Religión y cultura japonesas

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Desarrollo


La sociedad Tokugawa se basaba en la equilibrada utilización de tres sistemas espirituales -budismo, shintoísmo y confucionismo-, aunque con fines prácticos. El desplazamiento del confucionismo fue el más importante cambio intelectual del período. El budismo recibió el más alto apoyo del régimen como consecuencia de la política anticristiana del gobierno y fue utilizado como eficaz recurso de control popular. El shintoísmo funcionaba como apoyo al régimen político y nexo de unión entre el individuo y la sociedad. El propio emperador conservaba el papel de sumo sacerdote del sinto y celebraba ceremonias de gran repercusión nacional en el gran santuario de Ise. La mayor parte de las familias samurais mantenían lazos con los santuarios ancestrales, como muestra de consagración del linaje de la familia. El confucionismo, por su parte, satisfacía plenamente la mentalidad Tokugawa, al afirmar que la sociedad estaba regida por la razón y el orden que, a su vez, era un deber moral. El gobierno se convertía en el medio a través del cual se lograba el bien moral para todos los hombres. Contribuyó a confirmar la tendencia hacia la separación de las clases y la codificación del comportamiento y asignaba al shogun y a los daimios la responsabilidad de gobernar para beneficio del pueblo. Las diferentes condiciones de vida comportaron diferentes estilos culturales. Los samurais representaban a las clases elevadas y a la cultura oficial. En las artes plásticas y en el drama perduraron los rasgos tradicionales, el formalismo, la pesadez y la ornamentación.

Fue en el campo de la ciencia y de la filosofía donde los samurais mostraron sus facultades creadoras y su gran capacidad de trabajo. Sobresalieron en el campo de la historia, con los inicios de la historiografía objetiva y la fundación de numerosos archivos y bibliotecas. También difundieron la cultura mediante una red de escuelas como el Shoseiko, de altos estudios, en 1765, y la continua publicación de obras de tipo medio. Los samurais no encarnaban la ortodoxia inflexible y se alejaban, pues, del estancamiento. Al mismo tiempo, la cultura de la casta militar se diferencia de una cultura urbana y burguesa. En efecto, la creación de un estilo cultural diferente por parte de las clases populares constata el aumento de la población urbana, su riqueza y su energía. Se caracterizaba primordialmente por la búsqueda del placer; sus elementos básicos eran el drama popular, la silografía, el teatro de marionetas, la poesía, la música del shamisein y las geishas. En la ciencia destaca Nobuhiro, muy versado en obras holandesas de astronomía, botánica, geografía e historia, apoyó con fuerza la modernización de la agricultura, y Yamagata Banto trató de integrar la teoría heliocéntrica en la cosmología confuciana.

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