Oficial y mujer sonriendo

Datos principales


Autor

Jan,Johannes Vermeer

Fecha

1658 h.

Estilo

Barroco Centroeuropeo

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

49,2 x 44,4 cm.

Museo

Frick Collection (Nueva York)

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Una buena parte de la producción de Vermeer está relacionada con las tentaciones del amor. Los expertos quieren ver en estas obras una clara intención moralizante o por lo menos crítica con la sociedad de su época, si bien podríamos estar ante meras crónicas de su tiempo. En esta ocasión nos encontramos con un soldado ataviado con un amplio sombrero, sentado en una zona de sombra, en primer plano. Su forzada posición sólo permite contemplar el perfil de su rostro, dirigiendo su mirada hacia la joven con la que conversa. La muchacha se cubre con un pañuelo blanco, recibiendo el intenso foco de luz que penetra por la ventana abierta, destacando su amplia sonrisa hacia el hombre. En sus manos sostiene una copa de vino, aludiendo una vez más a la seducción mediante el vino, que también está presente en Muchacha con vaso de vino o Caballero y dama tomando vino. La pared está decorada por un mapa, motivo frecuente en la producción del maestro de Delft, realizado en 1620 por Balthasar Florisz. van Berckenrode donde se representa a Holanda y Frisia Occidental, tal y como se desprende de la cartela en latín que adorna la parte superior. Algunos expertos piensan que el tamaño del soldado obedece al empleo de la cámara oscura como instrumento para realizar la escena, al igual que en la Vista de Delft y otras escenas salidas de los pinceles de Vermeer. Quizá lo más interesante de la composición, aparte del significado, lo encontremos en la utilización de la luz, una luz clara y fuerte que ilumina la estancia y provoca intensos contrastes, recordando las obras de Caravaggio que fueron tomadas como referencia por buena parte de los maestros del Barroco holandés, entre ellos los propios caravaggistas de Utrecht o el mismo Rembrandt. También debemos advertir el acertado uso del color, destacando las tonalidades amarillas y rojizas, resaltando sus brillos por la luz, la misma luz que provoca la sensación atmosférica que envuelve la escena. El óleo es aplicado utilizando la característica técnica "pointillé" con la que reparte los chispeantes puntos de luz por toda la superficie del lienzo.

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