Sólido de Leovigildo

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Museo

Museo Arqueológico Nacional

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Los reyes visigodos acuñaron sus propias monedas para sustituir a las romanas, y las utilizaron como vehículo de propaganda del poder real representado en ellas simbólicamente. Además, la acuñación de moneda permitió a los reyes controlar la circulación de metales preciosos y facilitar la recaudación de impuestos y el pago a la milicia. El Reino de Toledo sólo emitió monedas de oro. La base era el sólido, del que existía una sola fracción: el triente, que tenía un tercio del valor de aquél y, por tanto, también tres veces menos cantidad de metal. Con el tiempo, la calidad del oro empleado fue descendiendo. No existe constancia de una actividad minera regular en época visigoda, aunque alguna debió haber; pero es también muy probable que se empleasen monedas y joyas romanas confiscadas y refundidas. Leovigildo fue el gran organizador del reino visigodo y el primero en presentarse ante sus súbditos sentado en un trono como símbolo del poder real. Fue también el primero en introducir en las monedas el nombre de los reyes. Su moneda lleva, como las bizantinas, una victoria alada en el reverso, y la efigie sobre un trono o altar, en el anverso. Esta segunda interpretación parece más probable, porque daría sentido a la cruz que aparece entre las cortinas. Una vez más aparecen asociados los símbolos de la monarquía y los de la religión, sintetizando la estrecha relación entre ambos.

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