Ocaso del Imperio Húngaro

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Ante la situación de crisis, la Dieta confió el poder en Juan Hunyadi en abril de 1445, pese a las presiones de un sector de la nobleza que pretendía erigir como rey a Ladislao el Póstumo. Nacido en 1406 en el seno de una familia de la nobleza transilvana, Hunyadi defendió, en calidad de regente, los intereses de la baja nobleza frente a las ambiciones de los barones húngaros. Prosiguió la lucha contra los turcos, realizando una campaña en Serbia (1448) y fortaleciendo las defensas húngaras del Sur y el Este entre 1448 y 1452. La Dieta eligió en 1452 a Ladislao como rey (1452-1457), quien siguió delegando la jefatura militar en la persona de Hunyadi. Este, tras conseguir levantar el cerco turco sobre Belgrado, murió a causa de las heridas recibidas durante el combate, en el que también falleció el legado del papa Calixto III, Juan Capistrano (1456). La facción contraria a los Hunyadi trató de apoderarse del gobierno al forzar la condena a muerte por traición del primogénito de Juan, Ladislao. Sin embargo, tras el fallecimiento del rey Ladislao, la Dieta ascendió al trono húngaro al segundogénito de Hunyadi, Matías, quien contó con la ayuda de la baja nobleza y el ejército y con la oposición del emperador Federico III (1458). Matías Corvino (1458-1490) contó en sus primeros años de reinado con numerosos adversarios, como el citado emperador y Jorge Podebrady de Bohemia, quienes apoyaron a los focos rebeldes del interior del país.

Sus rivales esgrimían el argumento de que Corvino no había sido coronado con la corona de San Esteban; en 1463 el monarca recuperó la reliquia y así acalló a sus opositores, como anteriormente habían hecho algunos de sus predecesores como Carlos Roberto, Segismundo o el mismo Ladislao el Póstumo. Entre 1462 y 1467 Matías sometió a los grupos husitas que actuaban en la Alta Hungría con el apoyo del rey de Bohemia y a la nobleza rebelde de Transilvania. En estos primeros años también consiguió detener un complot palaciego ideado por dos de sus principales colaboradores, el arzobispo de Esztergom, Juan Vitez, y el obispo Iván Cesmicki. En un principio el rey mantuvo la actividad de la Dieta, en la que cobraron gran protagonismo los procuradores de las ciudades; no obstante, la creciente política autoritaria de Matías acabó con las reuniones de la asamblea en 1470. El monarca se rodeó de un consejo real en el que participaron importantes financieros como Clemente Ernuszt o Pedro Váradi. Reorganizó el ejército, al que se incorporaron mercenarios extranjeros (checos, polacos y alemanes), creando unas potentes tropas reales (ejército negro). Por último, en el capítulo interior, acabó con algunos privilegios nobiliarios relacionados con la Administración de Justicia. Su política exterior estuvo marcada por la idea de crear un gran Estado centroeuropeo, confirmada por sus apetencias sobre la corona imperial en los últimos años de su vida.

Matías, aprovechando el entredicho lanzado por el papa Pablo III sobre Jorge Podebrady, fue elegido rey de Bohemia por los católicos checos en la Dieta de Brno (1469). El monarca prosiguió la guerra por sus derechos a la Corona bohemia, pese a la elección del católico Ladislao de Polonia como rey de Bohemia, iniciando una campaña militar sobre territorio polaco, que finalizó en 1478 con la firma de la Paz de Olomuc y la adhesión de Moravia y Silesia a los dominios húngaros. La contienda por la corona imperial comenzó con el sitio de Viena por parte de tropas húngaras, levantado gracias a la mediación del Papa entre Matías Corvino y Federico III. En 1485 una nueva ofensiva de los húngaros propició la conquista de Viena y de toda Carintia y Estiria, que permanecieron bajo dominio húngaro hasta 1490. Los éxitos militares de Corvino también salpicaron las campañas contra los turcos; dichos triunfos permitieron la recuperación temporal de Bosnia (1463), Moldavia y Valaquia (1467) y Serbia (1482). Desde el punto de vista cultural, Matías Corvino ha pasado a la historia como un príncipe humanista, comparable con los mecenas del Renacimiento italiano. A la corte de Buda afluyeron artistas como Bonfini, Galeotti, Ugoletti o Bartolomeo dell Fonte. En 1465 fundó la universidad de Buda y, a lo largo de su vida, reunió una espléndida colección de libros, conocida como Biblioteca Corvina, con más de 500 volúmenes de manuscritos griegos y latinos.

