Reina Enriqueta María con Jeffrey Hudson

Datos principales


Autor

Anthony,Anton Van Dyck

Fecha

1633

Estilo

Barroco Centroeuropeo

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

219 x 134 cm.

Museo

National Gallery (Washington)

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La princesa Enriqueta María de Borbón contrajo matrimonio con Carlos I de Inglaterra en 1625. Con tan importante motivo, la madre de la desposada, María de Medicis, encargó a Rubens la decoración del Palacio de Luxemburgo donde se desarrolló la boda por poderes. Como soberana de Inglaterra, Enriqueta María fue retratada en numerosas ocasiones por Van Dyck, pintor de cámara desde 1632. En esta ocasión la vemos de cuerpo entero, vistiendo elegante traje de amazona en tonos azules con cuellos y puños adornados de encaje, portando un sombrero negro engalanado con plumas. A su lado se sitúa su enano, Jeffrey Hudson (1619-1682), llevando en su brazo izquierdo un mono. Jeffrey viste un jubón y calzones hasta las rodillas, confeccionado en terciopelo rojo. Las dos figuras se hallan en una escalinata de piedra que permite ver al fondo un jardín. Sobre un parapeto encontramos un pequeño naranjo y una columna acanalada, junto a la que se percibe un pesado cortinaje de brocado donde reposa una corona de perlas. Una de las razones de la presencia del enano, además de formar parte de la iconografía de los retratos reales, es hacer que la soberana parezca más alta que en la realidad, ya que su estatura no debía superar el metro y cincuenta centímetros. Incluso Van Dyck emplea una perspectiva baja para realzar la silueta real. La presencia del mono estaría motivada, según el catálogo de la exposición celebrada en Washigton en 1990 sobre el maestro flamenco, como una muestra del dominio de la soberana sobre la pasión erótica, idea neoplatónica habitual en la corte inglesa, ya que Enriqueta presiona el cuerpo del animal. Al igual que ocurre en el retrato de Carlos I con la Orden de la Jarretera, los adornos y símbolos del lienzo no hacen desmerecer el gesto y la frescura de los personajes, convirtiéndose en una excelente muestra de la calidad de Van Dyck como retratista.

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