Eduardo VII

Reina de Inglaterra (Palacio de Kensington, 1819-Castillo de Osborne, 1901). Bajo su mandato, Inglaterra conoció una estabilidad que no había experimentado con sus predecesores (Jorge III, Jorge IV y Guillermo IV). Ocupó el trono en los años del máximo esplendor inglés, durante la Segunda Revolución Industrial y las colonizaciones de Asia y África. Con primeros ministros como Melbourne, Peel, Russell, Palmerston, Gladstone o Disraeli, Inglaterra experimentó profundas transformaciones, avanzando en su proceso democratizador (reforma electoral, Trade Unions) y en su papel hegemónico mundial.

Fueron precisamente la solidez y prestigio de las instituciones y en primer lugar de la Monarquía y del Parlamento, y esa impregnación liberal de la conciencia colectiva, los factores que hicieron que la política británica se adaptara sin violencia, casi naturalmente, a la irrupción de las masas en la vida pública, y que la transición hacia la democracia moderna fuera allí tan ordenada como había sido la evolución liberal a lo largo del siglo XIX.