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Anzio/Cassino

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El interés alemán en conquistar Gibraltar con la cooperación de España e Italia se inició cuando el Alto Mando militar germano se percató de la resistencia británica tras la caída de Francia.Para ello, en la segunda mitad del mes de julio el almirante Canaris y otros cinco colaboradores militares partieron a España por rutas diferentes para recoger los datos que permitiesen una adecuada preparación del plan.El día 23 de julio se entrevistaron con el general Juan Vigón, el coronel Martínez Campos y el teniente coronel Ramón Pardo. Posteriormente, el almirante Canaris, el coronel Piekenbrock, perteneciente a su staff, y Wilhelm Leissner, representante de la Abwehr en España, se entrevistaron con Franco y Vigón.Los días 25 y 26 de julio visitaron la zona del Campo de Gibraltar y el 27 subrayaron la necesidad de que España suministrara más información mediante puestos de observación en La Línea y Algeciras, mejores mapas, y lugares donde poderse reunir las fuerzas de infantería.Tras esto volvieron a Berlín, presentaron un informe e iniciaron la preparación de un plan de ataque, que se juzgó impracticable (12).Pero esta primera información sirvió para que el Estado Mayor de Operaciones de la Wehrmacht comenzase a preparar planes de conquista, abandonando ya la mera destrucción del puerto y de las fuerzas navales allí estacionadas. Hitler aprobó estas propuestas militares el 24 de agosto.

Para entonces, Ramón Serrano Suñer había declarado al embajador alemán en Madrid, Von Stohrer, que el general Franco accedía a entrar en guerra si Alemania garantizaba suficiente ayuda militar, combustible y cereales.Por estas fechas, Franco solicitaba apoyo del Duce a las reivindicaciones españolas. Los alemanes habían preparado un proyecto de protocolo con España donde se recogía, por una parte, la entrada de España en guerra, y, por otra, las ayudas económicas y militares, y las reivindicaciones españolas. En el artículo XII se establecía la entrada en vigor del protocolo una vez que "Italia diese su visto bueno a los dos Gobiernos" (13).El 6 de septiembre, Hitler manifestó al comandante en jefe de la Marina alemana que en el caso de que la operación León Marino no pudiera llevarse a efecto durante el invierno, tendría que aclararse la situación en el Mediterráneo.El Estado Mayor de la Marina estudiaría la forma de ocupar las islas Azores, Canarias y Cabo Verde por una fuerza italo-alemana, como medida preventiva, impidiendo su ocupación por los británicos o posiblemente los americanos (14).El 13 de septiembre emprendió viaje a Berlín una amplia misión española encabezada por Ramón Serrano Suñer. El objetivo secreto de esta visita era conocido solamente por Franco y Serrano Suñer.Antes de la salida de Serrano tuvo lugar en San Sebastián una reunión bastante movida del Consejo de Ministros, a la que no asistió el ministro de Asuntos Exteriores, Juan Beigbeder.

En ella, Franco y Serrano admitieron que la guerra no había seguido el corto plazo que se esperaba. Por ello, en vez de hacer una demostración de fuerza militar con el Marruecos francés, para lo que hasta entonces se habían estado preparando, era mejor tratar de obtener esta reivindicación por un acuerdo con Francia, tal como hicieron Rumanía y Hungría con Transilvania, notificándolo a las potencias del Eje para que diesen su visto bueno.La mayoría de los ministros se mostraron escépticos; pero pensaron que si Alemania estaba conforme, España obtendría Marruecos y Orán, en cuya reivindicación existía unanimidad. En realidad, un previsible fracaso de Serrano satisfaría a la mayoría de los ministros.Los ministros estuvieron de acuerdo en que Serrano Suñer no debía discutir ningún reajuste de relaciones con Alemania. Pero Franco y Serrano Suñer habían llegado a la conclusión de que la ofensiva aérea de Alemania contra Inglaterra acabaría en dos o tres semanas con la resistencia británica. Por ello debían estar preparados para poderse sentar en la mesa de los vencedores en el momento oportuno, y repartirse el botín.Serrano Suñer no podía ofrecer la cooperación militar de España hasta que no estuviese completamente segura la derrota de Inglaterra. Estaba autorizado, sin embargo, a dejar caer la cuestión de Marruecos y Orán para tantear el terreno y ver las posibilidades.Serrano Suñer llevó consigo una carta de Franco a Hitler fechada el 11 de septiembre en San Sebastián, en la que presentaba a su ministro.

