Sancho I

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Datos principales


Alias

Sancho I el Craso

Tipo

Político

País nacimiento

León

Cargo

Rey

Desarrollo


Sancho el Craso era hijo de Ramiro II y de la princesa Urraca de Navarra, nieto por lo tanto de la reina Toda y de Sancho Garcés I. Se le denomina el Craso por su deforme obesidad que curó en una visita a la corte de Abd al-Rahman III, según narra Angeles de Irisari en su libro "El viaje de la reina". Al subir al trono su hermano Ordoño III encabezó una rebelión que contó con el apoyo de su abuela, el conde Fernán González y diferentes nobles gallegos, rebelión que acabó en fracaso. Sin embargo, la muerte de Ordoño sin herederos legítimos motivó que Sancho se alzara con la corona. Su reinado puede dividirse en dos periodos, quebrantado por el breve reinado de Ordoño IV. La primera etapa se desarrolla entre los años 956-958 y en ella se pone de manifiesto la fuerte presión de Navarra y el conde Fernán González hacia el monarca leonés. Para soportar esta presión debía granjearse la amistad de los nobles gallegos y astur-leoneses, empresa que el rey no realizó satisfactoriamente. Para afianzarse en el poder recurrió a la iniciativa militar contra Córdoba de la que salió mal parado. Los magnates leoneses y Fernán González conspiraron para aupar en el trono a Ordoño IV, renunciando Sancho a su corona y refugiándose en Pamplona. Sería en estos momentos en los que Sancho viajó a Córdoba para seguir un duro tratamiento adelgazante.

En la capital andalusí firmaría un convenio con el califa por el que Sancho se comprometía a entregar diez fortalezas del Duero a cambio de colaboración militar. Recuperada la forma física, Sancho se puso al frente de un potente ejército cordobés que cruzaba la línea del Duero. Las tropas navarras atacaban al mismo tiempo al conde Fernán González y los nobles leoneses brindaban su apoyo al legítimo rey. En el año 960 Sancho recuperaba su trono y Ordoño IV huía a Burgos. De esta manera se iniciaba el segundo reinado de Sancho I, negándose a entregar las fortalezas prometidas al califa y poniéndose al frente de una gran alianza anti-cordobesa formada por Fernán González, García Sánchez I de Navarra y los condes de Barcelona Borrell y Mirón. La reacción cordobesa no se hizo esperar y provocaron la petición de una tregua por parte de los cristianos, afianzándose la supremacía islámica sobre los reinos del norte. Si la situación exterior no había sido favorable a Sancho, en el interior volvieron a abrirse las ansias independentistas de castellanos y gallegos, dirigidos por Fernán González y el conde Gonzalo Menéndez, respectivamente. La muerte sorprendió a Sancho sin resolver el conflicto, posiblemente envenenado por una manzana ponzoñosa suministrada por el conde Gonzalo.

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