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Vida cotidiana

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Paralelamente a la exaltación del matrimonio y del amor cortés, la Iglesia inició durante el siglo XIII la persecución de la prostitución. Entre 1254 y 1269 Luis IX de Francia expulsó del reino -u ordenó su expulsión- a todas las prostitutas; en el año 1300 en la abadía de Saint-Germain-des-Pres se amenazaba con marcar y exponer en el rollo a aquellas prostitutas que no se sometieran. Sin embargo, a finales del siglo XIII se produce un cambio de mentalidad gracias al desarrollo de la filosofía naturalista inspirada en Aristóteles. Algunos clérigos incluso manifiestan que los pecados carnales eran menos graves "por venir de la naturaleza" lo que implicaba que el acto carnal de mutuo consenso entre hombre y mujer era un pecado venial. Otros eclesiásticos consideraban que como la prostituta no obtenía placer de su trabajo sino una mera recompensa económica, su actividad estaba exenta de pecado ya que "la mujer pública es en la sociedad lo que la sentina en el mar y la cloaca en el palacio. Quita esa cloaca y todo el palacio quedará infectado". Esta idea sintetiza con el temor a que la población desaparezca motivada por las epidemias de peste, las hambrunas y guerras de los siglos XIV y XV. Desde ese momento la prostitución cumple un papel social, incluso los moralistas ven en ella un seguro contra la homosexualidad y el onanismo. También se considera que es una manera de evitar las violencias sexuales que los hombres jóvenes someten a algunas mujeres por no poder contraer matrimonio al no disponer del dinero necesario.

De esta manera la prostitución se hace pública y las ciudades abren mancebías a lo largo de los siglos XIV y XV. La prostituta abandona la marginación y ocupa un papel en la sociedad bien trabaje en las mancebías -a cambio del pago de una pensión recibe protección, techo y horario- o en las puertas de las tabernas, los baños o sus propias casas. Sin embargo, la crisis de finales del siglo XV afectará especialmente a las capas más debilitadas lo que motivará el aumento de las mujeres dedicadas a la prostitución. A esto debemos añadir las reformas que vive la Iglesia en las que se manifiesta un mayor control en el campo sexual y moral por lo que se condena a la alcahueta y promueve el cierre de los baños. Esta será la razón por la que las mancebías se rodearán de un muro que tiene como objetivo proteger a las prostitutas y evitar que perviertan a las demás mujeres.

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