Este explicaría de forma más precisa lo que el general Vigón expuso en su visita a Berlín en el mes de junio. La carta expresaba en su último párrafo la firme fe en la inminente victoria final de las armas alemanas.El 17 de septiembre tuvo lugar la primera entrevista de Serrano Suñer con Von Ribbentrop.El ministro español compareció como representante del Gobierno español y agente personal del general Franco, que traía una misión especial.España quería participar en la guerra de una manera efectiva, pero sin precipitaciones. Reclamaba ayuda económica y militar, reivindicaciones territoriales en Marruecos, Orán y Río de Oro, y no un mero condominio sobre Gibraltar. En cuanto a los temas económicos, España estaba dispuesta a admitir un régimen de comercio excepcional con Alemania.Ribbentrop se congratuló de que España admitiese la posibilidad de entrada en guerra. Mas, para el ministro alemán, la victoria era absolutamente cierta e Inglaterra sería derrotada de inmediato. Por ello, Ribbentrop hizo caso omiso de las propuestas de su interlocutor, aunque indicó que España podría participar en la nueva organización de Europa y en la elaboración del nuevo mapa africano.Añadió que España debía ceder una de las islas Canarias y que Alemania necesitaba bases en Agadir y Mogador con un "hinterland" apropiado. Consideró demasiado elevadas las peticiones hispanas de ayuda económica y militar y ofreció a cambio unas proposiciones económicas que alarmaron al ministro español.

Serrano pudo presentar mayor flexibilidad en temas económicos, pero no cedió en las demandas territoriales.Al final de la entrevista volvió a aparecer el tema de Gibraltar. Según Serrano Súñer, España entraría en guerra una vez instaladas cerca de Gibraltar diez baterías de 38 centímetros. Era un avance sustancial.Al día siguiente tuvo lugar la entrevista con Hitler. En ella, el asunto esencial fue Gibraltar.Para Hitler la conquista de Gibraltar no era tan difícil como la presentaba Serrano, ni la colaboración de España tan importante como para revisar a fondo las condiciones bajo las cuales podía luchar España al lado de Alemania y entrar en guerra inmediatamente.Se volvió a tocar también el asunto de Marruecos y la rectificación de fronteras. Además, Serrano Suñer propuso una alianza militar defensiva de Alemania, Italia y España.Como resultado de esta entrevista, un tanto teórica, hay que reseñar la propuesta de Hitler de ponerse en contacto con Franco en la frontera hispano-francesa y la carta de Hitler a Franco aclarando las confusiones que sobre el tema de Gibraltar existían.Serrano Suñer volvió a reunirse con Ribbentrop, chocando de nuevo las dos concepciones sobre Gibraltar, Marruecos y las posibles amenazas. España debía ceder una de las islas Canarias, una de las islas de Guinea Ecuatorial y la propia Guinea, a cambio de los territorios que se cediesen en Marruecos a España, así como Agadir y Mogador.

Quedaron en volver a entrevistarse una vez que el ministro de Asuntos Exteriores alemán hablase con el Duce y Ciano en Roma.Mientras tanto, el ministro español envió un informe de lo tratado a Franco.Este, tras leer el informe, procedió a reiterar sus instrucciones comentando las posturas de Ribbentrop y Hitler en las entrevistas.Al recibir la carta de Hitler, Franco se dio cuenta de que Serrano Suñer había ido más lejos de lo convenido. La carta de Hitler, nada apremiante, señalaba que la entrada de España en guerra debía empezar con la expulsión de la flota inglesa de Gibraltar, para proceder después al ataque de la Roca. Pero Hitler dejaba a España decidir sobre la intervención.Sobre esta base, Franco envió nuevas instrucciones, subrayando que convenía estar dentro pero no precipitar las cosas, y manteniendo el protocolo que proponían los alemanes en los límites que previamente habían fijado. Franco dedujo de la carta de Hitler una aceptación implícita de guerra larga.En la carta de contestación a Hitler, Franco subrayaba previamente las reivindicaciones en Marruecos, consideraba innecesarios los enclaves propuestos y agradecía la propuesta de encuentro en la frontera española. El resto de la carta se desmarcaba claramente de cualquier intento de reajuste de relaciones.El 24 de septiembre, Serrano Suñer volvió a entrevistarse con Ribbentrop. Serrano hizo jugar el ataque inglés a Dakar, tratando de romper el escepticismo del ministro alemán sobre los peligros que corría España en Marruecos y la necesidad de una seria preparación, pero en vano.

