Don Luis de Góngora y Argote

Datos principales


Autor

Diego Rodríguez de Silva Velázquez

Fecha

1622

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

51 x 41 cm.

Museo

Museo de Boston

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El suegro de Velázquez, Francisco Pacheco, deseaba realizar una serie de grabados sobre hombres famosos del momento para realizar un libro con ellos, titulado Libro de Descripción de Verdaderos Retratos de Ilustres y Memorables Varones. Velázquez viajó a Madrid en 1622 y entonces realizó, por encargo de su suegro, el retrato de Góngora. Deseoso de presentar a su yerno en la capital de España, partieron ambos para Madrid en 1622 con el pretexto de retratar a Góngora, uno de los más famosos poetas del Siglo de Oro. Este retrato que apreciamos aquí recoge al poeta cuando llevaba diez años en la Corte, habiéndose enfrentado a propios y extraños - especialmente con Quevedo - y convertido en un hombre amargado. Este carácter arisco ha sido perfectamente captado por el pintor, que recoge la psicología de su modelo, rasgo habitual en la retratística velazqueña. El busto de Don Luis se recorta sobre un fondo neutro, como si se tratara de una escultura, obteniendo un increíble efecto volumétrico en la cabeza. Esta técnica de recortar sobre fondo neutro a los modelos ya había sido empleada por Tiziano en el Renacimiento. Un fuerte foco de luz procedente de la izquierda ilumina al personaje, dejando la zona izquierda de su rostro en penumbra, mostrando una vez más la influencia de Caravaggio. Cuando Velázquez marchó a Sevilla sin haber cumplido su propósito de pintar al rey Felipe IV, dejó este magnífico retrato como propaganda de su manera de pintar, que sin duda sería comentada por la Corte madrileña. No en balde, en el verano de 1623 el Conde-Duque de Olivares va a llamar al joven artista para que ocupe una plaza de Pintor del Rey vacante tras el fallecimiento de Rodrigo de Villandrando. El propio Pacheco nos dice que este retrato de Góngora fue muy celebrado en Madrid.

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