Josefa de Ayala

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Datos principales


Alias

Josefa de Óbidos

Tipo

Pintor

Fecha nacimiento

1630

Lugar nacimiento

Sevilla

País nacimiento

España

Fecha muerte

1684

Lugar muerte

Óbidos, Portugal

Cargo

Pintora

Desarrollo


La pintora portuguesa más importante de la segunda mitad del siglo XVII fue Josefa de Ayala, luego llamada Josefa de Óbidos. Su padre, Baltazar Gómez Figueira, miembro de una familia en buena posición económica natural de Óbidos, se mudó a Sevilla para seguir la carrera militar, pero terminó trabajando como pintor en el taller de Francisco Herrera el Viejo. En esa localidad contrajo matrimonio con Catarina de Ayala Camacho. Josefa nació en Febrero de 1630 y fue apadrinada por el pintor sevillano Francisco de Herrera. Tres años más tarde sus padres regresaron a Portugal y no se sabe con certeza si la niña se fue con ellos o se quedó junto a su padrino y su abuelo materno. Josefa tuvo siete hermanos, tres de los cuales fallecieron precozmente. Hacia 1644 la joven se encontraba instalada en Coimbra, en el convento agustino de Sant'Ana, como "doncella emancipada de sus padres", recibiendo educación religiosa y los primeros rudimentos artísticos, pero no siguió el camino religioso. Su padre fue llamado a pintar en esta ciudad universitaria, donde realizó grandes obras caracterizadas por un fuerte naturalismo tenebrista que ejercieron mucha influencia en el trabajo de Josefa. Las primeras obras de la artista, realizadas en Coimbra en el ambiente conventual, como los grabados de "Santa Catalina" y de "San José", de 1646, muestran su destreza manual y sus trabajos pintados sobre cobre, "Casamiento Místico de Santa Catalina" (Museos de Lisboa y Porto) y "San Francisco y Santa Clara adorando al Niño" (1647, colección particular), evidencian su ya desarrollada habilidad con el pincel en la elaboración de este tipo de miniaturas y su buen manejo del contraste de claroscuros, siguiendo los cánones de la pintura sevillana bajo la orientación de su padre.

El estilo de Josefa parte de la influencia del naturalismo tenebrista de Baltazar y adquiere una personalidad propia, siendo definido como "sui generis", reflejo de una particular intuición poética, de paleta suelta y libre de imposiciones académicas. Tras la muerte de su padre, en 1674, tuvo que realizar con más frecuencia encargos públicos para mantener a su madre y dos sobrinas huérfanas que vivían con ella. Esta podría ser la razón por la cual algunos de sus trabajos de temas religiosos y bodegones tardíos presentasen cierta dureza en la composición y cansancio en la pincelada. Josefa fue considerada un caso muy raro en su época. En Portugal no se había visto nunca que una mujer se ganara la vida ejerciendo el oficio de pintora; y mucho menos hacerse famosa y rica por ello. Josefa nunca contrajo matrimonio, sin embargo amasó cierta fortuna que le permitió ser propietaria de grandes extensiones de tierra. Josefa murió en Óbidos en 1684, a los 54 años, y fue enterrada en la iglesia de San Pedro

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