Pasó luego a la exposición de temas pendientes; el general Franco estaba de acuerdo con la carta de Hitler, salvo en el tema de las bases y las pretensiones económicas, que consideraba exageradas.Ribbentrop procedió a explicar la sugerencia italiana de una alianza entre Italia, Alemania y España con una duración de 10 años. Se fijaría la entrada en la guerra mediante una cláusula secreta. Habría dos protocolos suplementarios, uno sobre ayuda económica y militar de Alemania y otro sobre entregas de materias primas entre ambos países.Esta alianza daría seguridades de que, una vez conseguida la paz, el Marruecos francés sería transferido a España, reservándose Alemania ciertos enclaves.Serrano expuso la postura española ante la propuesta en tres puntos: decisión española de entrar en la guerra de inmediato, seguridades de ayuda material y militar a España y reconocimiento de las demandas territoriales de España.La posterior entrevista del ministro español con Hitler no cambió para nada la situación. Hitler manifestó que daría una respuesta oral o escrita a Franco en conversación con él. Serrano acogió esta idea como la única solución posible a los problemas surgidos en las entrevistas de Berlín.Esta actitud fue duramente criticada por los acompañantes de Serrano. El ministro cortaba todas las líneas de retirada (15).En todas estas entrevistas, los alemanes no hicieron ninguna propuesta de actividades militares conjuntas.

El Alto Mando de la Wehrmacht había prescindido temporalmente del ataque conjunto a Gibraltar entre Italia, Alemania y España, centrándose en la anulación de Gibraltar como base (16).Serrano marchó a Roma a pedir el visto bueno italiano. Así lo reconoció el propio ministro en diversas ocasiones en 1945, y lo recogieron los documentos norteamericanos, británicos y franceses (17).Los italianos, que no habían reconocido el movimiento español en Tánger, tenían puestos sus ojos en las colonias francesas. Serrano procuró llegar a un acuerdo territorial. Ciano y el ministro español, inclinados sobre un mapa africano, trataron de repartirse la piel del oso. La disputa entre los dos ministros sobre Argelia llegó a los servicios de información aliados (18).El Duce dio muestras de comprensión. La intervención española sería decidida de común acuerdo, procurando que no fuese una pesada carga para España y dejando para posterior examen los aspectos prácticos de la cuestión. A su juicio sería importante que en la conferencia de la paz dos naciones latinas contrarrestasen la influencia alemana en Marruecos.Esta postura volvió a reiterarla el Duce en la entrevista del 4 de octubre en Brennero, con Hitler.Hitler manifestó que no estaba dispuesto a ceder a España el Marruecos francés por miedo a desestabilizar la situación en Francia; y se mostró de acuerdo en la cesión de Gibraltar (no un mero condominio).

Mussolini expresó su conformidad e indicó que sería oportuno decir a Serrano que estaban de acuerdo en las reivindicaciones sobre Inglaterra y, en principio, en una modificación territorial con Marruecos, que se precisaría en el momento de la paz. España pasaba a ser un aliado no militar del Eje (19).Ciano informó de esta entrevista al ministro Serrano. Este volvió a España el 5 de octubre, y sin percatarse de los cambios ocurridos comenzó los preparativos para la entrevista con Hitler, que tuvo lugar el 23 de octubre en Hendaya.Previamente, Franco se había reunido con seis generales. Para éstos, Franco debía decir a Hitler que, antes de asentir a ser esclavos, todos los españoles de buena gana morirían luchando.

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