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Datos principales


Rango

Paleolítico Superior

Desarrollo


Durante cincuenta años, el abate Henri Breuil se esforzó en elaborar un sistema cronológico-evolutivo para el arte paleolítico. Su punto de partida era la idea de una larga secuencia -40.000 a 10.000 años, aproximadamente- que queda reflejada en el título de su obra "Quatre cents siécles d'art pariétal" (1952). Dicho sistema se basaba en argumentos técnicos y estilísticos, concediendo particular importancia a la perspectiva y las superposiciones. Estableció, así, unas coordenadas estilísticas que iban de lo más simple a lo más complejo y que, a medida que avanzaba en su investigación, ordenó en sentido cronológico. El sistema se concretaba en dos ciclos, cuyo desarrollo, sintéticamente resumido, es el siguiente: a) El ciclo auriñaco-perigordiense empezaría con los dibujos laberínticos hechos con los dedos sobre la arcilla (macaronis), entre los que se identifican las primeras representaciones animales. Las manos, por lo general, pertenecerían a un momento antiguo de este ciclo, antes que toda otra manifestación pictórica. Casi al mismo tiempo surgieron las pinturas y los grabados que, en una larga evolución, primero de una manera tímida, alcanzando luego una gran calidad técnica, culminarán en el arte de la cueva de Lascaux. b) El ciclo solútreo-magdaleniense, de menor duración, se iniciaría con la escultura, siguiéndole grabados y pinturas muy sencillos, dibujos lineales muy simples, que se irían haciendo cada vez más complejos, adoptando luego ciertas convenciones hasta llegar a su culminación en los modelados de arcilla y los polícromos de Altamira y en lo que, posteriormente, hemos designado como realismo fotográfico.

La escultura solutrense en bajorrelieve correspondería a los comienzos de este ciclo. A causa de haber sido poco divulgado nos parece conveniente insistir en las características técnicas de este proceso evolutivo, en él que, dejando de lado su paralelismo de las dos series, hay una gran cantidad de datos positivos. Empezaremos por los grabados para luego ocuparnos de las pinturas. I. Auriñaciense y Perigordiense. 1, macaronis y figuras primitivas; 2, dibujos lineales de animales sobre arcilla, en ocasiones grabados primitivos de estilo arcaico; 3, grabados incisos más elaborados, en algún caso asociados con pintura roja; 4, bajorrelieves arcaicos o grabados profundamente incisos, excelentes figuras de perfil. En las cuatro fases siguen las imágenes hechas con los dedos. II. Solutrense. 5, grabados de tradición del período anterior; 6, esculturas en alto o bajorrelieve. III. Solutrense final y Magdaleniense III. 7, grabados con la superficie generalmente estriada. IV. Magdaleniense III-IV. 8, continúan las esculturas en alto o bajorrelieve; 9, grabados profundos. V. Magdaleniense V. 10, avanzado estilo sin relación con la pintura. VI. Magdaleniense VI. 11, grabados asociados con policromías; y 12, grabados superpuestos a las policromías. Estos datos y los que siguen fueron recopilados por H. L. Movius a partir de las publicaciones y las notas personales del abate Breuil. Para las pinturas son las siguientes: 1. Auriñaciense y Perigordiense. La sucesión es: líneas negras primitivas y rudimentarias; manos negativas en rojo; manos negativas en negro; manos positivas negras y rojas; siluetas rudimentarias en rojo o amarillo; bellos contornos lineales en rojo y algunos en negro; dibujos en líneas rojas gruesas o delgadas de bordes babosos o punteados; pinturas en siena quemada de técnica similar; pinturas en anchas bandas rojas y negras de estilo arcaico; pinturas bicolores (generalmente rojo y negro), de estilo arcaico.

II. Magdaleniense III y IV. Tintas planas en bandas negras más o menos anchas, todavía en estilo primitivo. III. Magdaleniense IV. Simples siluetas en negro, ligeramente sombreadas; bellas figuras en negro sombreadas con rayado. IV. Magdaleniense IV y V. Figuras negras sombreadas con esfumado; imágenes cubiertas con manchas o en tinta plana, en negro o en pardo, de avanzado estilo monocromo. V. Magdaleniense VI. Policromía. VI. Magdaleniense final. Siluetas rojas; muchos signos pintados. VII. Aziliense. Fajas dentadas. Cada una de estas fases se apoyaba en casos concretos de superposición o de hallazgo estratigráfico en los yacimientos. Seguramente no se apuraron los paralelos estilísticos y se utilizó insuficientemente el arte mueble. Las coincidencias que hacían difícil la aplicación del sistema Breuil fueron sintetizadas por A. Laming-Emperaire. Como se ve, para el origen del arte, el abate Breuil no se remontaba a períodos anteriores al Paleolítico superior. Aunque el autor de las presentes páginas se formó en ellas, cree que la teoría del maestro era demasiado simplista y que concedió una parte excesiva a la casualidad, al mismo tiempo que se acomodaba mal a la sucesión lineal de las culturas paleolíticas. Veáse, por ejemplo, este texto suyo: "El arte figurado de dos dimensiones...se desarrolló probablemente a partir de algunas otras categorías de huellas hechas también con la mano, no ya la impresión regular de esta extremidad, sino más bien por la interpretación de las líneas dejadas por los dedos, ya fuera sobre la arcilla, al tomarla para algún uso, ya fuera sobre una superficie rocosa en la que los dedos manchados de arcilla o de color hubieran, primero de forma accidental, luego voluntariamente, trazado unas líneas; su juego, accidental primero, después dirigido, realizó unas siluetas de dos dimensiones, reconocidas primero de forma accidental, después reiteradas con la voluntad de realizar una imagen parecida, ya fuera con la ayuda de un accidente natural preexistente, ya creándola en todas sus partes. Fue éste el camino que tomó nuestro arte de las cavernas; primero huellas positivas o negativas de manos, meandros y arabescos macarónicos, trazados sobre arcilla o sobre roca (con los dedos), en medio de los cuales nacen las más antiguas figuras del arte lineal libre".

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