Amenofis IV

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Datos principales


Tipo

Político

País nacimiento

Egipto

Cargo

Faraón

Familia

XVIII Dinastía

Desarrollo


El sucesor de Amenofis III será su hijo Amenofis IV. Su reinado ha pasado a la historia envuelto en un halo de controversia debido a las transformaciones culturales y religiosas que se llevan a cabo. El reinado de Amenofis IV duró apenas veinte años, manifestándose en él una verdadera revolución religiosa al sustituir el culto de Amón por el de Atón. La religión de Amón era demasiado exclusivista de Egipto en un momento de máxima expansión territorial en Asia y de unión interracial. Con el fin de dotar al crisol de pueblos que vivían en sus fronteras de un dios único y valido para todos, Amenofis eligió el disco solar como el dios de una nueva religión, llamándole Atón. Bien es cierto que ya en época de sus antepasados Tutmosis IV y Amenofis III se había empezado a desarrollar el culto a Atón pero Amenofis IV lo institucionaliza. Esta revolución religiosa tiene también ciertas causas políticas ya que el clero de Amón había alcanzado el techo del poder político. Por esta razón, Amenofis abandonó Tebas y creó una nueva capital en la zona central de Egipto llamada Akhet-Atón - la actual Tell el-Amarna -, cambiando su propio nombre por el de Akhenatón. La nueva religión era de tendencia monoteísta y francamente simple. Atón estaba presente en todas las cosas y se le hacían ofrendas directamente, en un patio descubierto.

El rey era el pontífice supremo de Atón y su "profeta" ya que sólo él conocía la doctrina, la interpretaba y la transmitía a los discípulos. El amor a la naturaleza, la alegría de vivir y el pacifismo son las características más representativas de la nueva fe. Desde este momento, Akhenatón se dedicó a perseguir la antigua religión de Amón, borrando su nombre de las cartelas, suprimiéndose el culto de los demás dioses. El final de este "cisma" parece que llegó por influencia de la reina madre Tiy, quien convenció a su hijo para alcanzar una reconciliación con el clero de Amón. Esto provocó la separación de la reina Nefertiti, una de las más firmes seguidoras del nuevo culto. Para calmar los ánimos, Akhenatón nombró corregente a su yerno Semenkhkare, falleciendo al poco tiempo. En cuanto a la política exterior del rey pacifista, nos encontramos con un grave momento del imperio asiático. Los hititas estaban configurando una gran alianza contra Egipto y ampliaban sus territorios sin encontrar apenas resistencia. Los aliados egipcios solicitaban su ayuda infructuosamente mientras los hititas tomaban buena parte de Siria y Palestina. Egipto veía como su imperio pasaba a manos hititas, quienes se convertían en soberanos de la zona norte de Asia. La respuesta vendrá de manos del general Horemheb quien realizó una campaña en Palestina con éxito, por lo que la zona meridional de Asia permanecía en poder de Egipto. La crisis vivida en tiempos de Akhenatón dejará una larga secuela en las tierras egipcias, recuperando el papel preponderante en la política internacional en tiempos de Ramsés II.

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