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Judaísmo

Desarrollo


La Hannukah (Reconsagración) es una fiesta celebrada a mediados del invierno, siendo actualmente una de las pocas festividades de origen no bíblico. La fiesta celebra la victoria de los judíos asmoneos sobre los ejércitos sirios de Antíoco IV (164 a.C.) y la reconsagración del Templo de Jerusalén: "Después que tus hijos hubieron entrado en el santuario de tu casa, purificaron tu templo y encendieron lámparas en tus santos atrios. Entonces instituyeron ocho días de Hannukah para agradecerte y alabar tu gran nombre". Probablemente en sus orígenes esta fiesta era una celebración tardía del Sukkot, que no podía ser celebrado antes del año 164 a.C. porque el Templo había sido profanado. Una leyenda posterior dice que esta fiesta conmemora el milagro de una medida ritual de aceite, que ardió ocho días en lugar de uno, como era lo normal. La Hannukah es para los niños sinónimo de velas y regalos, pues las velas son encendidas por ellos la última noche de la fiesta. La menorah, el candelabro de siete brazos que estaba en el templo, se transforma en hannukiyah o "de nueve brazos", integrando una luz por cada día de fiesta y otra (shamash) para encender las restantes. En enero o febrero, el decimoquinto día de Shvat (Tu Bishvat), es el momento adecuado en Israel para plantar árboles, aunque fuera de Israel los árboles son plantados siempre que el tiempo lo permita. Actualmente, durante esta fiesta se recogen fondos destinados a la reforestación del país.

El Purim, festividad bíblica menor pero muy popular, se celebra aproximadamente a mediados de año. El Purim conmemora el rescate milagroso de los judíos de una masacre inminente que habría de suceder en la época del imperio persa (siglo V a.C.), según el relato narrado en el bíblico Libro de Esther, cuya lectura es el núcleo de la celebración. Similar al carnaval, por cuanto son normales los disfraces y los desfiles, es habitual entregar regalos, sobre todo a los desfavorecidos. No se trata de un día de fiesta total, sino de trabajo, aunque con prescripciones específicas, como el permiso para beber. Acabado el Purim comienzas los preparativos para la gran fiesta judía, la Pascua (Pesach). Según la Torá no debe haber nada de levadura en los hogares, pretexto que sirve para hacer una limpieza general de la vivienda, lavando y reemplazando ropas y objetos. En las comunidades tradicionales es habitual que las familias compren nuevas vajillas y ajuares, llenando las despensas con alimentos para la semana de festejos que se avecina. El alimento central es el pan ázimo (matzah), que es elaborado en las casas o comprado. Las restricciones de la alimentación propias de estos días hacen que proliferen las recetas tradicionales en las que no se emplea esta sustancia, y en las que sobresale el empleo de almendras, canela u otros ingredientes. La levadura que sobra (hametz) es destruida de forma ceremoniosa. La Pascua dura una semana, comenzando al atardecer con una abundante comida ritual (Seder).

En ésta, muy popular, la familia se reúne y se ofrece hospitalidad a los judíos que están fuera de su hogar o viven solos. Si bien antes de todas las comidas es obligatorio bendecir el pan, el vino y el día mismo, este ritual se complica en el caso del Seder, pues se añade la recitación del Éxodo (Haggadah), alternando con meditaciones y cantos de alabanza a Dios. Aunque originalmente se celebrara como júbilo por los primeros frutos de la tierra, pronto se convirtió en la conmemoración del Éxodo judío de Egipto. Por este motivo se celebra de noche, es decir, recordando cuando la Muerte pasó de largo sobre las viviendas de los israelitas en Egipto. En la fiesta, adultos y niños tiene un papel asignado, especialmente estos últimos. Tradicionalmente el hijo menor pregunta "¿Por qué es esta noche diferente de las demás noches?", a lo que es respondido con la narración del Éxodo. Los alimentos de esa cena son el cordero asado y el huevo del sacrificio pascual, el pan ácimo -recuerdo de las prisas con que los israelitas se vieron forzados a abandonar Egipto- y el rábano picante o similares, que rememoran los sufrimientos pasados. La cena finaliza con diversos cantos.

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