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Personaje Músico
Durante su juventud realizó un recorrido por Europa para completar su formación musical. Aunque es cultivador de varios géneros, se decanta por la ópera. Al inicio de su carrera continúa la tradición italiana, Gluck pasaría a la historia por sus aportaciones a la ópera barroca. Fue nombrado director del teatro de la Corte de Viena. En sus trabajos concede especial importancia a la declamación y los coros, además de trasmitir al espectador el estado psicológico de sus personajes. La recreación de los sentimientos y las emociones fueron el principal objetivo de sus creaciones. Tras sufrir una apoplejía y quedarse paralítico de un brazo recibió la ayuda de Salieri, su alumno, que escribía las óperas de su maestro. Compuso 107 obras enmarcadas en el movimiento romántico. De ellas destacan: "Orfeo y Eurídice", "Alceste" (1767), "Ifigenia en Áulide", "La fiesta de Apolo" y "Paris y Helena", entre otras.
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Apodado "Jimmy", su construcción comenzó en 1939, siguiendo las directrices del gobierno norteamericano para fabricar un máximo de dos modelos diferentes por cada tipo de vehículo, para racionalizar y organizar el sistema de repuestos y las reparaciones. Cuando Gran Bretaña entró en la Guerra y antes de que lo hicieran los Estados Unidos, en virtud de la Ley de Préstamo y Arriendo estos camiones le fueron suministrados, siendo utilizados por los británicos en todos los campos de combate en los que estuvieron presentes. También intervinieron en el Frente Ruso. Su más importante papel lo desarrollaron a raíz del desembarco de Normandía, permitiendo un rápido despliegue de tropas y material.
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Botado en 1936 junto con su gemelo el Scharnhorst, juntos participaron en el bloqueo a Inglaterra decretado por Alemania, consiguiendo hundir el portaaviones británico Glorious. Atracados en el puerto francés de Brest fueron atacados por la aviación aliada en 1941, resultando dañados. Un año más tarde ambos buques rompieron el bloqueo junto con el Prinz Eugen y se dirigieron a los puertos del Norte de Alemania, no sin pasar grandes dificultades. Tras atracar en Kiel, nuevamente sufrió un bormbardeo aéreo por parte de la RAF, por lo que hubo de ser trasladado al puerto de Gdynia. Dado de baja en 1942, en 1943 se planteó hacerle algunas mejoras para conseguir que fuera de nuevo operativo, opción que finalmente no se produjo. En marzo de 1945 fue hundido para bloquear el puerto de Danzig, pero los soviéticos lo reflotaron y desguazaron entre 1947 y 1951.
termino
acepcion
Religión mística que surge en el siglo III y tiene sus raíces en el Cristianismo.
contexto
La muerte de al-Mansur no marcó una ruptura porque su hijo Abd al-Malik le sucedió sin problemas. Ya llevaba el título de hayib, que conservó cuando llegó al poder como demuestra la inscripción del cofre de marfil llamado de Leyre, fechado en el año 395/1004-1005. Llevaba entonces el laqab (título) de Sayf al-Dawla (La espada del Estado) copiado de los títulos que llevaban en Oriente los hamdaníes y los buyíes. En el 1003, mandó ejecutar al esclavón Tarafa y a al-Yaziri, un poeta de la corte, por haber intrigado contra él. Más significativo que esta oposición secreta -probablemente mal coordinada debido a las rivalidades entre clanes o entre personas, pero peligrosa ya que seguía existiendo en los ambientes dirigentes- fue el nuevo complot urdido en el año 1006 por el visir árabe, Isa b. Sald al-Yahsubi, llamado Ibn al-Qatta', al que había confiado la dirección de la administración civil. Impulsado por las viejas familias cordobesas de los clientes omeyas como los Bahu Hudayr y los Banu Futays, se oponía a los saqaliba y proyectaba eliminar a la vez a Abd al-Malik y al califa Hisham y sustituir a este último por un nieto de Abd al-Rahman III, Hisham b. Abd al-Yabbar. Estos proyectos fracasaron y tanto el visir como el pretendiente omeya fueron ejecutados. Igual que su padre, Abd al-Malik realizó grandes expediciones contra la España cristiana, tanto en Cataluña (1003) como en Castilla (1004), León (1005) y en la zona pirenaica (1006) con ejércitos en los que los altos cuadros saqaliba tuvieron un papel todavía más destacado que en la época de su padre, pero que seguían contando con muchos mercenarios y voluntarios magrebíes. En el 1007 habría aplastado al fuerte ejército cristiano formado por una coalición dirigida por el conde de Castilla Sancho García, lo que le permitió hacerse con la fortificación de Clunia, sobre el río Duero. Considerada una campaña especialmente