Los sucesores de Corvino, Ladislao II Jaguellón (1490-1516) y su hijo Luis II (1516-1526), arruinaron las reformas institucionales de su predecesor. Los señores feudales recuperaron el mando del ejército y aumentaron la presión sobre el campesinado. En 1514 algunos campesinos reclutados para la Cruzada se rebelaron a las órdenes de Jorge Dózsa, quien saqueó numerosas fortalezas nobiliarias y se apoderó de la ciudad de Arad. La reacción señorial no se hizo esperar y, así, el voivoda de Transilvania, Juan Szapolyai, consiguió aniquilar al ejército de campesinos y capturar y ejecutar a su cabecilla. El monopolio del poder por parte de la nobleza llegó a limites insospechados, que llevaron al letrado Werböczi a identificar la nación política húngara con el rey, la Corona y la nobleza en su redacción de la colección de privilegios conocidos como "Tripartitum juris regni Hungariae" (1514). Ya desde 1444, los embajadores de las ciudades alemanas utilizaban en sus legaciones la palabra "orszag" (país) para referirse a la nobleza. Los turcos aprovecharon la debilidad de la Monarquía para controlar el valle del río Sava (1504) y apoderarse definitivamente de Belgrado, único baluarte húngaro en el frente oriental (1521). Luis II reclamó ayuda a las Monarquías europeas, pero ésta no llegó e incluso algunos de sus aliados nacionales como el voivoda Szapolyai abandonaron el ejército real. La batalla de Mohacs (1526) significó la derrota total para los húngaros, que perdieron a su rey en el combate.

La Corona húngara quedó integrada en teoría en los dominios Habsburgo, debido al pacto sucesorio entre Ladislao II y Maximiliano. Juan Zapolya (muerto en 1541), candidato al trono y vasallo otomano, gobernó en la práctica sobre buena parte de Hungría. Durante la Baja Edad Media, la agricultura húngara vivió un momento de gran desarrollo, debido a la mejora de las técnicas agrícolas y a la ampliación de la superficie cultivada. Las explotaciones ganaderas acaparaban hacia 1480 el 55-65 por 100 de las exportaciones húngaras, al ser muy cotizado su ganado ovino en mercados alemanes como el de Colonia. Pero el sector económico que sufrió un incremento mayor fue la minería. Las villas mineras de la Alta Hungría y Transilvania (Beszterczebánya, Selmecbánya, Körmöczbánya y Nagybánya) extraían grandes cantidades de oro, plata y cobre, equivalentes a la tercera parte de la producción de oro y a la cuarta de plata en el mundo conocido durante el siglo XIV. A lo largo del XV las extracciones de oro y plata disminuyeron, mientras que crecieron las de cobre, beneficiadas por el nuevo proceso de refinado introducido por el emprendedor húngaro Juan Thurzó (1437-1508). Los intercambios comerciales, incentivados por la presencia de metales preciosos, aumentaron, siendo habitual la presencia en las ferias y mercados de comerciantes italianos, alemanes, checos y polacos. El crecimiento de la población urbana también fue notable, sobre todo en las ciudades de Pozsony, Kassa, Kolozsvaí y Eperjes. Buda, residencia real, llegó a contar con 20.000 habitantes en el siglo XV, para una población total de 3.500.000.

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