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Datos principales


Rango

civilización minoica

Desarrollo


La isla de Creta destaca por la diversidad de su medio geográfico. A todo lo largo, una cordillera divide la isla por su mitad, con tres macizos montañosos: al oeste las montañas Blancas con el pico Leuka (2.452 m), el monte Ida (2.456 m) y el Macizo de Psiloriti en el centro y los montes de Lasithi al este, con la cumbre Dikté (2.418 m). La consecuencia clara es la gradación escalonada de terrazas y valles desde el centro hacia el mar, de forma abrupta (la isla tiene tan sólo unos 45 kilómetros en su parte más ancha). La gradación geológica tiene también su trasunto en el clima y, por ende, en la fauna y la flora. En general, la isla se divide en varios ambientes: valles y llanuras costeras de gran fertilidad; bosques de cipreses, encinas y pinos en las laderas; montículos y colinas cubiertas de matorral y pasto; tierra estéril de las montañas y altiplanicies, generalmente cubiertas de nieve en invierno y, por último, desfiladeros y torrenteras, de difícil acceso y sin utilidad para el ganado. Aquí y allá, abundantes picachos y cuevas salpican todo el paisaje cretense. En las zonas montañosas, la caza permitía obtener venados, jabalíes, el íbice cretense (una característica cabra de largos y retorcidos cuernos) y una amplia serie de volátiles. Del mar se obtenía todo tipo de productos, aunque los mejores caladeros eran poco visitados, por hallarse en la zona sur y suroeste, en el mar de Libia, donde la costa es muy abrupta y no permite la construcción de puertos.

Dentro del medio físico griego, en general no muy bien dotado para la agricultura intensiva de alto rendimiento, Creta es, en cierta medida, una excepción. Desde el Neolítico, la llanura de Mesará y las franjas costeras del noreste y norte de la isla han proporcionado buenas cosechas, sobre todo de las especies que componen la denominada tríada mediterránea: trigo, vid y olivo. Además de ciertos frutales (manzanos, perales y almendros), la tierra proporciona otros productos, como miel, azafrán y algunas leguminosas (garbanzos y guisantes). La ganadería ha dejado sus huellas con huesos de cabras, cerdos, un bóvido de largos cuernos, además del ganado vacuno tradicional, y el asno. Las aves de corral no eran conocidas en la Edad de Bronce cretense. La navegación experimentó un gran impulso en la etapa minoica. Los largos barcos cicládicos eran movidos únicamente a fuerza de remos, y en los barcos cretenses, profusamente representados en sellos y pinturas parietales, se incorpora la técnica de navegación a vela con un gran mástil central y una enorme vela rectangular, además de continuar con la utilización de los remos. El dominio del mar ejercido por los minoicos es fundamental para comprender el desarrollo de su economía, su hábitat y la evolución artística. La sociedad minoica de la Edad de Bronce no estaba dividida, aunque sí jerarquizada. Los diferentes estratos sociales vivieron en perfecta armonía, organizando una economía desde los grandes palacios, verdaderos centros administrativos.

La base del poder de estos palacios estaba en su capacidad de atesorar los excedentes de producción agrícola, organizar la actividad comercial y la defensa a través de la flota, y producir objetos artesanales en sus talleres. Además, se constituyeron en los centros religiosos, controlando las actividades ceremoniales del culto. En definitiva, el palacio es una mezcla del taller con el trono, del almacén con el santuario y de la política con la ceremonia religiosa. El perfecto funcionamiento de este esquema social y económico se deduce del panorama artístico y arqueológico, en un reflejo carente de hechos guerreros o de estructuras de dominio por medio de la violencia. Los niveles de destrucción de los palacios corresponden a movimientos sísmicos, sin que haya ninguna huella de conflictos interiores de cualquier tipo. La ausencia de fortificaciones delata la efectividad de la flota, verdadera muralla de madera que protege la isla. En esta sociedad se ha querido ver el origen del carácter del humanismo e individualismo, aportación griega al espíritu occidental, ya que la cultura minoica pervivió en un buen número de aspectos en el alma griega, a través incluso de las siguientes etapas de barbarie y destrucción, aunque la mayor parte de esta pervivencia consistió en los relatos mitológicos de la Grecia Clásica. En ellos se ve la reacción de sorpresa y admiración que les merece una época mítica, la Edad de Oro, con sus leyendas del rapto de Europa, del justo y sabio Minos, la pasión contra natura de Pasifae, la destreza e ingenio de Dédalo, de Minotauro y Teseo, del hilo de Ariadna ....

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