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II Guerra Mundial

Desarrollo


El presidente norteamericano Roosevelt deseaba concluir la guerra cuanto antes y optó por el desembarco en Francia, despreciando los argumentos de Churchill que prefería hacerlo en Grecia a fin de cortar el paso de los soviéticos hacia Europa central. Los alemanes habían establecido en la costa francesa un sistema de fortificaciones llamado la Muralla del Atlántico, incompleta a pesar de su pomposo nombre. En el Oeste, la Luftwaffe había quedado reducida a menos de 100 bombarderos y unos 70 cazas; en cambio la Wehrmacht desplegaba 58 divisiones. Von Rundstedt deseaba mantener las panzer en el interior para emplearlas como reservas; en cambio, Rommel deseaba situarlas en la costa y asumir la dirección de la futura batalla que Hitler se empeñaba en controlar desde el lejano Berchtesgaden. Para el desembarco se habían dispuesto 39 divisiones, 5.049 cazas, 3.467 bombarderos, 2.343 aviones diversos, 2.316 transportes aéreos, 2.591 planeadores, dos puertos artificiales, un oleoducto, 1.000 locomotoras, 20.000 vagones y una ingente cantidad de impedimenta de todo tipo. Tras una larga preparación, Eisenhower, el general en jefe aliado, ordenó la operación a pesar del mal tiempo reinante. El 5 de junio de 1944 se arrojaron sobre Francia 66.000 toneladas de bombas y el 6 se lanzaron dos divisiones aerotransportadas americanas y una británica.

De los 17.000 americanos y 4.255 británicos pocos cayeron en el lugar previsto, bastantes fueron bajas y su llegada a tierra resultó tan caótica que los puestos de mando alemanes recibieron noticias de paracaidistas y planeadores cayendo en todas partes. A las cuatro de la madrugada aparecieron frente a la costa seis acorazados, 23 cruceros, 122 destructores y 360 torpederos destinados a cubrir las playas, conocidas en clave como Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword. Al desembarcar los británicos, padecieron un intenso fuego, especialmente en la playa Juno, asignada a los escoceses. Tras las primeras resistencias intentaron llegar a sus objetivos: Bayeux, el aeropuerto de Carpiquet y Caen, pero en esta última ciudad estaba acuartelada una división panzer, que detuvo a los desembarcados y convirtió la playa Sword en un matadero. Los americanos pisaron tierra en el otro extremo de la bahía con bastante suerte, excepto en la playa de Omaha, donde llegaron las lanchas tras navegar dos millas náuticas entre el oleaje y el fuego de la artillería. Una vez en la arena, los hombres tropezaron con un infierno de minas y disparos que generó una confusión de muertos, vehículos, armas, explosivos, materiales y chatarra de todo tipo. En las cuatro primeras horas se perdieron en Omaha 3.000 hombres, hasta que la artillería naval americana logró acallar el fuego enemigo, disparando sobre la cabeza de sus propios soldados tumbados en la playa. La reserva alemana más poderosa y próxima, el 1.

° Cuerpo de Ejército Acorazado de tres divisiones panzer, no podía moverse sin autorización de Hitler. Von Rundstedt llamó a Berchtesgaden, pero el Führer y el coronel general Jodl, su jefe de operaciones, dormían y nadie se atrevió a despertarles. La orden para los blindados no llegó hasta las 5 de la tarde cuando el grueso necesitaba dos días para llegar hasta Caen. Mientras tanto, protegidos por una importante sombrilla aérea, los aliados desembarcaban en masa. Fracasados los primeros contraataques, von Rundstedt y Rommel comprendieron que habían perdido la batalla de la costa y decidieron ganar tiempo. El 12 cayó, en un campo inglés, la primera V-1 a la que Hitler atribuía carácter de arma decisiva; las siguientes se dirigieron sobre todo a Londres, donde cayeron 2.8000 de las 8.000 disparadas. La aviación aliada aprendió a cazarlas como si fueran aviones y, desde agosto, resultaron derribadas en su mayoría sobre el Canal. Su sucesora, la V-2 no era una bomba sino el primer misil. La primera cayó sobre Londres el 6 de septiembre de 1944, siguiéndole otras 1.100. Desde otoño se lanzaron contra Amberes pero sus resultados sobre el frente fueron nulos. Tras asegurarse la costa, el 30 de junio los aliados conquistaron el puerto de Cherburgo, que podía resolver sus necesidades de transporte. El 9 de julio tomaron Caen; el 31 abrieron una brecha en el frente alemán cerca de Avranches.

Un contraataque de las mejores fuerzas alemanas fracasó en Falaise y 100.000 soldados del Reich quedaron cercados durante 15 días, martirizados por el fuego enemigo, hasta que pudieron escapar, a costa de 10.000 muertos y la pérdida de todo el equipo. Los aliados tenían abierto el camino de París. El 15 de agosto de 1944 se produjo un nuevo desembarco aliado en Provenza que, vencidas las resistencias iniciales, tomó Marsella el 27, prosiguió por el valle del Ródano hasta Lyon, uniéndose, el 12 de septiembre, con los americanos que llegaban de Normandía. Los alemanes se habían replegado a la línea Sigfrido, llevándose a Pétain mientras los aliados se aproximaban a París. El 17 de agosto, toda la ciudad se declaró en huelga y la resistencia se sublevó. Si llegaban a controlar la capital, los comunistas podían hacerse con el poder; si la liberaban los americanos quizá establecerían un Gobierno de Giraud o un Gobierno militar aliado. El 24 de agosto, las vanguardias de Leclerc entraron en la ciudad y De Gaulle movió ficha. Se presentó en la ciudad y, entre el entusiasmo de la población, tomó posesión del ayuntamiento. Para la historia y la política, acababa de liberar París.

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