Fortuny tiene en los últimos años de su vida una profunda sensación de fracaso al no estar contento consigo mismo. El motivo de esta depresión es que, para satisfacer a sus clientes y a sus marchantes, tiene que realizar una serie de obras en un estilo del que ya está muy cansado. Quiere innovar, cambiar su temática y su forma de trabajar, pero su manera de vivir, con casa abiertas en París, Granada y Roma y un tren de vida digno de un millonario, se lo impiden. Este debate interior provocará que algunas de sus últimas obras como este Corral ni siquiera parezcan del mismo artista. La atracción por la pintura española, preferentemente por Goya y Velázquez, hace que los tonos empleados sean más oscuros y la pincelada se asemeje a manchas. Este tipo de cuadros le servirán a Fortuny como vía de escape.
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Entre los últimos años del siglo XVI y los primeros del XVII se construye el Corral de Comedias de Almagro, ubicado en plena Plaza Mayor.
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Entre los últimos años del siglo XVI y los primeros del XVII se construye el Corral de Comedias de Almagro, ubicado en plena Plaza Mayor. Se trata de una típica casa manchega, con un zaguán cubierto por un sencillo artesonado de madera que da acceso al corral o patio de tres pisos, sostenidos por pilastras y zapatas de madera. En los pisos altos se ubicaban los palcos y la cazuela, lugar ocupado por las mujeres. En uno de los frentes del patio se encuentra la escena, con un decorado fijo. Este Corral de Comedias es el único que se conserva de la Época Moderna y es una de las sedes de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
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Sobre el solar ocupado en primer lugar por el Palacio de los Trastámara se levanta el Corral de don Diego, una magnífica muestra del urbanismo medieval toledano con una serie de edificaciones organizadas alrededor de un patio.
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Sobre el solar ocupado en primer lugar por el Palacio de los Trastámara se levanta el Corral de don Diego, una magnífica muestra del urbanismo medieval toledano con una serie de edificaciones organizadas alrededor de un patio, accediéndose al conjunto por una única puerta que se cerraba al anochecer. En el patio se situaba el aljibe, en el que se almacenaba el agua de lluvia. Este tipo de edificaciones se inspira en los funduk musulmanes, edificios de carácter comercial. La primitiva utilización mercantil del espacio ocupado por el Corral de don Diego viene sugerida en su denominación de los primeros años del siglo XIII: plaza de los Cambios o de los Cambistas. En el mencionado palacio se alojó durante una temporada Enrique II, siendo su propietario don Diego García de Toledo, de donde procede su denominación actual. La portada es el único resto de calidad del conjunto. Lo más importante es el dintel, realizado en granito y decorado con roleos y temática vegetal, decoración que, posiblemente ocupara toda la portada. En las jambas de la puerta encontramos dos delicadas ménsulas adornadas con dos figuras masculinas que, por desgracia, no están completas. Otro resto medieval lo encontramos en el fondo del patio; se trata de algunas piezas del edificio palaciego del siglo XIV propiedad de don Diego.
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Dos locos desnudos combaten mientras sus compañeros les animan o continúan en su mundo de locura. La escena se desarrolla en una amplia estancia sin techo, soportando así los dementes las inclemencias del tiempo. Corral de locos pertenece - junto al Naufragio o El incendio - a la serie de pequeñas hojalatas pintadas por Goya en su periodo de convalecencia durante el invierno de 1792. Cargada de dramatismo, nos presenta la situación de un grupo de enfermos mentales sin ninguna asistencia, peleándose unos, animando o mirando hacia el espectador otros. El pintor conoció en alguna oportunidad un lugar de este tipo, mostrándonos quizá su miedo a un estado de locura que provocaría el ingreso en un lugar así. No olvidemos que la fuerte enfermedad que le dejó sordo en 1792 tuvo que trastornar tremendamente el carácter y la personalidad del maestro, ofreciéndonos ahora una visión de sus miedos y sus anhelos.
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Durante los años de aprendizaje en Roma, Fortuny no se limitará a realizar figuras populares, paisajes o escenas árabes sino que también se interesa por la iluminación característica del Mediterráneo en diferentes patios como observamos en Patio de una casa de labranza o en este Corral de toros que contemplamos, protagonizadas ambas composiciones por los intensos contrastes entre luces y sombras. En esta escena parece que el pintor catalán se deja seducir por una pincelada más rápida y empastada aunque no renuncia a los detalles como observamos en la celosía o las puertas. Con estos trabajos, Fortuny enlaza con las obras de la Escuela de Barbizon y el Impresionismo, poniendo de manifiesto la grandeza de este artista casi desconocido.
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El Corral del Carbón es la única alhóndiga conservada de las tres que existían en la Granada nazarí. Se construyó en los primeros años del siglo XIV y servía también como posada para los mercaderes.