San Sigismondo y Sigismondo Malatesta

Hacia 1450 Piero della Francesca llega a Rímini para decorar la Capilla de las Reliquias del Templo Malatestiano, edificio plenamente renacentista

Renacimiento Italiano

El desarrollo del Renacimiento constituye la gran revolución en la concepción del arte occidental. Las claves de lectura de la imagen visual que instituye han regido sin interrupción hasta nuestros días. Sólo la pintura contemporánea se ha atrevido a violar tales reglas y a provocar una ruptura tan radical y escandalosa como la que plantearon los jóvenes genios del Renacimiento italiano.

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diseñado por Leon Battista Alberti, arquitecto por el que Piero sentirá profunda admiración. Se trataría de una representación conmemorativa del monumento en la que aparecen San Sigismondo sentado, sujetando la esfera del mundo como símbolo imperial, y Sigismondo Pandolfo Malatesta

Sigismondo Pandolfo Malatesta

La influencia de las medallas romanas y de Pollaiolo y Pisanello se manifiesta en este excelente retrato realizado por Piero della Francesca hacia 1451.

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, señor de Rímini. Junto al noble hay dos perros como clara referencia a la caza, una de las aficiones favoritas del señor; los animales están en posturas enfrentadas, dentro del interés obsesivo del pintor hacia la perspectiva. La figura de Sigismondo recuerda al retrato que Piero realizó por esas fechas siguiendo una medalla ejecutada por Matteo di Pasti, en cuyo anverso encontramos el Castello Simondo que aquí aparece en un óculo junto a una de las pilastras. El fresco está muy deteriorado pero se aprecia claramente la atracción hacia el dibujo, siguiendo a la Escuela florentina del Quattrocento que encabezaba Masaccio

Tommaso di Ser Giova Mone Cassai

Pintor quattrocentista florentino (1401-1428), es considerado uno de los grandes innovadores del arte renacentista. Le influyeron, sobre todo, aquellos elementos del arte de Giotto que habían tomado el escultor Donatello y el arquitecto Brunelleschi. Masaccio mostrará las expresiones humanas mediante monumentales figuras en acción, ejecutadas en un estilo austero, logrado con su dibujo un gran realismo. La perspectiva será una de sus aportaciones más destacables a la Escuela florentina, incluso al Cinquecento.

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. Las figuras gozan de soberbia volumetría, aunque Sigismondo parece flotar en el espacio, quizá por la pérdida actual de pintura. La disposición de las figuras en el espacio es magistral ya que el pintor obliga a recorrer con la mirada toda la superficie de la pared, disponiendo las figuras en distintos planos que acentúan el ritmo horizontal y oblicuo. Los elementos decorativos, como las pilastras o las guirnaldas, otorgan una mayor gracia al conjunto, resultando una obra fundamental en la producción de Piero.