Figurita de hueso hallada en el dolmen de Valenciana de la Concepción, Sevilla
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Las manifestaciones artísticas, que en otras culturas o momentos corresponderían al modelo de esculturillas, en el Calcolítico se sustituyen por los denominados ídolos .Salvó contadas excepciones, estos objetos proceden de contextos funerarios y dada la reiteración de sus atributos y del sexo femenino, tienden a identificarse con la divinidad megalítica, especie de diosa, protectora del muerto, o regeneradora y omnividente, caracterizada por sus grandes ojos a manera de soles, arcos superciliares muy marcados, tatuajes faciales, cabellera en series verticales de zigzags y, en muchos casos, representación esquemática de los adornos o el ropaje a base de esquemas geométricos.Este es el denominador común plasmado en multitud de siluetas, que oscilan desde la delimitación del contorno correspondiente a la cabeza, diferenciada del tronco, con o sin representación de los brazos, hasta simples placas rectangulares u objetos cilíndricos, pasando por morfologías más extrañas, que en no pocas ocasiones carecen de cualquier referencia corpórea o decorativa que rebase la estrangulación de la silueta.El hueso y una diversidad de materias líticas (areniscas, piedra calcárea, alabastro, pizarras) e incluso marfil y arcilla sirven de soportes a estos ídolos de variada tipología, catalogados o tipificados en una serie de números, que agrupan sistemáticamente la diversidad de nombres otorgados en función de la silueta, particularidades de la decoración, la forma o la materia.