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Datos principales


Rango

Ocaso

Desarrollo


Por el pílono se accede a un patio cuadrado abrazado por tres lados por un pórtico doble de columnas papiriformes cerradas, que un día sostuvieron un techo de madera. El pórtico del fondo se encuentra realzado, como el resto del templo. Las columnas ostentan las cartelas del nombre de Herihor con el aditamento de Hijo de Amón, que en las escenas de culto del interior del templo aparece en compañía de Ramsés XI en el sacrificio de los dioses. Aquí en el patio, se le ve también en el muro occidental, como capitán de la nave regia, remolcando a la de Amón en la procesión fluvial, entre las danzas festivas del pueblo de las dos orillas. En el muro frontero, el del este, llama la atención el relieve que representa al Segundo Pílono de Karnak como entonces se encontraba. Con su primer pílono inacabado, de más de 100 metros de ancho, determinante de la anchura del patio, bien merece éste conservar el calificativo que le dio Champollion cuando le llamó la "Grande Cour du Palais". Hemos de referirnos aquí de nuevo a él por ser el único lugar del Egipto de hoy que permite evocar un conjunto monumental que en su tiempo ofrecían las obras de las Dinastías XXI a XXV, pues incluso la Columna de Taharka, desmontada y restaurada en 1928, es la mejor muestra arquitectónica que de los etíopes subsiste. El Pílono I y el doble Pórtico de los Bubástidas dan la pauta de lo que entonces se llevó a cabo tanto aquí, en el sur, como en el norte del país.

Conjuntos semejantes, hoy arrasados, podían verse entonces en las ciudades del Delta. En todas partes era patente un afán de continuidad, tanto por parte de los sacerdotes de Tebas, el centro político y religioso más importante del país, como de sus colegas de Tanis. Estatuaria regia de gran porte apenas subsiste. Aun la estatua de Pinediem, la más notable del Patio I, plantea la duda de si es un original de su tiempo o una obra usurpada a un faraón de la Dinastía XVIII como suponía Legrain. Los relieves del muro sur del mismo patio conmemoran el triunfo de Sheshonk en Palestina y muestran un loable esfuerzo por no desmerecer en la vecindad de los de Tutmés III y Ramsés II que se hallan en sus proximidades. También uno de los Osorkon dejó en Karnak una estatuiIla agachada como oferente de una barca, imitando un tipo creado para Ramsés II. Si la época no se sentía con empuje para acometer empresas dignas de las grandes épocas pasadas, supo conservar e incluso elevar el nivel técnico de sus artes industriales. Este es el caso especialmente de la escultura en bronce, cuya excelencia se pone de manifiesto en una serie de estatuas y estatuillas perfectamente fundidas en hueco, soldadas y provistas a menudo de primorosas decoraciones damasquinadas. El auge de esta producción se inicia en el siglo IX, de modo que, pensando en Grecia y en el resto del Mediterráneo, se puede barruntar de dónde partió el incentivo para las florecientes escuelas de broncistas que pronto surgirían en estos países. Egipto y Urartu daban las pautas.

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