Gran Bretaña, E.E. U.U. y el imperialismo

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Después de la independencia, las potencias europeas y Estados Unidos empezaron a hacerse presentes en la región con una cierta frecuencia. El principal argumento utilizado era la defensa de sus súbditos en peligro o la necesidad de que los gobiernos pagaran las deudas que tenían contraídas con los mismos. Convertirse en extranjeros era en ciertas ocasiones el mejor recurso para cobrar a unos gobiernos que veían como sus arcas estaban prácticamente vacías durante la mayor parte del tiempo. Junto con Gran Bretaña y los Estados Unidos, Francia tuvo un activo protagonismo en la historia de las invasiones a América Latina, seguida por España, Italia y Alemania. Hasta la primera mitad del siglo, y en más de una oportunidad, México, el Río de la Plata y Nueva Granada sufrieron el bloqueo de ingleses o franceses. Por su parte América Central y, nuevamente, México, enfrentaron el problema de las agresiones de los Estados Unidos.Más de una vez fueron algunos sectores de las propias elites nacionales los que convocaron a las potencias extranjeras en su auxilio, dada su incapacidad para resolver los problemas interiores. Este fue el caso de los uruguayos que reclamaron el auxilio de Brasil entre 1817 y 1825, fin su enfrentamiento con los gobernantes de Buenos Aires y también el de los exiliados argentinos en Montevideo, que se aliaron infructuosamente con los franceses para poder derrotar a la dictadura rosista.En muy poco tiempo, Gran Bretaña se consolidó como la primer potencia extranjera con influencia real en la región.

Sus intereses eran múltiples y variados y las relaciones con el gobierno británico eran cultivadas por los diversos gobiernos latinoamericanos. La prudencia británica en la forma de llevar sus relaciones permitió que éstas se asentaran sobre bases muy sólidas y poco coyunturales.A mediados de siglo la posición de los Estados Unidos comenzó a hacerse más fuerte, especialmente en México, América Central y el Caribe. Desde la formulación de la doctrina Monroe el interés por los territorios vecinos fue en aumento y de esa época se puede señalar la guerra que sostuvo con México, sus deseos expansionistas sobre Cuba y el tratado de 1850 con Gran Bretaña para solucionar el contencioso que oponía a ambas potencias por la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua. El expansionismo norteamericano tuvo una de sus motivaciones en la puesta en explotación de los yacimientos auríferos californianos y en la necesidad de asegurar las comunicaciones con el Pacífico. En ese contexto América Central resultaba clave.En 1836 había estallado la guerra en Texas. Los colonos del sur de Estados Unidos que allí se habían instalado, favorecidos por el federalismo de los gobiernos liberales, rechazaron la vuelta al centralismo que querían imponer los conservadores. Santa Anna intentó someter a los rebeldes, pero tras su victoria pírrica en El Alamo sufrió una gran derrota en San Jacinto. Los texanos se independizaron pero no fueron reconocidos por el gobierno mexicano, pese a la postura contraria de Alamán, que intentaba crear un estado tapón que, con el respaldo británico, frenara el expansionismo norteamericano.

En 1845 estalló la guerra con Estados Unidos y los liberales moderados mexicanos llamaron a Santa Anna para que se hiciera cargo del ejército nacional. En poco tiempo los norteamericanos ganaron la guerra, que se completó con la captura de la capital. La paz de 1848 le supuso a México perder casi la mitad de su territorio, que fue a parar a manos norteamericanas. En 1838, las tropas francesas habían invadido México para reclamar indemnizaciones a favor de aquellos súbditos galos que se habían visto afectados por las guerras civiles mexicanas. Los franceses obtuvieron lo que buscaban, pero gracias al enfrentamiento con el ejército mexicano fabricaron un mártir: el general Santa Anna, que perdió una pierna a raíz de un cañonazo francés. La gran invasión francesa se produciría tras la recuperación por parte de Juárez del control de la ciudad de México, cuando los acreedores europeos presionaron a sus gobiernos para que obligaran al gobierno liberal a hacerse cargo de las deudas acumuladas por los conservadores. Dada su falta de dinero, Juárez se negó a pagar y en julio de 1861 declaró la cesación de pagos. El 31 de octubre de 1861, Francia, Gran Bretaña y España firmaron la Convención Tripartita para invadir México. Pero, como ya se ha visto, los británicos y españoles rompieron muy pronto su alianza, tras la ocupación de Veracruz.

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