gloriosa, fue seguida por grandes festejos en Córdoba y el califa concedió a Abd al-Malik el título de al-Muzaffor, parecido al que llevaba su padre. Conviene resaltar que, contrariamente a lo que se suele creer, no parece que al-Mansur ni su hijo hayan llevado los laqabs de tipo califal, es decir, con el nombre de Allah. En ningún documento oficial figuran las formas de al-Mansur bi-Llah o al-Muzaffar bi-Llah. Esto se ve claramente en el diploma del año 1006 por el que el califa Hisham al-Mu'ayyad bi-Llah concedía a Abd al-Malik, al que no trataba como hayib sino como Espada del Estado, (Sayf al-Dawla), conforme al sobrenombre honorífico que llevaba, el derecho de llevar simplemente el título de al-Muzaffar. Estas precauciones probablemente no eran inútiles, como demostrarían los acontecimientos de los años siguientes. Para utilizar nuevamente la expresión que he usado al comienzo de este capítulo, los resortes de este régimen eran demasiado tensos. Tras la fachada impresionante del régimen amirí, subsistía la contradicción fundamental entre el poder real de los amiríes, que aumentaba cada vez más y el poder legitimador del califato omeya que se iba reduciendo a un simple símbolo, pero al que seguía atada en la misma esfera de poder, una aristocracia nutrida vinculada al antiguo orden y temerosa de verse desposeída a causa del alza de advenedizos y nuevos grupos, principalmente los saqaliba. Ideológicamente, no era posible desvincularse del ideal de un califato al que los amiríes no podían aspirar. Por otro lado, la población de Córdoba, en general, seguía fiel a un régimen omeya en cuyo marco se había desarrollado la vida política desde hacía dos siglos y medio. Al contrario que su padre y su hermano, el tercer amirí, por no haber tenido el sentido político que le aconsejara no ir más allá de los límites alcanzados, iba a provocar la catástrofe política de comienzos del 1009, unos meses después de la muerte de Abd al-Malik al-Muzaffar, acaecida en el 1008, en unas condiciones poco claras, cuando el hayib iba al frente de su séptima campaña contra los cristianos.
contexto
A pesar de su edad cuando accedió al gobierno, 51 años, y de sus relaciones familiares (hijo de Druso, hermano de Germánico, sobrino de Tiberio y tío de Calígula), Claudio había tenido una escasa participación en la política. Algunos defectos físicos (tartamudez y cojera) debieron contribuir a que orientara la mayor parte de su actividad al estudio, con preferencia al conocimiento del pasado de Roma, de Cartago y de Etruria; conocía bien la lengua etrusca y escribió obras sobre la historia de Cartago y de Etruria, que no han llegado a nosotros. Los autores antiguos no fueron muy benévolos al referirse a Claudio, ante todo por las innovaciones introducidas en la administración pública y por otros comportamientos políticos que condujeron a una relativa marginación de los senadores. La historiografía moderna (Scramuzza, Momigliano, Lebick), menos apasionada, está comprobando que Claudio mantuvo una línea coherente en su política destinada a consentir una sustancial mejora de la administración y a resolver serios problemas pendientes de la política exterior y provincial. Se ha resaltado que el modelo político de Claudio fue Augusto, aunque otros como Lebick prefieren insistir en el intento de Claudio por imitar la figura de César. Como sucede siempre en estos casos de atribución de modelos a jefes de gobierno, las equivalencias nunca son completas siempre que un gobernante pretenda incidir, como lo hizo Claudio, sobre la situación de una época que nunca fue igual a la anterior. El modelo augusteo de su gobierno se hace presente en muchas de sus intervenciones políticas. Así, frente a los componentes ideológicos de orientalismo presentes en Calígula, Claudio se mantuvo apegado a las tradiciones occidentales. Significativo fueron los rasgos de su política religiosa: hizo desaparecer los restos del druidismo en las Galias, expulsó de Roma a los judíos, persiguió a los astrólogos y protegió decididamente la tradición religiosa romana (celebración de los ludi saeculares, aplicación del ceremonial antiguo en la ampliación del pomoerium de Roma, propaganda del culto a los dioses públicos de Roma así como de Fortuna, divinidad que simbolizaba su gobierno... ). Tampoco admitió que le concedieran honores divinos en vida. Y Augusto fue el modelo de su política militar, de su labor municipalizadora y de su política exterior, salvo la campaña destinada a la anexión de Britania, que recuerda ciertamente al proyecto de César, pero que también admite explicaciones desde la lógica interna de su política de fronteras.