Constantino VI

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Datos principales


Tipo

Político

Cargo

Emperador

Desarrollo


La prematura muerte de León IV el 8 de septiembre de 780 dejaba a su hijo Constantino VI en el trono, con diez años de edad. Será su madre, la emperatriz Irene quien se encargue de la regencia. Tuvo que hacer frente a una conspiración dirigida por Nicéforo, resuelta satisfactoriamente por la regente. La restauración del culto a las imágenes será el siguiente paso a realizar, puesto en marcha de manera lenta y precavida. A finales del año 784 fueron hechos públicos los planes del gobierno: se convocó un concilio ecuménico que debía restablecer el culto a las imágenes. Tuvo lugar en Nicea entre el 24 de septiembre y el 13 de octubre del año 787 y en él se condeno la iconoclastia como herejía y se restauró el culto a las imágenes. Cuando Constantino alcanzó la edad de gobernar solo, su madre quiso mantener las riendas del poder lo que motivó que un importante grupo de oposición se agrupase alrededor de Constantino. Irene consiguió eliminar una revuelta en la primavera de 790 y exigía ostentar la supremacía en la soberanía. Las tropas de Asia Menor apoyaron al joven Constantino y la emperatriz tuvo que abandonar el palacio pero a los dos años recuperaba el poder. Durante este tiempo Constantino dirigió una serie de campañas en la frontera búlgara, sufriendo una contundente derrota cerca de Markellai. La huida del emperador del frente de batalla no ayudó a subir la decaída popularidad del joven Constantino. El pago de un fuerte tributo será la solución a este conflicto. Un nuevo movimiento favorable al césar Nicéforo fue rápidamente apagado con el cegamiento de los líderes, lo que motivó el estallido de una revuelta en Armenia. Para sofocar esta rebelión el emperador de nuevo recurrió a la crueldad. Paulatinamente Constantino iba perdiendo sus apoyos, viendo como los "ortodoxos" le retiraban su confianza al repudiar a su esposa, la bella María, para casarse con su amante, Teodora. El 15 de agosto de 797 era cegado por orden de su madre y nadie movió un dedo por él. Irene conseguía su propósito: gobernar el Imperio en solitario.

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