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África

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Muy pocas noticias nos han llegado sobre los orígenes del reino de Axum, fundado en la región oriental del Tigré por árabes procedentes del Yemen. La primera mención del reino de Axum se halla en el Periplo del Mar Eritreo, cuya fecha de redacción ignoramos, por lo que puede dársele un margen de tres siglos, del I al III d.C. Sin embargo, la fundación de Axum como capital de un nuevo reino, puede datarse en el siglo I, junto al puerto de Adulis en el Mar Rojo, donde se manifiesta una particular civilización cuya organización política desconocemos, aunque puede hablarse de una monarquía que vive bajo el influjo griego, e incluso utiliza la escritura helénica, como lo demuestran textos que han llegado hasta nosotros en griego, en ghez y en sudarábigo, así como diversas monedas que a partir del siglo III arrojan cierta luz sobre la secuencia de sus reyes y el papel jugado en las relaciones políticas, económicas y culturales ya con los Himyaritas, de la Arabia Feliz -Yemen-, ya con los comerciantes griegos que trafican en el Mar Rojo e, incluso, con el lejano subcontinente indio. El más célebre de sus reyes fue Ezana, a mediados del siglo IV, convertido al cristianismo por un discípulo del célebre Atanasio de Alejandría, paladín del sínodo de Nicea. Conversión esta que acarreó diversas dificultades al soberano axumita en sus relaciones con el emperador bizantino Constancio II, que profesaba el arrianismo (herejía que niega la divinidad de Jesús y lo subordina al Dios Padre).

Ezana lograría, por otra parte, afirmar su poder en la península arábiga, concretamente en el Yemen, en cuya política había intervenido ya alguno de sus predecesores. Tal actitud le sustrajo del expansionismo persa que apoyaba a los mercaderes judíos. Por otra parte, anteriormente se ha visto cómo intervino en Meroe, a la sazón sometido a múltiples intereses que acabarían dando al traste con su entidad política. Los reyes axumitas tendrán que contentar tanto a bizantinos como a romanos, que deseaban se unieran a ellos en una cruzada contra los persas, sobre todo en época de Justino I y, posteriormente, de Justiniano, en la primera mitad del siglo VI. Al rechazar tal alianza en 570, los persas se hacen con el Yemen. Pese a dicho revés, el reino de Axum seguirá siendo considerado como una gran potencia durante el Bajo Imperio, aun cuando desde entonces vinculará su futuro histórico al de toda el África oriental.

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