribada por el salto del caballo y la herida mortal, se deja llevar por el impulso del guerrero. Ingres comete varios errores, pese a que estaba obsesionado con el rigor histórico y que procuraba realzar con continuas citas eruditas en los objetos dibujados. El error más claro es la propia amazona. Estas mujeres míticas vestían, efectivamente, las túnicas cortas de los hombres. Sin embargo, no tenían dos pechos, sino que se cortaban uno en la pubertad, para que no les estorbara la colocación del arco para disparar. Igualmente, se cosían uno de los dos ojos para afinar su puntería. Sin embargo, dudamos que Ingres estuviera de acuerdo con realizar una figura con tan tremendas mutilaciones, dentro de su concepción idealizante del cuerpo femenino.