Estudio para "Anna Maria "

Datos principales


Alias

Muchacha cosiendo

Autor

Salvador Dalí Domènech

Fecha

1926

Material

Lápiz sobre papel

Dimensiones

53 x 32´5 cm.

Museo

Fundación Gala-Salvador Dalí

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Como en el cuadro Mujer en la ventana en Figueres, de nuevo los protagonistas son los mismos. Una mujer en silencio realizando una labor de costura. Pero a diferencia del anterior, la escena se desarrolla en un interior separado del resto del mundo por una ventana. Esa ventana bien podría ser el fundamento primero de la pintura desde que León Battista Alberti formulase, allá por el siglo XV, los principios y fundamentos de la pintura moderna. Para Alberti, al igual que afirmará Salvador Dalí, un cuadro es una ventana hacia el mundo. Éste puede ser tanto verosímil como imaginario. De esta forma la ventana como objeto simbólico se convierte en uno de los atributos mismos de la pintura. Todo el dibujo está realizado de forma minuciosa. El joven Dalí conoce ya perfectamente el valor expresivo de los diferentes grados de terminación de la obra. Así, mientras la gran parte del cuerpo apenas queda esbozada por una línea, por un perfil, el estudio que realiza del rostro es mucho más profundo. Desde la mitad de la década de 1910 el arte europeo vivía en lo que podríamos llamar el espejismo de la mímesis. Utilizando como única arma, como bisturí, el dibujo (lápiz, grafito, punta seca#) una gran parte de los artistas europeos había emprendido el viraje hacia unos lugares más apacibles. Ese fenómeno de recuperación de la forma es conocido de maneras diferentes: retour à l'ordre, rappel à l'ordre, nuevas figuraciones o realismos de nuevo cuño y tiene una genealogía tan precisa como lo puede ser este dibujo.

Juan Gris, Pablo Picasso y Gino Severini podrían ser los pioneros en esta aventura. Picasso ya la comenzó en su viaje a Italia en 1917, donde retornó al clasicismo; a los ojos de muchos artistas, la revolución de Picasso había sido cambiada por las opciones más conservadoras como modelo a seguir. Por otro lado, Juan Gris ya desde su etapa cubista se había mostrado el más "clasicista" de los que practicaban el cubismo sintético y finalmente, Gino Severini, que había sido uno de los más radicales de la pintura futurista, publicaba en París en el año 1921 un manifiesto de esas figuraciones "Del cubismo al clasicismo", libro que poseía y consultaba Salvador Dalí.

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