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Nuevas fronteras cri

Desarrollo


El gran espacio ruso, poblado por diferentes tribus de eslavos orientales, aparece sin límites muy precisos. A finales del siglo X, por el norte, alcanzaba el Báltico a través del golfo de Finlandia y los lagos Ladoga y Onega; por el oeste, llegaba desde el Dvina y Niemen hasta las cuencas del alto Dniéster y Bug; por el sector oriental, abarcaba las vías del alto Volga y Oka y finalmente, al sur, controlando el Dnieper hasta los rápidos, se abría hacia la estepa. Esta última zona fue ocupada de forma consecutiva por pueblos nómadas. Fue este uno de los múltiples condicionantes de su historia, ya que dichos pueblos cerraron el paso de los eslavos orientales al mar Negro y éstos no pudieron nunca habitar en zonas con cierto protagonismo en la antigüedad clásica. Por otra parte, la falta de delimitación clara fue también otro serio inconveniente para su consolidación histórica. Sin embargo, como contrapartida a estos obstáculos, en el siglo XI Rusia se había convertido en una de las áreas mercantiles más activas de Europa, a través de una gran ruta que unía el golfo de Finlandia con el mar Negro. Dicha ruta fue el eje que ensambló, mediante una extensa red de caminos, el marco rural y los núcleos urbanos, entre los que sobresalían Nóvgorod al norte y Kíev al sur. Desde muy pronto, Kíev se convirtió en un importante centro rector bajo los auspicios de los Rurikovich, de indudable origen escandinavo. Esta dinastía administraba una vaga federación de Estados orientales y ejercía el comercio, al tiempo que se mezclaba paulatinamente con la población autóctona y realizaba una profunda obra unificadora entre las diferentes tribus, manteniendo su hegemonía en los ámbitos político-militar y económico.

El comercio fue la principal ocupación de la minoría rectora, integrada fundamentalmente por varegos suecos, que consiguieron una serie de privilegios para traficar con Bizancio. Kíev proporcionaba a Constantinopla esclavos, madera, cera, miel y otras material primas, obteniendo a cambio metales preciosos y productos de lujo, necesarios en las cortes de los grandes príncipes y de la aristocracia. Las estrechas relaciones comerciales serian el preludio de los intensos contactos religiosos y culturales con el Imperio oriental. Por tanto, el Primer Estado Ruso o La Rusia de Kíev es el resultado de la conjunción de influencias normandas y bizantinas sobre una base eslava. Las actuaciones de los primeros se observan en el comercio y la vida urbana; las de los bizantinos, en lo cultural a través de lo religioso. El cristianismo, al igual que en el resto de los países eslavos, fue un elemento esencial para la incorporación de Rusia al conjunto de los Estados europeos, pero su vinculación con Bizancio la apartó poco a poco de la Europa occidental.

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