Abd al-Rahman Ben abd-Allah Al-Gafiqí

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Datos principales


Tipo

Fecha muerte

732

Lugar muerte

Poitiers

Cargo

Emir

Desarrollo


Abd al-Rahman ben Abd Allah al-Gafiqí fue emir de al-Andalus de manera interina en el año 721, siendo designado para el mismo cargo en el año 730. Al igual que sus antecesores se interesó por extender el Islam más allá de los Pirineos, bien fuera a través de expediciones de castigo bien a través de campañas dirigidas a una ocupación efectiva. De esta manera se habían hecho algunas incursiones en territorio francés llegando a sitiar ciudades como Lyon, Aviñón o Tolosa. Anbasa se apoderó de Carcasona y Nimes, alcanzando el monasterio de Moissac. Con estos antecedentes cuando Abd al-Rahman ben Abd Allah al-Gafiqí era nombrado emir de manera efectiva puso todo su empeño en realizar una exitosa expedición por tierras francas. Partiendo de Cataluña, cruzaron la Gascuña, el Poitou y la Turena, derrotando cerca de Burdeos al duque Eudes de Aquitania. La ciudad fue saqueada, obteniendo los musulmanes un cuantioso botín. Pero en Burdeos les llegaron noticias de la existencia de un rico tesoro guardado en el monasterio de San Martín de Tours, hacia donde pusieron rumbo. Utilizando la calzada romana llegaron hasta Poitiers donde se producirá la famosa batalla frente a Carlos Martel, en el mes de octubre del año 732. Según cuentan las crónicas francas, ambos ejércitos acamparon en las cercanías de la ciudad y Abd al-Rahman ben Abd Allah al-Gafiqí dio la orden de atacar; la caballería se lanzó contra los francos quienes aguantaron el empuje como una roca.

Hacia las cuatro de la tarde, Abd-al-Rahman se preparó para un nuevo y desesperado ataque contra las líneas francas, con el objetivo de dar el golpe definitivo. El ataque del rey Eudes al campamento musulmán cambio el rumbo de los acontecimientos ya que la formación se rompió y se dirigieron a salvar el botín. Carlos dio orden de ataque a sus soldados y las líneas francas avanzaron. Abd-al-Rahman hacía desesperados esfuerzos para organizar sus tropas. Cuando el emir, rodeado de sus bravos oficiales, cayó bajo las espadas de los cristianos todo el orden desapareció y los restos del ejército musulmán se refugiaron en el campamento. La batalla estaba perdida y los musulmanes huyeron aprovechando la noche.

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