Tetrarcas

La tetrarquía de Diocleciano puso fin a medio siglo de anarquía. En el fondo, su régimen venía a perfeccionar el de los Antoninos, e incluso el de los Severos, con su reparto de poder. Cualquiera que fuese la residencia de los emperadores, Roma seguía siendo la capital del Imperio. En el terreno del arte la gran diferencia entre esta época y su predecesora es la reaparición de las obras patrocinadas por el Estado.

Tanto en escultura como en pintura la época que inaugura Antonino Pío y llega a la de Septimio Severo, incluyéndolo a éste, es realmente estelar. La época flavia había comenzado a pulimentar la epidermis del rostro y del cuello, sobre todo de los retratos femeninos, en busca del contraste con el claroscuro de los altos y aparatosos tocados de rizos a tenacilla. Los retratos en tabla de las momias del Fayum, merecen sitio de honor.