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Desarrollo


La organización se parecía mucho a la de un ejército acampado en territorio recién conquistado. En el sistema administrativo mogol prevalecía el principio de la división de la autoridad. Akbar había dividido, en el siglo XVI, el Imperio en doce subahs o provincias, que posteriormente aumentaron hasta dieciocho. Éstas, a su vez, se subdividieron en sarkars, los antepasados del distrito inglés, y, ulteriormente, en parganas o subdistritos. Desde la subah hacia abajo había dos series de funcionarios elegidos entre los fieles al emperador: los magistrados y los encargados del fisco. Los primeros, o sabadar, tenían autoridad sobre las fuerzas armadas y eran responsables de mantener la ley y el orden, en tanto que los últimos, diwanes, recaudaban los impuestos, calculaban las tierras y el producto y enviaban anualmente cierta cantidad al tesoro imperial. La interdependencia entre los hombres se basaba en lazos de fidelidad tan estrechos que primaban sobre una concepción centralizada del Estado. Mientras el sistema estuvo en servicio, el diwan no pudo rebelarse porque disponía de los abastecimientos pero no de las tropas, en tanto que el sabadar tampoco podía levantarse en armas porque tenía las tropas pero no los abastecimientos. Así, pues, el buen funcionamiento del aparato del gobierno dependía en gran parte de la fuerza del emperador y de su habilidad para elegir funcionarios leales y con la capacidad necesaria para mantener bajo un efectivo control la administración provincial.

Si el soberano flaqueaba y los sabadar y los diwanes se perpetuaban en sus funciones, la organización podía con suma facilidad convertirse en feudal, jerarquía de señores y vasallos, que poseían en feudo sus circunscripciones. Y esto fue lo que ocurrió en el siglo XVIII. El servicio imperial, obra también de Akbar, se convirtió en la estructura básica del edificio mogol. Continuó vigente hasta mediados del siglo XVIII y los grados, como títulos honoríficos, perduraron hasta que los indios ocuparon el territorio en 1948. Los oficiales eran conocidos como mansabdars o comandantes. El sistema abría la oportunidad de hacer carrera a cualquier joven con talento y de obtener distinciones al servicio constructivo del Estado. Los mogoles utilizaron el idioma indostaní en la administración y el persa en la corte, que se había convertido en centro de civilización persa. Siguieron una sabia política de consideraciones y de justicia en relación con los campesinos indios y trataron de establecer una verdadera colaboración con los indígenas; pero, con ello, habían contribuido a mantener la civilización india y las agrupaciones naturales indias. Los impuestos eran cobrados directamente por funcionarios del gobierno, denominados amiles, o por representantes como los mansabdars. Fuesen quienes fuesen los agentes, el trabajo real de cobranza adoptó la forma de un regateo entre los agentes y los contribuyentes; los unos alegaban pobreza, los otros afirmaban la necesidad del Estado.

El rasgo distintivo del período mogol es que el impuesto fijado en general fue más justo y más exacto que lo acostumbrado desde hacia tiempo. El cobro era también, en conjunto, más constante y estaba mejor controlado que anteriormente. En general, la proporción del producto bruto o de su valor que el Estado tomaba para sí era la tercera parte. No existía un sistema elaborado de tribunales judiciales, como los que los ingleses introdujeron posteriormente. Los casos penales en las poblaciones eran resueltos por los qazis, musulmanes o funcionarios de la ley, designados por el gobierno, que aplicaban el código musulmán. Pero cada comunidad tenía su propia ley personal, que administraba por medio de sus mismos agentes. Los tribunales del gobierno existían solamente en la cabecera del distrito o en otras poblaciones pequeñas; a los funcionarios imperiales les correspondía sólo el delito en gran escala, tal como el robo ejecutado por bandas de delincuentes. En las aldeas eran los ancianos o los agentes de un terrateniente local los encargados del mantenimiento del orden. Así, la administración cotidiana estaba en manos de hindúes de las castas de empleados que respondían fácilmente a la dirección y a un trato cordial y que durante la mayor parte del período mogol fueron leales servidores del régimen.

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