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Datos principales


Rango

América borbónica

Desarrollo


Sufrió un estancamiento después de su gran expansión en la centuria decimoséptima, por causas muy diversas. Una de las más importantes fue su ubicación en lugares del interior, para evitar que sirviera de apoyo a los piratas y bucaneros. Resultaba por ello muy difícil exportar ganado en pie, dada la pésima red vial existente en Hispanoamérica. Sólo resultaba rentable criarlo en lugares desde donde se pudiera llevar fácilmente hasta los centros de consumo (sobre todo mineros), como en Guadalajara (donde existían 2,5 millones de cabezas de ganado vacuno) o en las provincias de Córdoba y Tucumán (desde donde se llevaba abundante vacuno y 70.000 mulas anuales al Alto Perú). Grandes bolsones de ganado existentes en Venezuela, Nueva Granada y Centroamérica, alejados de las zonas portuarias, entraron en decadencia. En los hatos venezolanos había, a fines del siglo XVIII, más de un millón de cabezas de ganado vacuno, 180.000 de caballar y 90.000 de molar, y en las haciendas neogranadinas de Casanare había 46.298 cabezas vacunas y 4.989 de caballar en el año 1767. La carne fresca se consumía en los mercados regionales próximos, exportándose pequeñas partidas de tasajos. El Río de la Plata logró organizar el envío de carne salada a Cuba, destinado a alimentar la mano de obra esclava. De la ganadería vacuna se utilizaba, sobre todo, el cuero (algo también sebo y astas), que era lo exportable. En 1796, Buenos Aires reexpidió 875.000 cueros al pelo y Venezuela 120.000. En México, Perú, Quito y Nueva Granada había, además, una buena cabaña ovina que suministraba la materia prima a los obrajes, pero fue disminuyendo a medida que se hundía la industria de fabricación de paños.

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