Siete obras de Misericordia

Datos principales


Autor

Michelangelo Amerighi, Merisi

Fecha

1606

Estilo

Barroco Italiano

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

390 x 260 cm.

Museo

Iglesia del Monte Pío de Misericordia de Nápoles

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La presencia de Caravaggio en Nápoles tras su huida de Roma por acusación de homicidio fue muy breve, tan sólo unos meses. Pero dejó en una de las principales iglesias napolitanas, la del Monte Pío de la Misericordia, este lienzo, que podemos contemplar y que sirvió a los artistas locales como inspiración. La abundancia de figuras y la complejísima composición proporcionaron modelos a emular por todos los pintores que constituirían el foco caravaggista napolitano; entre estos pintores se cuentan el español Jusepe Ribera, il Caracciolo y Mattia Preti. El cuadro era la inmensa pala de altar de la iglesia del Monte Pío. El tema era bastante difícil de plasmar en un sólo lienzo, pues comprende diversas acciones y personajes para dar a entender las siete obras de Misericordia marcadas por la doctrina católica. Caravaggio recurre a una escena callejera, con abundantes personajes, que resumen las siete obras. La llamativa joven amamantando a un anciano es la alegoría de la Caridad Romana de la que parten las siete obras, que al mismo tiempo simboliza las dos primeras obras misericordiosas de ir a visitar a los presos y dar de comer a los hambrientos. Caravaggio habría resumido en estas dos figuras tres conceptos. Tras ellos se ve un diácono y unos enterradores con el extremo de un cadáver en un sudario; aquí se encuentra una tercera obra de caridad, la de enterrar a los muertos. El joven caído de espaldas y medio desnudo representa la curación de los enfermos.

El grupo que está en pie frente a él reúne otras obras: San Martín da su capa a los pobres, simbolizando la quinta obra de vestir a los desnudos. El musculoso personaje vestido con túnica romana del fondo es Sansón, que bebe agua de una quijada de asno, representa la sexta obra, dar de beber al sediento. La última, alojar a los peregrinos, está implícita en las figuras del grueso tabernero y Santiago como un joven y apuesto caballero con el sombrero ornado por la concha de peregrino. Como hemos podido comprobar, el repertorio de figuras y actitudes fue lo suficientemente amplio como para impresionar profundamente a los artistas napolitanos, que tuvieron la ocasión de conocer mucha más obra de Caravaggio si no a través de sus originales, sí por medio de las numerosas copias que circulaban por toda Italia.

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