Batalla de Tetuán

Datos principales


Autor

Mariano Fortuny Marsal

Fecha

1863-73

Estilo

Eclecticismo Español

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

300 x 972 cm.

Museo

Museo Nacional de Arte de Cataluña

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El cuadro que más trabajo y quebraderos de cabeza provocó a Fortuny fue la batalla de Tetuán, uno de los seis grandes lienzos que la Diputación de Barcelona había encargado al pintor para exaltar las heroicas actuaciones de los soldados catalanes al mando del general Prim en la Guerra de Marruecos. El encargo se redujo a dos lienzos ante la imposibilidad de Fortuny de llevar a término el trabajo, siendo la Batalla de Wad-Ras su compañero. Se trata de un lienzo de casi 30 metros cuadrados para el que ejecutó numerosos bocetos preparatorios que le ocuparon casi diez años de su vida. El cliente siempre resultó satisfecho de los apuntes presentados, llegando a plantearse la Academia de Bellas Artes de San Jorge el envío del lienzo a la Exposición Universal de París de 1866, quedándose la iniciativa en un intento ya que el cuadro no estuvo concluido hasta siete años más tarde. Una de las explicaciones más plausibles que podemos encontrar es la inadaptación de Fortuny a una tela tan grande, acostumbrado a los pequeños formatos por lo que se aburría y desesperaba de este gran encargo. Como es lógico, la Diputación eximió al artista de entregar los cuatro lienzos que faltaban para completar el encargo. El lienzo nos presenta en el centro a las tropas de voluntarios catalanes en el centro de la composición dirigidas por los generales Prim y O´Donnell atacando el campamento marroquí, huyendo los soldados enemigos ante el sorprendente ataque.

Fortuny distribuye la composición en dos claras bandas: en la primera el campamento y los marroquíes huyendo en sus caballos; en el centro un espacio vacío con el polvo que levantan los caballos; y en el fondo los españoles atacando. En las zonas laterales la visión se dispersa, presentando un planteamiento panorámico con dos acentuados puntos de fuga, sin concentrar la visión en ningún punto concreto lo que supuso un reproche por parte de la institución al igual que el no representar detalladamente ni a Prim ni a los voluntarios catalanes, objetivo fundamental del trabajo. Parece que Fortuny se interesa más en captar el aspecto exótico de la batalla que el fragor del momento. Algunos aspectos han sido conseguidos con maestría como la sensación de movimiento, la atmósfera creada o la atracción hacia la luz. Algunas zonas del lienzo quedan sin concluir por el desánimo que invadió al artista, a pesar de haber visitado los museos del Louvre y de Luxemburgo para conocer los cuadros de batallas pintados por Vernet y Decamps. El resultado es una obra donde lo anecdótico gana la partida al honor con que la Diputación deseaba pintar a sus voluntarios, pasando de ser un cuadro de exaltación a una obra orientalista.

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