Los orígenes de Madrid

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Madrid es la capital de España desde el siglo XVI, cuando Felipe II decidió trasladar definitivamente la Corte allí, desde Toledo. Está situada al sur de la Sierra de Guadarrama, a orillas del río Manzanares, y el núcleo urbano cuenta con unos 4 millones de habitantes, aumentando ostensiblemente si se incluye la periferia de la ciudad. Se trata de la capital europea a mayor altitud, ya que está situada a 655 m., aproximadamente. El origen de Madrid, al igual que sucede con otras muchas ciudades, está envuelto en el misterio y la leyenda. Desde los siglos XVI-XVII, los cronistas de la nueva capital quisieron retroceder su fundación diez siglos antes de la de Roma, rondando, por lo tanto, los cuatro mil años de antigüedad. Eran teorías que tenían la intención de emular la historia de otras ciudades europeas y cuyo rigor científico era escaso o nulo. Así, se decía que Madrid fue fundada por Ocno, príncipe griego hijo de la diosa Manto y de Tiber, rey de Toscana, bautizándole con el nombre de Mantua; este mismo origen se lo dio Virgilio a la Mantua italiana. Otros creen que el origen de la capital de España es griego, apoyándose en la teoría de un dragón que aparece esculpido en la Puerta Cerrada o Puerta de Moros. Por último, hay quienes llamaban a la ciudad en sus orígenes Ursa (osa, en latín), debido a la abundancia de osos en la sierra madrileña. Este animal, junto con el madroño, son, desde la época medieval hasta la actualidad, el símbolo de la ciudad.

Las investigaciones históricas han llegado a la conclusión de que el nombre "Madrid" nace con la fundación árabe de la ciudad y significaría "madre de agua abundante". Tras ser reconquistada por los cristianos se castellanizó, convirtiéndose en Magerit primero, Madrit después y, finalmente, Madrid. Desde un punto de vista arqueológico, se puede afirmar que los restos más antiguos encontrados se hallan en las orillas del Manzanares, del Terciario (20 millones de años); dichos restos son de animales de gran tamaño, localizados en lo que hoy sería el Paseo de las Acacias. Los primeros restos humanos se han fechado en el Paleolítico inferior y medio, hace unos 500.000 años aproximadamente, cerca de las terrazas del Manzanares, en silos excavados cerca de la actual calle Segovia; esta zona se caracterizaba por la abundancia de agua, bosques, animales, etc. De momento no se tienen muchos vestigios de etapa prehistórica, aunque se están llevando a cabo excavaciones arqueológicas por toda la región. Tampoco del periodo de ocupación romana han quedado demasiados restos arqueológicos; se ha conservado cerámica sigillata romana, algunas estelas funerarias cerca de la iglesia de Santa María y fragmentos de pavimentos de mosaico, expuestos actualmente en el Museo Municipal. Se piensa que quizás la palabra Madrid pudiera tener una raíz latina relacionada con el nombre de Miaccum, procedente de la voz hebrea Miakud, palabra que haría referencia a sus "murallas de pedernal cercadas fuego". Por último, también se cree que Madrid podría haberse llamado en época romana Ursaria, por la gran cantidad de osos que había en la región. Los visigodos estuvieron asentados también en Madrid, aunque son muy escasos los restos encontrados, algunas joyas de oro, pero ni documentos ni edificaciones se han conservado hasta la actualidad. Se piensa que el asentamiento visigodo se localizaba en los alrededores de la actual calle Segovia, cerca del río y con abundancia de recursos. Era un paraje inmejorable, las edificaciones se levantarían a lo largo del curso del arroyo, con las callejuelas y casas encaramándose en las laderas de los dos cerros, tanto hacia el norte como al sur.

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