Diálogos entre Confucio y sus discípulos

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China

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Los discípulos de Confucio, valerosos y superdotados, obedecían en todo a su maestro, no por la fuerza, sino por la virtud. Uno de ellos, Mencio, comentó la diferencia existente entre someter a una persona por fuerza o hacerlo por virtud, ofreciendo como ejemplo los setenta discípulos del maestro. Según Mencio, el poder de conmover y persuadir de Confucio era tan grande como la lluvia esperada y oportuna que mojaba la Naturaleza y las cosas. Y añadía que una vez se conocía la personalidad de Confucio, uno se quedaba conmovido de forma inconsciente, y se comportaría igual que él en virtud y sabiduría. El respeto y la fe de los discípulos en Confucio eran tan profundos y tan grandes que pensaron que era "el único que ha llegado el máximo nivel que un hombre pueda alcanzar en su desarrollo", del mismo modo que Platón pensaría de Sócrates, lo cual quedó reflejado en la siguiente anécdota: "Un alto dignatario del reino preguntó en cierta ocasión a Tse Kung, discípulo de Confucio: ¿Vuestro maestro es un santo? ¿Es también un sabio? Tse Kung le contestó: Ciertamente, ha sido dotado por el Cielo de todas aquellas virtudes que se refieren a la santidad, y posee al mismo tiempo una esclarecida inteligencia. Al oír Kung Tsé -Confucio- este comentario exclamó: Este dignatario no me conoce. Cuando yo era pequeño sufrí muchas dificultades y privaciones, por ello me vi obligado a realizar las más variadas actividades, en las que conseguí cierta habilidad.

El hombre superior no es preciso que se encuentre dotado de una destacada inteligencia, ciertamente ello no es preciso...". (Lun Yu). Confucio era muy querido por sus discípulos y a su muerte le lloraron como si fuera su propio padre, guardando luto durante tres años, tal como él les había enseñado. La enseñanza de Confucio giraba en torno a cuatro principios: las letras, el acto o práctica, la lealtad y la creencia o confianza. Las letras significaban la poesía, el libro, las artes..., reflejados en los escritos antiguos, particularmente los libros clásicos de la dinastía Zhou del Oeste. Puso el conocimiento literario a la cabeza de todos los temas, considerado como las puertas del conocimiento. Seguidamente, Confucio situó el acto, la práctica de los conocimientos adquiridos, ya que sin ésta aquellos no servirían de nada. Decía Confucio que "las virtudes no son cultivadas; no existe amor al estudio; la justicia y la equidad son conocidas, pero no son puestas en práctica; los malos y los perversos se obstinan en su maldad. Estas son las únicas causas de mi pesar y congoja". Esta práctica serviría tanto para el perfeccionamiento de la personalidad propia como para gobernar a los demás. Fue obvio que Confucio educaba a sus discípulos para que se convirtieran en dirigentes administrativos y maestros ejemplares de la sociedad. La lealtad y la confianza o la creencia fueron las dos siguientes enseñanzas del maestro. Confucio decía que la lealtad significaría realizar o hacer las cosas con todo el alma, esforzándose totalmente por los demás.

Por último, resume su concepto de la confianza así: "Cuando una persona habla y lo cumple significa la confianza". La sabiduría de Confucio era ejemplar, igual que su virtud de ser humilde ante los demás. Hablando de los cuatro principios de su enseñanza, cuando fue preguntado por un discípulo, dijo que no sabía nada especial sobre ellos. Otra nota característica de su enseñanza consistía en la práctica de que el discípulo aprendiera por sí sólo mediante las reflexiones derivadas de una breve y parcial enseñanza dada por el maestro. Confucio siempre mencionaba o explicaba sólo un punto clave de las cosas, y el resto y toda su comprensión corría por cuenta de los discípulos. Confucio decía sobre la sabiduría y la virtud que: "... Las virtudes fundamentales del noble son tres, y yo no he podido alcanzar a la perfección ni una sola de ellas. Estas virtudes son: la bondad, que produce la alegría y la paz interior; la ciencia, que disipa todas las dudas; y la valentía, que ahuyenta todo el temor...". (Lun Yu). Ren es una palabra clave en la doctrina de Confucio. El maestro consideró a Ren, la benevolencia, como la virtud superior de los hombres, y el objetivo de la ciencia y de los estudios estaba en la búsqueda y en la obtención de este Ren. "El humanitarismo, es decir, la benevolencia hacia todos los hombres, es un sentimiento que se practica preferentemente en el campo; no puede ser tenido por inteligente quien, al escoger su residencia, rehuye la proximidad de quienes poseen alto grado de humanitarismo o amor al prójimo.

