El valle del Lacio era una llanura que ofrecía excelentes condiciones para la explotación agrícola y ganadera, además de estar abierta al mar y ser punto de confluencia de varias vías terrestres, factores que propiciaron un rápido desarrollo económico de la región. Allí habitaron los antiguos latinos desde los comienzos del I milenio y se desarrollaron una serie de importantes ciudades -Preneste, Tibur, Gabii y Alba Longa- con las que se relacionará Roma.