Sin amor es imposible mantener la virtud durante una pena duradera ni durante un prolongado bienestar. El hombre bueno encuentra la paz en el amor; el sabio considera el amor como el mayor tesoro". (Lun Yu). El significado de Ren -jen-, la benevolencia, contiene varias connotaciones e interpretaciones que los estudiosos de la doctrina de Confucio se han dedicado a interpretar. Se podría traducir como bondad, amor, comprensión... El mismo Confucio dijo que la bondad consistía en amar a todos los hombres, mientras la ciencia trataba de conocerlos. Algunos ejemplos del estudio y la interpretación de Ren fueron los siguientes: para unos, es el amor filial entre los hombres, y decían que "el Ren es el hombre, el ser humano". Para otros, es la virtud ejercida para el bienestar de los demás, los actos bondadosos. En resumen, Ren puede interpretarse como amor filial, caridad, el procurar el bienestar de otros, la benevolencia. Otra palabra clave de esta doctrina es el medio, Chung Yung, que da título a uno de los cuatro libros. Según Confucio, el hombre superior es el que sabe conservar el justo equilibrio entre los extremos, la inflexible perseverancia del centro, que se explica en el siguiente texto: "La situación en que nos hallamos cuando todavía no se han desarrollado en nuestro ánimo la alegría, el placer, la cólera o la tristeza, se denomina centro. En cuanto empiezan a desarrollarse tales pasiones sin sobrepasar cierto límite, nos hallamos en un estado denominado armónico o equilibrado.

El camino recto del Universo es el centro, la armonía es su ley universal y constante. Cuando el centro y la armonía han alcanzado el máximo grado de perfección, la paz y el orden reinan en el cielo y en la tierra, y todos los seres alcanzan su total desarrollo". (Chung Yung). La filosofía política de Confucio se podría definir, a grandes rasgos, como cercana y basada en las creencias ancestrales del pueblo chino. Según su doctrina, el hijo del Cielo es el hombre que se halla mejor dotado de inteligencia y de moral, que tiene la capacidad de ser soberano y maestro y con su capacidad moral hace llegar hasta el pueblo sus objetivos vitales. Sus enseñanzas dirigidas a los futuros funcionarios administrativos y a los reyes estaban basadas en la religión antigua y en los hechos ocurridos en la antigüedad. En la conversación con un noble del reino de Lu, donde había nacido él mismo, y que aparece recogida en un libro de "Lun Yu", "Analectas", el maestro aconsejaba lo siguiente: El noble del reino de Lu, Ki Kong preguntó qué debía hacer para conseguir la veneración y fidelidad de su pueblo, y para encauzarlo por un camino de virtud. K'ung Tzu (Kong Qiu) le respondió: "Muéstrate digno y firme y entonces te venerará; trátalo con benevolencia y justicia, entonces te será fiel; concede los cargos públicos y los honores a los hombres virtuosos, da instrucción a quienes no pueden adquirirla por sí mismos, y entonces el pueblo se sentirá estimulado a avanzar por el camino de la virtud".

Las virtudes, muchas veces mencionadas por Confucio y por sus partidarios o seguidores, consistían en la benevolencia, la fraternidad, el valor, el respeto, el conocimiento, la verdad, etc. Todas ellas deberían practicarse entre los hombres, quienes deben vivir en sociedad. Este punto de la doctrina confucionista se contrapone a la de Lao Zi, el autor de Tao Te King y fundador del Taoísmo, que aconsejaba al hombre el regreso a la naturaleza. Confucio dijo a un discípulo suyo: "¿No soy yo un hombre? ¿Con quiénes he de vivir? No puedo quedarme a vivir en compañía de los pájaros y de los animales salvajes. Si todo estuviera en orden los hombres no me necesitarían, pero cuando existe algún peligro, mi deber como hombre es procurar alejarlo...". (Lun Yu).

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